El Gobierno interino de Libia se enreda en sus divisiones
Human Rights Watch denuncia que se han encarcelado de forma arbitraria a miles de personas
El Gobierno interino de Libia avanza hacia la paz definitiva sobre un alambre muy fino. Tan fino que Mahmud Yibril, el primer ministro del Consejo Nacional de Transición, el órgano de 42 hombres y una mujer que administra el país de forma provisional, anunció ayer que, probablemente, abandonará el cargo cuando se pacte un Gobierno de transición. Yibril, economista de dilatada experiencia en Estados Unidos, goza de muy buenas relaciones con Occidente, pero en Libia mucha gente lo ve como alguien desarraigado, que ha pasado demasiado tiempo fuera del país. Sus partidarios, que también los tiene, alegan que Yibril ha desempeñado un papel muy importante durante la guerra al utilizar sus influencias para lograr la ayuda internacional y, por tanto, el apoyo de los aviones de la OTAN.
El desacuerdo entre los miembros del Consejo es tan evidente que el anuncio con la lista de ministros del nuevo Gobierno de transición se ha pospuesto de forma indefinida. Yibril había previsto anunciarla hace dos semanas. Después se pospuso varios días y, finalmente, el primer ministro ha declarado que la composición del nuevo Gabinete sólo se hará pública cuando se conquiste Sirte o Bani Walid. Esa conquista puede producirse, según los portavoces del Consejo “dentro de unos días”. El problema es que los citados portavoces vienen diciendo desde hace más de un mes que la liberación de ambas ciudades sería cuestión de “horas o días”.
El primer ministro interino ha explicado en varias ocasiones que una de las razones del retraso es que todas las ciudades de Libia quieren tener representación en el Gobierno. En realidad, el problema consiste en que municipios como Misrata, que ofrecieron la resistencia más feroz contra Gadafi, exigen tener más participación que otras en el Gabinete. Yibril se ha opuesto a ese razonamiento alegando que Misrata y la localidad de Zintan tendrán un lugar prioritario en la historia y en los presupuestos para la reconstrucción del país, pero “la guerra y las luchas”, ha señalado, “no pueden ser una medida en la representación de un país”.
Si los rebeldes no logran ponerse de acuerdo para negociar un Gobierno, mucho menos lo van a hacer para administrar justicia a los presos. La organización Human Rights Watch (HRW) ha informado hoy de que, desde la caída de Muamar Gadafi, los rebeldes han detenido y encarcelado arbitrariamente a "miles de personas" y han sometido a malos tratos y a torturas a muchos de los prisioneros.
La organización de derechos humanos visitó 20 centros de detención en Libia entre el 31 de agosto y el 29 de septiembre y entrevistó a 53 prisioneros. En al menos seis centros los detenidos denunciaron que habían sido electrocutados y golpeados. Y ninguno de ellos había comparecido ante un juez. “Después de lo que han sufrido todos los libios en las cárceles de Muamar Gadafi, es descorazonador que algunas de las nuevas autoridades sigan sometiendo en la actualidad a los detenidos a arrestos arbitrarios y palizas", ha señalado el subdirector para Oriente Próximo de HRW, Joe Stork, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters. "El CNT debe demostrar al pueblo de Libia que va a instaurar el Estado de derecho desde el principio", ha concluyido.
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