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EE UU y Francia alertan sobre el uso de armas químicas en Siria

Siria es el país de Oriente Próximo que más armas de esta índole acumula: gas sarín, gas mostaza y un derivado del cianuro.

Un niño sirio en un campo de refugiados en la frontera con Jordania.
Un niño sirio en un campo de refugiados en la frontera con Jordania.KHALIL MAZRAAWI (AFP)

Los Gobiernos occidentales se toman en serio que, a la desesperada, el régimen de Bachar el Asad pueda intentar echar mano de las armas químicas que posee para replicar las embestidas de la resistencia armada, o, simplemente, que en el caos de la guerra civil pueda perder el control de su armamento más peligroso.

Siria es el país de Oriente Próximo que más armas de esta índole acumula: gas sarín, gas mostaza y un derivado del cianuro, según publicaciones especializadas que sospechan, basándose en informes de inteligencia de la CIA, que también podría poseer armas biológicas.

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Los Gobiernos de Estados Unidos y de Francia mostraron el martes su intranquilidad. Primero fue el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, Bernard Valero, el que declaró su “preocupación” ante “las informaciones que señalan traslados de armas químicas por parte del régimen de Damasco”.

Poco después, el portavoz de la Casa Blanca, John Earnest, fue aún más contundente a bordo del avión Air Force One en el que volaba con el presidente de EE UU, Barack Obama, a Tejas. El portavoz advirtió al régimen sirio que debía asumir “ciertas responsabilidades que van aparejadas con el manejo y almacenamiento de armas químicas”.

El pasado domingo tres senadores de peso de Estados Unidos, John McCain, Lindsey Graham y Joe Lieberman, publicaron un comunicado conjunto expresando su alarma y pidiendo al presidente que “respondiera apropiadamente” al desafío que supone el descontrol de esas armas, y más en Oriente Próximo.

El gran temor, escribe Sara Sorcher en The Atlantic, es que la resistencia armada siria tampoco se adueñe de esas armas, que no las puedan custodiar y que acaben en manos de los terroristas de Al Qaeda o de la milicia libanesa chií Hezbolá. “¿Hay algo peor que un dictador enloquecido con armas de destrucción masiva?”, se pregunta Kris Alexander, exoficial de inteligencia del Ejército de EE UU. Y contesta: “Un dictador enloquecido que esté a punto de perderlas”.

La vecina Jordania, adonde huyeron decenas de miles de refugiados sirios, también se tomó en serio la amenaza química. “El asunto nos preocupa profundamente y hemos tomado todas las medidas necesarias para hacerle frente”, aseguró el ministro de Exteriores, Nasser Judeh, sin dar más precisiones.

El diario estadounidense The Wall Street Journal levantó la liebre del riesgo que podría suponer la caída del régimen sirio. Reveló la semana pasada, citando fuentes de inteligencia, que parte de las armas químicas habían sido movidas dentro de Siria sin que se sepa la razón.

El primer embajador sirio que dimitió, Nawaf Fares, hasta la semana pasada jefe de misión en Bagdad, confirmó después en una entrevista con la BBC británica que el régimen de Bachar el Asad “está listo para utilizar las armas químicas” contra sus enemigos y dejó caer que incluso lo podía haber hecho ya.

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