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Israel paraliza la demolición de una planta fotovoltaica que financió España

Las presiones diplomáticas consiguen salvar el proyecto que abastece de electricidad en Cisjordania

La labor diplomática española ha logrado paralizar la orden de demolición que pesaba sobre una planta fotovoltaica construida al sur de la ciudad cisjordana de Hebrón con financiación de la cooperación española. La orden de demolición se basaba en que la planta fue construida sin permiso en la zona C, es decir, en los casi dos tercios de Cisjordania sobre los que el Ejército israelí tiene control administrativo y de seguridad (de acuerdo a la división establecida en los Acuerdos de Oslo de 1993) y en la que son ínfimos los casos de construcción palestina permitida.

"Estamos satisfechos. Era un tema muy sensible y delicado porque era una construcción con impuestos españoles y que sólo tenía una función pública de ayudar a personas necesitadas", ha declarado esta tarde el cónsul español en Jerusalén, Alfonso Portabales. Se trata, concretamente, de dos paneles solares construidos en 2009 para abastecer de electricidad por primera vez a los cerca de 400 habitantes de la aldea palestina de Emnazeil, al sur de Hebrón. El proyecto es una obra conjunta de la ONG catalana SEBA; la Universidad de Nablusa, en el norte de Cisjordania; y el Ayuntamiento de Yata, cerca de Emnazeil. Sus casi 300.000 euros de coste habían sido sufragados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

La primera orden de demolición no había sido entregada en mano, sino que fue "dejada en el poblado por los militares israelíes debajo de una piedra y nadie sabe qué pasó con ella", por lo que los vecinos desconocían la amenaza hasta que recibieron en octubre una segunda que apenas daba ya unos días de plazo, según el responsable de SEBA, Carlos Sordo. "Creo que reaccionamos muy rápido, con argumentos sensatos de que esto no hace daño a nadie, sino al contrario, y que un simple requisito de autorización no debe estar al mismo nivel que este proyecto", ha señalado, por su parte, Portabales.

La marcha atrás se ha producido y ha sido comunicada a SEBA a finales de la semana pasada, ha asegurado hoy a Efe el portavoz de la Coordinación del Gobierno israelí para las Actividades en los Territorios palestinos (COGAT, por sus siglas en inglés), Gay Inbar. EL COGAT ha precisado en un comunicado que la paralización es ex gratia, es decir, como gesto de buena voluntad, y se debe a "una petición española".

La citada petición había sido efectuada por Portabales en una reunión que mantuvo con las autoridades militares israelíes el pasado 26 de octubre y en la que demandó "que se revisara la orden y se estudiara qué se podía hacer" para evitar la destrucción de la planta, según confirmaron ambas partes. "También en Madrid se hicieron gestiones con la Embajada" de Israel, ha agregado el cónsul español en Jerusalén. El COGAT pretende ahora "legalizar de forma retroactiva" la estructura y ha pedido a la ONG que le proporcione los documentos necesarios para iniciar el proceso, de acuerdo con Inbar.

Mejoras sustanciales para la aldea

La planta ha cambiado la vida en Emnazeil, una aldea repleta de chabolas en la que el ganado se pasea a sus anchas y desde la que se divisan las cercanas colonias judías. La electricidad permite ahora que la escuela cuente con un ordenador y que la clínica almacene vacunas en frío y efectúe ecografías dos veces por semana. Y además ha traído también la novedad de la luz, que permite a la gente ver de noche las serpientes y tarántulas que pudieran aproximarse.

Hasta el proyecto español, los hogares tenían que conformarse con el leve resplandor de los quinqués y con cuatro generadores que poseían los más afortunados y se sacaban tan sólo en las ocasiones especiales, por el alto precio del combustible que precisan, indicó a Efe el responsable del consejo del poblado, Ali Mohamed Ali Harisat. Las placas fotovoltaicas también han aumentado la eficiencia en la elaboración por las mujeres de la aldea de queso, gracias a la posibilidad de emplear un mezclador eléctrico.

 "Antes pasaba horas y horas golpeando la masa para prepararlo, a veces desde la mañana hasta la tarde. Ahora tardo mucho menos y puedo dedicar ese tiempo a mis hijos", destacó Nihad Mur, de 25 años y madre de tres pequeños. No es la única. Según Sordo, las mujeres de la aldea "tienen ahora entre tres y cuatro horas más al día para pasar con sus hijos".

Más allá del beneficio temporal, hay también otras ventajas: los locales pueden ahora almacenar el queso en refrigeradores, sin miedo a que se estropee, algo que en ocasiones les llevaba a malvenderlo en los mercados de la zona. Otro avance fundamental proporcionado por la planta a este poblado -emplazado en una de las zonas más duras de Cisjordania, las colinas meridionales de Hebrón- es que el agua puede ser bombeada, lo que evita tener que ir en camiones a comprarla a Yata.

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