La historia como autoayuda
La manipulación del chavismo sobre la figura del libertador Simón Bolívar y las vísperas electorales disparan el interés de los venezolanos por el pasado
“Los libros de historia se venden tanto como los de autoayuda, quizá porque en este país se han convertido casi en sinónimos”, dice la historiadora Inés Quintero, profesora de la Universidad Central de Venezuela. La propaganda y la falsificación del pasado nacional por el régimen chavista durante estos 14 años, como demuestra la manipulación de la figura del libertador Simón Bolívar así como la posibilidad de entrar en una nueva era política si la oposición triunfa en las elecciones del próximo domingo, ha disparado el interés de los venezolanos por los avatares de su historia.
En estos días triunfa en siete cines de Caracas la película Tiempos de dictadura, del realizador Carlos Oteyza. La película trata sobre la década de Gobierno del general Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) y desde su estreno hace menos de un mes ya la han visto 82.000 espectadores, una cifra récord en Venezuela para una cinta de estas características. “No esperábamos más de 50.000”, dice Oteyza, que explica el éxito “porque a los venezolanos se les ha enseñado que el pasado no existe. Cada vez que llega alguien al poder quiere refundar el país”.
“La película plantea al espectador un examen de conciencia sobre el pasado y el presente”, continúa Oteyza. “Ver el silencio que guardaban los ciudadanos en los años cincuenta obliga a reflexionar sobre el silencio del presente. Lo mismo ocurre con la utilización de las rentas del petróleo, cómo se empleó en aquella época el dinero cuando Venezuela era el primer exportador del mundo, cuando era un país con cinco millones de habitantes que producía dos millones de barriles al día, y ahora. Entonces se construyeron grandes infraestructuras como la autopista Caracas-La Guaira, que se hizo en cuatro años, y es inevitable que la gente compare con lo poco que ha hecho este Gobierno en 14 años”.
Para el director, “Chávez ha tratado de acabar con el imaginario civil para generar un imaginario patriotero de la independencia. Por ejemplo, ha rebautizado obras públicas de la época democrática como el parque Rómulo Betancourt de Caracas, que ahora se llama de Francisco Miranda, porque Chávez quiere hacernos creer que reencarna aquella gesta de hace 200 años”. Tanto es así que uno de los eslóganes de la campaña del presidente dice “los que quieran patria vengan conmigo” o que pida el voto para garantizar la “independencia” del país.
“El interés por la historia se lo debemos a Chávez y a su intento de reescribirla”, dice Inés Quintero, una de las historiadoras más leídas del país, entre otras obras, por un libro que se convirtió en bestseller, La criolla principal. Quintero recuerda que una revista mensual, a la que no veía demasiado futuro, como Desafío de la historia vende actualmente unos 7.000 ejemplares.
“Nuestros autores más importantes son historiadores”, dice Ulises Milla, director de la editorial venezolana Alfa, que además publica narrativa, estudios políticos, libros de autoayuda. Cerca del 80% de las ventas de esta editorial proponen una reflexión sobre el pasado. “La historia se está revisando desde distintos ángulos y géneros: desde la historiografía, pero también desde la narrativa y desde el periodismo”, dice Milla. Los títulos más buscados de su sello durante el último año han sido La Independencia a palos, de Elías Pino, director de la Academia Nacional de la Historia, con unos 3.000 ejemplares vendidos en el último año y el clásico del historiador Germán Carrera Damas El culto a Bolívar, que con 40 años en las librerías y seis ediciones aún sigue siendo una de las obras más pedidas. “Son cifras muy significativas para el tamaño del mercado venezolano”, añade Milla.
El momento político que vive estas semanas Venezuela ante unas elecciones presidenciales cruciales para el país ha abierto un debate sobre si una victoria del líder de la oposición, Henrique Capriles, dará lugar a una nueva era o se tratará más bien de recuperar el hilo del período democrático iniciado en 1958 con el derrocamiento del dictador Pérez Jiménez. Elías Pino cree que un triunfo de Capriles supondrá una ruptura definitiva con aquel pasado. “Aquella etapa democrática tuvo su última manifestación putrefacta con la victoria del chavismo, que representa todos los vicios del pasado y ninguna de sus virtudes. Ahora se abre un nuevo capítulo”, afirma.
Pino considera que Venezuela está experimentando una auténtica “revolución republicana” y que no hay que tener ninguna nostalgia por el periodo bipartidista de Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y COPEI, socialcristiano, que se alternaron en el poder durante 40 años. Capriles”, añade, “no va a ganar por lo que es sino por lo que no es: providencial, carismático, etcétera. De mesianismo ya hemos tenido bastante”.
La historia que viene está aún por escribir. Como dice Oteyza, los venezolanos han sido durante mucho tiempo “cómplices de las circunstancias y partícipes de la abundancia”. Veremos qué pasa a partir de ahora. Pero de momento, si tuviese que realizar un documental sobre los 14 años de Chávez en el poder, no tiene ninguna duda de qué título le pondría: “Tiempos de propaganda”.
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