Putin ordena que se investigue si se pudo haber evitado las muertes por las riadas
Las inundaciones causan 153 fallecidos. Más de 12.000 personas se han visto afectadas y 77 se encuentran hospitalizadas, entre ellas 13 niños
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha ordenado una investigación para averiguar si las autoridades hicieron lo suficiente para avisar y poner a salvo a la población de las inundaciones que se avecinaban sobre el territorio de Krasnodar, en el sur del país, en la noche del 6 al 7 de julio.
En la tarde del domingo la cifra de muertos en la catástrofe se había elevado a 153, pero esta cifra, que afecta sobre todo al distrito de Krymsk, no parece definitiva a juzgar por el grado de destrucción provocado por las aguas y la dificultad para inspeccionar todas las ruinas que las lluvias torrenciales dejaron tras sí. Más de 12.000 personas se han visto afectadas y 77 se encuentran hospitalizadas, entre ellas 13 niños, según el ministerio del Interior. El lunes 9 de julio ha sido declarado día de luto nacional en Rusia a causa de las inundaciones y también por un accidente sufrido por un autobús (en territorio de Ucrania) en el que perecieron 14 peregrinos que se dirigían desde Rusia a Kiev.
Reunido con los responsables locales en Krymsk el sábado por la noche, Putin pidió detalles sobre lo sucedido y se concentró sobre todo en la situación del embalse de Neberdzhaevsk, según la transcripción oficial de la reunión. El presidente quiso saber si el embalse estaba situado en una zona peligrosa y si había habido “vertidos de agua provocados”. El Comité de Investigación verificará la actuación de todos los cargos, cómo llegó la información, cuándo llegó, cuando podría haber llegado, cuando debía haber llegado y cómo actuó cada cual”, dijo Putin, según la transcripción oficial.
Un especialista del servicio hidrológico y meteorológico manifestó que el estanque, que proporciona agua potable a la ciudad costera de Novorossisk, no tiene esclusas y que cuando está demasiado lleno el agua se vierte automáticamente por un desagüe al río Neberdzhai. Durante las lluvias, el desagüe funcionó como estaba previsto (poniéndose en marcha cuando el agua llega a tres metros del borde del dique) y lanzó entre 60 metros cúbicos y 75 metros cúbicos de agua, según la versión que dio el especialista. Tras la lluvia, el nivel del embalse había aumentado en 6 metros, quedándose dos metros por debajo del borde del dique. El dique no se rompió y esta circunstancia fue confirmada por el ministro de situaciones de emergencia, Vladímir Puchkov, que inspeccionó la zona desde un helicóptero el domingo. El sábado vecinos de la zona y ecologistas habían sostenido la versión de que la ciudad de Krymsk, que tiene cerca de 60,000 habitantes, se inundó a consecuencia de un vertido intencionado de agua desde el embalse.
El gobernador de Krasnodar, Alexandr Tkachev, que participaba en la reunión con el jefe del Estado, se quejó de que sus “oponentes” y la “oposición” intentan “contar cuentos”. A lo que Putin contestó que no era el momento de hablar de aquello, sino de ocuparse de la seguridad de la gente. El partido Rusia Justa (socialdemócrata) quiere plantear en la Duma Estatal la dimisión de Tkachev, pero este funcionario “tiene muy buena protección” en la persona de Vladímir Putin, según dijo el presidente del partido Yábloko, Serguéi Metrojin. La televisión rusa mostró el devastado paisaje de la zona inundada, con multitud de casas destrozadas y sin techo, personas rebuscando sus pertenencias en el fango, y animales que todavía permanecen en los tejados. En Krymsk no hay ni agua ni luz y las autoridades sanitarias han comenzado una campaña de vacunación contra la hepatitis.
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