“Es la hora de desmovilizarse”
Santos insta a los combatientes a dejar la lucha armada
Pocos colombianos conocen tan bien la intimidad de las FARC como los secuestrados. Los guerrilleros los mantienen en jaulas de alambre de espino y encadenados, pero siempre al lado de ellos: es su más preciado botín de guerra. Sigifredo López, el único de los 12 diputados de la Asamblea regional del Valle secuestrados que sobrevivió al cautiverio, dice que con la baja de Alfonso Cano la guerrilla entra en una “etapa terminal”.
“Es probable que ahora lancen ataques indiscriminados para tratar de mostrar que mantienen intacta su fuerza, pero en unos seis meses habrán de reconocer que ya no tienen un camino distinto a la negociación. Ojala sea así”, dice. En la misma línea está otra antigua rehén, Consuelo González de Perdomo, quien recurre a su habitual tono conciliador para invitar a sus verdugos a una reflexión. “Esos muchachos deben pensar que aún la vida les ofrece una posibilidad y jugar un papel distinto en la historia de Colombia. Pueden ser los artífices de una negociación. Sin Cano es difícil que tengan futuro como guerrilla”.
En Colombia el ambiente de optimismo era evidente. Así lo vivió el presidente Juan Manuel Santos, en medio de los aplausos ayer en Cauca, adonde viajó para recibir en persona los detalles del exitoso operativo. En su discurso, les señaló a los guerrilleros la ruta a seguir: “Es el momento de desmovilizarse”.
Hubo momentos en que el mandatario, que confesó que había llorado al conocer el éxito de la operación, abandonó su tono pausado y se mostró eufórico: “Nuestros héroes de la patria le han dado al país el día de ayer una noticia que cambiará la historia del país para bien”. Para el jefe del Estado, esta acción que terminó con la vida del número uno de las FARC fue “producto de una estrategia muy bien diseñada, planeada y bien ejecutada que se inició hace varios meses” con el fin de sacarlo de “sus madrigueras”. Según él, así fue forzado a desplazarse a una zona semirural en donde las FARC ya no tienen apoyo de la población. Santos indicó que gente dentro de la guerrilla ayudó en la operación militar. El presidente instó a los insurgentes que aceptaran su derrota y abandonaran las armas.
Rafael Pardo, uno de los primeros negociadores de paz en los numerosos intentos fallidos para encontrar una salida pacífica, pidió tomar las cosas con prudencia aunque exclamó: “Espero que este hecho ayude a la paz de Colombia”.
Las FARC llevan 50 años en el monte, por lo que una gran masa de sus militantes nunca ha visto una opción distinta a la guerra.
A fin de cuentas, Cano entró en una carrera de violencia desbocada a la que jamás pudo poner freno. Ni siquiera valieron los ruegos de su hermano, Roberto Sáenz, militante de la izquierda en Bogotá. “Cuando podía lo invitaba a hacer un alto al fuego pero él creía en sus convicciones”, dice dolido.
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