La mayoría de los mineros de Sudáfrica continúa en huelga a pesar del ‘ultimátum’
La empresa había amenazado con despedir a aquellos que este lunes siguieran en huelga Lonmin, la compañía con sede central en Reino Unido, extiende el plazo hasta el martes "Es mejor morir que trabajar por esta mierda", afirma un minero
La situación se mantiene tensa en Sudáfrica. La mayoría de los trabajadores de la mina de Lonmin en Marikana no han acudido hoy a sus puestos a pesar del ultimátum dado por la compañía, que había amenazado con despedir a aquellos que hoy siguieran en huelga. Lonmin ha extendido este plazo a mañana.
Hoy lunes era el primer día laboral tras los sucesos del pasado viernes, cuando al menos 34 mineros murieron y más de 70 resultaron heridos por disparos de la Policía mientras protestaban en las cercanías de la mina. Las operaciones se encontraban paralizadas desde el 10 de agosto, cuando unos 3.000 mineros dejaron sus puestos para exigir un aumento de sueldo. Durante este fin de semana, la empresa había dicho que los trabajadores que no regresaran a sus puestos hoy lunes serían despedidos.
"Lonmin puede confirmar que hoy se han reanudado los trabajos en la mina de Marikana gracias a que un número significativo de empleados han regresado al trabajo", dijo esta mañana en un comunicado la compañía, con sede en el Reino Unido. "Casi una tercera parte de los 28.000 empleados acudieron a sus puestos en el turno de mañana".
La empresa ha admitido que no podía saber si entre los trabajadores que acudieron hoy había algunos de los que han participado en las protestas y ha señalado que extiende a mañana martes el plazo para que el resto de empleados vuelvan al trabajo.
"Los trabajadores que mantienen la huelga ilegal y que no han regresado esta mañana no serán despedidos y se les ha dado un día más en vista de las presentes circunstancias", continúa el comunicado de Lonmin.
La mayoría de los trabajadores en huelga se han mostrado partidarios de continuar con las protestas, según se desprende de las entrevistas que los medios locales han realizado en el terreno
"Ya hay personas que han muerto, así que no tenemos nada que perder", dijo el minero Kaizer Madiba al periódico sudafricano Times. "Vamos a seguir peleando por lo que creemos que es una lucha legítima sobre nuestros sueldos. Estamos dispuestos a morir como nuestros camaradas antes que ceder".
"Es mejor morir que trabajar por esta mierda. La gente va a volver a regresar aquí mañana (por este lunes, al lugar de las protestas). Yo voy a seguir en huelga", dijo ayer otro minero al Mail & Guardian, otro diario sudafricano.
En total, 44 personas han muerto en varios enfrentamientos desde que el 10 de agosto unos 3.000 mineros abandonaran sus puestos. Lo hicieron para protestar por sus condiciones de trabajo y exigir un considerable aumento de sueldo, en una acción que Lonmin llamó "una huelga ilegal" y que le obligó a cerrar sus operaciones en Marikana.
En los sucesos del pasado viernes, mineros armados con palos, machetes y lanzas cargaron contra un grupo de policías que estaban alzando un perímetro de seguridad. Los agentes dicen que dispararon contra los mineros en defensa propia y que fueron los trabajadores los que abrieron fuego en primer lugar, algo que no se ha podido confirmar independientemente.
Grupos defensores de los derechos humanos y medios de comunicación en Sudáfrica han criticado a la policía, a la que acusan de responder de forma desproporcionada. Antes de estos incidentes, dos guardas de seguridad de la mina y dos policías habían muerto a manos de grupos violentos de mineros.
Los mineros quieren que sus salarios, de entre 4.000 y 5.000 rand sudafricanos (entre unos 390 y 490 euros), aumenten a 12.500 rand (unos 1.220 euros). La mayoría están representados por la Asociación de Mineros y Trabajadores de la Construcción (AMCU, en inglés), un sindicato de reciente creación y muy activo que está enfrentado al mayoritario Sindicato Nacional de Mineros de Sudáfrica (NUM, en inglés). El NUM ha dominado la escena sindical durante los últimos 25 años y está conectado políticamente con el Congreso Nacional Africano (ANC, en inglés), el partido gobernante del presidente Jacob Zuma.
Las protestas de los trabajadores de Lonmin en Marikana y el conflicto entre los dos sindicatos son las más llamativas de toda una serie de manifestaciones muy frecuentes en Sudáfrica en los últimos meses, según comentó a El País Hamadziripi Tamukamoyo, investigador en el programa de Crimen y Justicia del Instituto de Estudios sobre Seguridad de Sudáfrica (ISS).
Los altos niveles de paro, oficialmente del 25 por cien pero de más del 50 por cien entre los jóvenes, contribuyen a la tensión social. Además, se unen al hecho de que una mayoría de sudafricanos ha visto como el crecimiento económico de su país está beneficiando casi únicamente a la minoría blanca y a una élite negra cercana al poder político.
"El Estado no ha cumplido con la entrega de servicios básicos y la gente tiene preocupaciones legítimas sobre estos servicios como educación, agua corriente o electricidad", explicó Tamukamoyo.
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