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El cuchillo, el sujetador, y un inadecuado test de ADN

Una pericia que desacredita los análisis genéticos realizados durante la investigación fundamenta la sorprendente absolución de Amanda Knox y Raffaele Sollecito

Andrea Rizzi
Amanda Knox, tras la absolución.
Amanda Knox, tras la absolución.Tiziana Fabi (Efe)

La clave para comprender el clamoroso giro en el caso Meredith Kercher, la joven estudiante británica asesinada a cuchilladas en Perugia en 2007, es una prueba pericial realizada en el segundo grado de juicio que desacredita los análisis de ADN efectuados durante la investigación. La fiscalía fundamentaba en gran medida la acusación a la estudiante estadounidense Amanda Knox y al italiano Raffaele Sollecito en las trazas descubiertas en el sujetador de la joven víctima y en un cuchillo hallado en casa del propio Sollecito. Según los análisis de la policía científica italiana, en el gancho del sujetador que Meredith llevaba cuando fue asesinada había trazas del ADN de Sollecito; y, en el cuchillo en cuestión, se detectaron tanto restos de sangre de la británica como ADN de Amanda Knox.

Sobre esa base, los fiscales argumentaron que Meredith fue agredida por los dos junto con Rudy  Guede, un joven marfileño de 21 años, en un “crescendo incontrolado e imparable, de violencia y juego sexual que acabó con la muerte”.

Sin embargo, el peritaje superpartes ordenado por el tribunal de apelación ha desacreditado esas pruebas (en italiano). Los profesores Stefano Conti y Carla Vecchiotti no pudieron rehacer los tests, por la escasez y las malas condiciones del ADN en el cuchillo y el sujetador. Pero, tal y como pidieron los jueces, procedieron a una revisión de los análisis de la policía científica. Su conclusión fue que los mismos “no respetaron los protocolos internacionales de recolección y procesamiento”.

Según los peritos, la cantidad de supuesto ADN de la víctima hallada en el cuchillo era demasiado escasa como para llegar a conclusiones definitivas. No hay en cambio dudas de que se encuentren en el mismo trazas del ADN de Amanda Knox, pero esa circunstancia ya se convierte en insignificante si no está probada la presencia de sangre de Meredith. Knox tenía una relación con Sollecito, y podría haber dejado sus huellas simplemente tocando el cuchillo en casa de su expareja.

Por otra parte, los peritos también criticaron el análisis del sujetador de la víctima y señalaron que el hallazgo del ADN de Sollecito tampoco es concluyente. Los profesores advirtieron de que la técnicas de recogida y procesamiento utilizadas por la policía no permiten descartar una contaminación de la prueba. Junto con las de Sollecito, se detectaron trazas del ADN de otros varones en el sujetador.

En declaraciones a la prensa, Giulia Bongiorno, célebre penalista, diputada, y defensora de Sollecito, afirmó que cuando vio el resultado de la pericia de Conti y Vecchiotti tuvo claro que el segundo grado acabaría con toda probabilidad con una absolución.

Sin duda otras circunstancias contribuyeron a la absolución. Entre ellos, la ausencia de un móvil del delito convincente, y la falta de pruebas firmes sobre la presencia de los acusados en la escena del crimen. La más sólida es el testimonio de Rudy Guede, condenado a 16 años de cárcel por violencia sexual y participación en la agresión a Meredith en un proceso separado. Guede afirma haber oído la voz de Amanda en la escena del delito mientras él se hallaba en otra habitación. Sin embargo, no la vio.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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