Berlín contempla a Atenas fuera del euro
El ministro de Hacienda alemán asegura que la Eurozona puede sobrevivir a la salida de Grecia
El póquer del rescate griego ha pasado hoy a la siguiente ronda de descartes cuando el ministro de Hacienda alemán, el democristiano Wolfgang Schäuble, ha sugerido que Europa podría sobreponerse a un posible abandono heleno del euro. Si bien ha asegurado que “nadie amenaza a nadie” y que Alemania quiere “que Grecia permanezca en la Eurozona”, Schäuble ha dicho que “Europa ha aprendido mucho”. Los “mecanismos de protección” levantados por la Eurozona hacen que el euro “sea más resistente” y “pueda reaccionar con rapidez ante imprevistos”. En el marco de una entrevista concedida al diario Rheinische Post, Schäuble ha dicho además que Europa “no puede obligar a nadie” a hacer lo que no quiere. Las declaraciones recuerdan a la reacción de la canciller Angela Merkel ante la convocatoria de un referéndum, finalmente cancelado, sobre las medidas de austeridad por parte del entonces primer ministro Yorgos Papandreu. El propio Schäuble ha comparado ambas situaciones críticas.
Su portavoz en Hacienda, Martin Kotthaus, ha explicado que Alemania trabaja “con todas sus fuerzas” para que Grecia permanezca entre los 17 del euro. Esa es la meta perseguida “desde hace dos años” por el Gobierno de la primera economía europea. Claro que, ha añadido, Grecia debe atenerse a sus compromisos con sus socios y con el fondo Monetario Internacional (FMI). Un sondeo reciente indica que el 73% de los alemanes preferiría que Grecia abandone el euro. Por su parte, la Asociación Federal de la Banca alemana (BDB) también se dice confiada en que “las consecuencias inmediatas de una salida de Grecia del euro serían limitadas”. Los acreedores de Grecia ya recortaron su demanda en la quita pactada hace unos meses. No obstante, los analistas de los bancos alemanes advierten de los “riesgos de contagio” y de las dudas que se sembrarían respecto a la fortaleza de la Unión Monetaria.
El ministro de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle (FDP), se ha sumado a las advertencias a los políticos griegos, que siguen negociando el futuro Gobierno del país: “si Grecia abandona el curso de sus reformas, no veo que vayamos a pagar el próximo tramo de las ayudas”. También Westerwelle ha insistido en que Alemania quiere “la permanencia de Grecia en la Eurozona”, pero siempre a cambio de que cumplan sus compromisos. La suspensión de los pagos a Grecia supondría la bancarrota del país y, probablemente, su salida del euro. Pero el futuro del país, según ha dicho Westerwelle, “está solo en manos de los propios griegos”.
El liberal ha presentado en el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento, un programa de seis puntos para promover el crecimiento en Europa. El Gobierno alemán pretende potenciar la economía europea “sin contraer más deudas”. Se trata, según el Ministro, “de invertir mejor los medios financieros” con los que ya se cuenta. El Gobierno habla de hasta 80.000 millones de euros en fondos estructurales de la partida presupuestaria actual que aún están a disposición. Además, Westerwelle propone que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) agilice sus préstamos a las empresas europeas.
Esta semana, el ministro Schäuble ha dicho que Alemania está dispuesta a aceptar una tasa de inflación superior al 2% que su Banco Central (Bundesbank) tradicionalmente ha considerado idóneo. Además, Schäuble acepta que las próximas negociaciones salariales en Alemania redunden en un aumento del poder adquisitivo de los empleados. Estas dos medidas podrían contribuir a la reducción de los déficits comerciales de los países en mayores apuros por la crisis de la deuda. No es costumbre que los líderes políticos comenten en público las políticas monetarias del Bundesbank o del Banco Central Europeo (BCE), pero Schäuble ha calificado de “aceptable” la posibilidad de que los precios aumenten hasta un 3%.
Cada vez que se habla de medidas que permitan la subida de los precios, los halcones conservadores recuerdan que la superinflación de los años veinte del siglo pasado propició el ascenso de los nazis al poder. Pero para sus críticos, el Bundesbank es demasiado tajante en su rechazo a políticas monetarias más expansivas.
El jueves, la canciller Merkel recitó de nuevo ante el Bundestag su letanía de que “impulsar el crecimiento mediante más crédito nos devolvería al principio de la crisis”. La oposición de socialdemócratas (SPD) y Verdes insiste en un acuerdo para ayudar al crecimiento de los socios. El debate está agriándose a ojos vista en Alemania. Recientemente, una columnista del diario conservador Die Welt ha tachado a los líderes socialdemócratas de “traidores a la patria” por defender posiciones próximas a las del presidente electo francés, el socialista Francois Hollande. Éste visitará Berlín el próximo martes.
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