Los indígenas bolivianos reanudan la marcha contra Evo Morales
El presidente boliviano no zanja el conflicto y acusa a los organizadores de la protesta de intentar boicotear unas elecciones judiciales
La Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB) ha decidido reanudar la marcha que el domingo 25 de septiembre fue interrumpida violentamente por la policía. Ahora han partido desde Quiquibey, un poblado a orillas del río del mismo nombre que surca un territorio comunitario de origen de la etnia mosetén, a 300 kilómetros al noroeste de La Paz. Los indígenas pretenden frenar la construcción de una carretera que atraviesa el corazón de una reserva natural en la Amazonía.
La marcha, que se reanudó el sábado, llegó el domingo al campamento de Marimonos, cerca a Palos Blancos. El presidente de la CIDOB, Adolfo Chávez, informó de que entre Quiquibey y antes de llegar a Marimonos, algunos seguidores del partido MAS, de Evo Morales, intentaron hostigarlos, pero no respondieron a los ataques.
La columna indígena permanecerá este lunes en Palos Blancos, una apacible población de casi 15.000 habitantes a 254 kilómetros de La Paz, donde recordará su fundación el de octubre de 1982. "Estábamos en Villa Delicia y vino un poblador de Palos Blancos para invitarnos a su propiedad y avisarnos que hay gente en el pueblo que está a favor nuestro. Es más, gente de una cooperativa de cultivadores de cacao nos acompanará un tramo del camino", informó una voluntaria que acompana la caminata desde San Borja.
Parlamentarios opositores han demandado a Morales por "genocidio"
La caminata hasta Marimonos, el domingo, reflejó el temor y la suspicacia de los indígenas, que han quedado muy afectados por la represión violenta que sufrieron el pasado domingo. A ello se suma el desconocimiento del terreno, que consideran vital para su sobrevivencia, además de la ola de rumores que deliberadamente hacen llegar, desde filas afines al Gobierno, para disuadirlos de seguir hasta La Paz. Los indígenas tienen como siguiente meta pasar por La Asunta, un pueblito agrícola avasallado por los cocaleros, que apoyan la construcción de la carretera por el Territorio Indígena del Parque Nacioanl Isiboro Sécure (TIPNIS), habitado por etnias chimán, moxena y yuracaré. La advertencia a los indígenas de enfrentar nuevos bloqueos, pese a los temores, les afirma más en su decisión de llegar a la sede de Gobierno para hablar con el presidente Evo Morales.
Algunos asambleístas del oficialista Movimento al Socialismo (MAS) han anunciado visitas a la marcha para intentar un diálogo respecto al proyecto de ley propuesto por el Ejecutivo para llamar a una consulta en los departamentos de Beni y Pando, pese a que ese propósito contraviene la Constitución y otras leyes, han reiterado los líderes indígenas.
En medio del enrarecido clima social registrado en los últimos días, Morales, quien inicialmente pidió perdón por el uso excesivo de la fuerza para disolver la marcha, decidió contraatacar y denunció que el objetivo de la reanudación de las marchas es boicotear unas elecciones judiciales: “La marcha está orientada a hacer fracasar las elecciones del 16 de octubre”, destinadas a elegir a vocales de cuatro tribunales: Corte Suprema, tribunales Constitucional y Agroambiental además del Consejo de la Judicatura. “¡Cómo inventan problemas para perjudicar la elección!”, prosiguió el presidente, quien advirtió: “Si este es el plan de la marcha, que sigan marchando; pero nosotros también seguiremos marchando para garantizar nuestras elecciones”.
A la situación de tensión se ha sumado la demanda presentada por varios parlamentarios opositores contra el presidente Morales, a quien acusan de "genocidio" por la violenta intervención policial de la marcha indígena. Según informó Efe, la denuncia fue admitida el viernes por la Fiscalía General, con sede en la ciudad sureña de Sucre, capital constitucional del país.
Hasta La Paz
En la marcha participa el presidente de la subcentral del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), Fernando Vargas, que partió el viernes de madrugada desde Rurrenabaque a Quiquibey junto a otros 300 manifestantes tras su liberación por la gente del pueblo que, la madrugada del lunes, impidió que la policía los embarcara en aviones llegados desde La Paz.
"Vamos a llegar a la ciudad de La Paz, estamos yendo pacíficamente”, afirmó uno de los manifestantes
Los indígenas liberados en San Borja y aquellos pocos que lograron escapar el domingo de la policía, también viajaron en vehículos hacia Quiquibey con el fin de seguir la ruta hacia la sede de Gobierno.
"Nos mantenemos firmes y estamos adelante en defensa de nuestro territorio y la integridad de las 34 naciones (indígenas). Vamos a llegar a la ciudad de La Paz, estamos yendo pacíficamente”, dijo Marcelino Chairini, presidente del pueblo indígena mosetén, en declaraciones reproducidas por el diario La Razón.
Los líderes indígenas esperan que Morales acceda a escuchar sus explicaciones en las que piden ahora una ley que prohíba expresamente la construcción de una carretera que parta en dos el TIPNIS, habitado por 64 comunidades de las etnias yuracaré, chiman y moxeño. La demanda es el respeto a sus derechos constitucionales que amparan su negativa a que se construya una carretera por el centro de su casa grande.
Otra marcha, de los ayllus de Qhara Qhara Suyu de Chuquisaca, llegó el viernes a Belén, a unos 200 kilómetros de La Paz, en apoyo a los indígenas del TIPNIS. Una de sus autoridades, Samuel Flores, se adelantó a responsabilizar al Gobierno de “cualquier enfrentamiento” con los sectores sociales afines al presidente Morales que convocaron manifestaciones de apoyo al Gobierno, a la construcción de la carretera y a las elecciones judiciales.
Los anuncios de las contramarchas en defensa del Gobierno no se han hecho esperar. La dirigente del Consejo Departamental por el Cambio de Cochabamba, Roberta Vargas, advirtió que las mujeres del Plan Nacional de Empleo de Emergencia (un programa iniciado por USAID de empleo por alimentos) están listas para organizar una marcha hacia La Paz si se persiste en “hacer caer este proceso de cambio”.
En La Paz, una numerosa contramarcha de la federación de sindicatos campesinos del departamento de La Paz y de las mujeres campesinas Bartolina Sisa, expresó su apoyo a Morales y al proceso de cambio. En su recorrido, no les quedó más remedio que usar sus látigos para silenciar la rechifla de los transeúntes en las principales calles de la ciudad.
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