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Tribuna
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Dos momentos mágicos en la política

Dos debates políticos en Venezuela y Estados Unidos reflejan dos lados muy distintos de la democracia

Moisés Naím

A pesar del desencanto universal con los políticos y la política, hay dos eventos que suelen motivar hasta a los más cínicos o desinteresados. Votar el día de las elecciones es uno de ellos. En todas partes, el porcentaje de la gente que se abstiene de votar es menor que el de quienes en las encuestas previas a las elecciones afirman que no participaran. Pero llegado el día, algo mágico pasa y muchos de los renuentes se ponen en fila y votan. El otro evento mágico que motiva hasta a los más desentendidos de la política es el debate entre los candidatos.

Los debates electorales son una mezcla de teatro político y reality show que, a veces, definen el destino de un país. Es verdad que, con frecuencia,no cambian nada y solo confirman las preferencias que cada quien tenía antes del debate. Pero, a veces, los debates voltean el resultado de una elección.

En estos días han tenido lugar dos debates electorales que no han tenido mayor repercusión internacional. Uno fue entre los aspirantes a la candidatura presidencial de uno de los partidos políticos más poderosos del mundo. El otro fue entre los candidatos a representar una de las agrupaciones políticas más frágiles y amenazadas del planeta. El primero fue entre los aspirantes del Partido Republicano de los EE UU y el otro entre los aspirantes a representar a la oposición venezolana en su intento de ganarle las próximas elecciones a Hugo Chávez. El primero me produjo una mezcla de vergüenza y miedo. El segundo me llenó de orgullo y esperanza (nota a mis lectores: soy venezolano y opositor a Chávez). Ambos tienen implicaciones que van más allá de lo que pasa en EEUU o Venezuela.

El Partico Republicano es antiguo, adinerado, influyente, sabe cómo ganar elecciones y se ve con la clara posibilidad de sacar a Barack Obama de la Casa Blanca el año próximo. Su problema son las ocho personas que aspiran a la candidatura presidencial. Ya han tenido 10 debates televisados y planean tener 15 más. Los debates han servido para conocerles y los que se ha descubierto es preocupante: un increíble despliegue de fanatismo religioso ("la homosexualidad es una enfermedad que se cura rezando"), desprecio por la ciencia ("las teorías de Darwin no están probadas"), propuestas económicas inverosímiles ("el déficit fiscal se puede reducir sin aumentar impuestos"), populismo ("voy a abolir dos--no tres!-- ministerios"), hipocresía ( "El matrimonio y la fidelidad son valores sagrados" ), ignorancia (los Talibanes están en Libia) o flagrantes mentiras (Obama es musulmán ). Piénselo: uno de estos personajes podría ser el próximo presidente de los Estados Unidos.

Mientras tanto en Venezuela… Una oposición con fama de inepta,corrupta, elitista y golpista se ha transformado en uno de los movimiento spolíticos más democráticos e inspiradores de América Latina. Planea elecciones primarias (en las cuales todos los venezolanos podrán votar) para elegir a lcandidato que enfrentará a Hugo Chávez en las presidenciales del 2012.

Hace poco los cinco aspirantes escenificaron un evento que lagran mayoría del país, los menores de 30 años, jamás habían presenciado: undebate televisado entre contrincantes políticos (el último fue en 1982).Tampoco habían visto a políticos que no tratan a sus competidores como enemigosmortales y sin el derecho de aspirar al poder. No los vieron proferir los masprocaces insultos contra sus rivales. Vieron, en cambio y por primera vez, quela contienda política no requiere de las brutales tácticas a las que usualmenterecurre el presidente Chávez. Comparados con los aspirantes del partido Republicano los opositores venezolanoslucieron informados, serios, capaces y preparados. Y, en un duro contraste con losestadounidenses, el venezolano que gane las primarias no deberá enfrentar alpresidente en ejercicio dentro de un marco institucional democrático sino aHugo Chávez dentro del marco institucional que a él le convenga y que elunilateralmente definirá.

Para muchos resultará imposible de creer, pero los candidatosRepublicanos, Bachman, Cain, Gingrich,Huntsman, Santorum, Paul, Perry o Romney podrían aprender mucho de líderes que probablemente usted nunca hayaoído mencionar: Arria, Capriles, López, Machado y Pérez, los venezolanos que seatreven a enfrentar a Hugo Chávez.

Las crisis mundiales no dejan mucho espacio noticioso para lacrisis venezolana. Pero lo que sucedió en Venezuela hace poco es una noticiaque merece más atención. Y lo que nosucede entre los Republicanos también.

Estoy en Twitter @moisesnaim

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