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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Solo reírse en el momento adecuado

Para prohibir la blasfemia los Estados musulmanes propugnan una legislación mundial. A cambio de fomentar el respeto del islam Occidente podría pedirles que acepten la libertad de culto y de conciencia que ahora no reconocen.

Cardenal André Vingt-Trois, presidente de la Conferencia Episcopal francesa: “No se puede decir cualquier cosa amparándose en la libertad de expresión”. François Fillon, ex primer ministro de Francia: “Defiendo la libertad de expresión y creo que no se puede ceder un ápice en ese ámbito”.

La publicación de caricaturas del profeta Mahoma desnudo en el semanario del satírico parisino Charlie-Hebdo ha reabierto el debate en Occidente sobre los límites de la libertad de expresión con más agudeza aun que el vídeo islamófobo Innocence of Muslims.

La autoría del vídeo es confusa —se sospecha que fue producido por coptos egipcios exiliados en EE UU— pero la revista satírica tiene un director, unos dibujantes etcétera. Los responsables tienen más visibilidad.

Jean-Marc Ayrault, el primer ministro francés, invitó a todos aquellos que se sienten ofendidos a “recurrir a los tribunales”. Ya le demandaron en 2006 después de que Charlie-Hebdo publicase sus primeras viñetas de Mahoma y perdieron el juicio.

En EE UU la Casa Blanca solicitó a Google, dueño de YouTube, que retirase el vídeo, pero se negó a ello aunque bloqueó al acceso a Innocense of Muslims desde cuatro países (India, Indonesia, Egipto y Libia).

Ahora Google se enfrenta a una nueva amenaza, la del rey Abdalá de Arabia Saudí, que amenazó hoy con bloquear el acceso a toda la web de YouTube si no suprime el enlace al vídeo “blasfemo”.

La difusión del vídeo provocó una decena a muertos en Oriente Próximo, empezando por el embajador de EE UU en Libia, daños materiales, pánico entre la minoría copta de Egipto y hasta la destrucción de la parroquia y del colegio católico de Zinder, en Níger, un país en el que no se registraban enfrentamientos confesionales.

Ahora Francia teme que sus ciudadanos, embajadas, colegios y empresas sean también blanco de la ira de los musulmanes. Las familias de los seis rehenes franceses en manos de la rama magrebí de Al Qaeda tiemblan por su suerte.

El riesgo de que las caricaturas de Charlie-Hebdo inciten a extremistas a asesinar a franceses y, en general, occidentales es tan alto que hubiese sido preferible aplazar su publicación. “¿Podemos reírnos de todo? Depende del momento”, señaló ayer Érik Izraelewicz, director del diario francés Le Monde.

No es ahora el momento. La libertad que conlleva la primavera árabe ha dado alas a los salafistas e Internet propaga a la velocidad del rayo noticias sobre vídeos y viñetas blasfemos que casi nadie ve, pero que fomentan manifestaciones violentas.

Para estar en sintonía con un sector de su opinión pública y porque además hieren sus convicciones religiosas, muchos regímenes de países musulmanes también fustigan las caricaturas. Propugnan, como lo hizo la Liga Árabe hoy, adoptar una legislación mundial contra la blasfemia.

La propuesta de formular recomendaciones —no de introducir medidas coercitivas— merecería ser estudiada si, a cambio, los Estados musulmanes estuviesen dispuestos a aceptar la libertad de culto y de conciencia que permitiese, por ejemplo, al millón de inmigrantes filipinos en Arabia Saudí acudir a misa el domingo. Es poco probable que acepten el trato.

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