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Los líderes europeos se limitan a censurar a la comisaria de Justicia

El conflicto abierto entre Bruselas y Francia por las expulsiones de gitanos monopoliza la reunión de la UE.- Francia acepta la investigación de Bruselas, pero Sarkozy y Durao Barroso han mantenido un "violento" debate según algunos de los presentes

Antonio Jiménez Barca

Los Veintisiete le dieron la vuelta al calcetín. No hubo rapapolvo a Nicolas Sarkozy a cuenta de las fulminantes expulsiones de gitanos de suelo francés. Al término del Consejo Europeo celebrado en Bruselas, los líderes se han limitado a censurar a la comisaria de Justicia, Viviane Reding, por sus "inapropiadas" declaraciones, en las que aseguraba que nunca había pensado que tuviese "que volver a ver una situación de este tipo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", en referencia a la Alemania nazi. "Nos han parecido fuera de lugar", ha apuntado el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha pedido que se deje investigar a la Comisión y ha reclamado que se mantenga el respeto entre el Ejecutivo comunitario y los socios. Ningún país miembro se ha desmarcado de la postura común de no atizar más la polémica contra el Gobierno francés.

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Sarkozy ha aceptado la investigación anunciada por la Comisión para conocer por qué y cómo se han desarrollado las expulsiones, pero la reunión del Consejo ha sido muy tensa. Hasta el punto de que el primer ministro búlgaro (a cuyo país han sido devueltos algunos de los gitanos) ha asegurado que el presidente de Francia y el de la Comisión Europea, Durao Barroso, se han enzarzado en una fuerte discusión. "Hubo una disputa, por no decir una bronca", ha afirmado Boyko Borissov.

En su comparecencia ante los medios, Sarkozy no ha llegado a desmentir dicho encontronazo: "Si hay alguien que ha guardado la calma y que se ha abstenido de hacer comentarios excesivos, he sido yo (...). Conozco muy bien al señor Barroso y le aprecio y le he apoyado en su elección". "Entiendo que se solidarice con las expresiones empleadas por la comisaria [Reding], pero no permitiré que se insulte a mi país", ha dicho el presidente galo, quien ha asegurado que ninguno de los dos ha "levantado la voz".

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"Intercambio violento"

El diario Le Monde, que califica los hechos de "intercambio violento" , asegura que una "fuente europea cercana a las conversaciones" ha confirmado que la discusión subida de tono se ha producido. "Durao Barroso ha recordado y defendido vigorosamente el papel de la Comisión como institución y ha dicho que no se quería dejar distraer de su trabajo por estas querellas", indica el rotativo parisiense.

Los roces entre Francia y la Comisión ya provocaron corrillos de los dirigentes a primera hora de la mañana. Nicolas Sarkozy, además de comentar la polémica generada por las expulsiones con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y otros homólogos, se ha encontrado frente a frente con los presidentes de Bulgaria y Rumania.

El presidente permanente del Consejo, Herman Van Rompuy, que es quien lidera los trabajos, ha dado durante el almuerzo la oportunidad a sus colegas para expresar sus puntos de vista sobre el conflicto, en el que también se debía hablar del endurecimiento de las sanciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. España intenta lidiar con este asunto de la forma más diplomática posible. Según aseguraron fuentes de La Moncloa a Europa Press, el Gobierno español considera que la polémica sobre las expulsiones es un tema de Francia y la Comisión. Las mismas fuentes aseguraron que la política española sobre la población gitana y en materia de Derechos Humanos es "clara" y sin "ambigüedad" y que defiende un enfoque "integrador".

El cumplimiento de los tratados

La presidencia rotatoria de la Unión, encarnada por el primer ministro belga, Yves Leterme, ha recordado esta mañana que la Comisión tiene la obligación de velar por el cumplimiento de los tratados, que impiden, precisamente, que se trate a las minorías como Francia lo ha hecho con los gitanos rumanos y búlgaros. "Todos estamos de acuerdo en que la Comisión debe velar por la adecuada aplicación de los principios a que se ha obligado Francia", ha dicho Leterme, echando un capote al Ejecutivo comunitario y a la vicepresidenta de la Comisión, Viviane Reding. No ha entrado Leterme en el aspecto que más ha dolido a Francia, que Reding evocara los sucesos de la Segunda Guerra Mundial al hablar de las repatriaciones de gitanos.

También el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, se ha referido a la cuestión para asegurar que "la Comisión es la guardiana de la legislación y de los tratados".

La vicepresidenta y comisaria de Justicia y Derechos Fundamentales pidió disculpas a París por su exceso verbal del martes y el primer ministro francés, François Fillon, se ha limitado a decir secamente toma nota de ello. Pero sigue furioso. "Es escandaloso que un miembro de la Comisión pueda hacer declaraciones como las que hizo Reding", ha comentado esta misma mañana. "La comparación con la Segunda Guerra es escandalosa. En cuanto al juicio de valor sobre la política de un Estado, no tiene razón de ser".

Fillon, que anoche llegó a Bruselas para entrevistarse con el presidente de la Comisión, asegura que Francia probará de inmediato que está actuando conforme a derecho. Reding ha prometido que en un plazo de dos semanas emitirá un juicio definitivo sobre lo ocurrido en Francia.

Nicolas Sarkozy tiene que exponer hoy a sus colegas y a la prensa su opinión sobre su controvertida política. Ayer ya dijo, a puerta cerrada y en una reunión con sus senadores, que si tanto le gustaban a Reding los gitanos se los podía llevar a todos a Luxemburgo, su país de procedencia. El ministro luxemburgués de Exteriores, Jean Asselborn, ha precisado que Reding hablaba en calidad de comisaria europea y no como ciudadana luxemburguesa.

Silencio en las cancillerías

La mayoría de las capitales europeas guarda silencio sobre el asunto. Pero Berlín ya ha anunciado que la Unión tiene derecho a pedir explicaciones a París, si bien la canciller Angela Merkel censuró ayer el "tono" de las críticas lanzadas el día anterior a Francia por la comisaria de Justicia, Viviane Reding, y su "inapropiada comparación" con las deportaciones de la II Guerra Mundial. El presidente búlgaro, Gueorgui Parvanov, manifestó a su vez que la expulsión de los gitanos "no concuerda con los valores europeos".

El Elíseo, en el lenguaje calculadamente apaciguador de un comunicado, reclamó ayer a Bruselas "un diálogo tranquilo" sobre la expulsión de territorio francés de los gitanos rumanos. Pero en una comida con senadores de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el presidente Sarkozy se confesaba poco después, según varios asistentes, "escandalizado" con la intervención de la comisaria luxembuguesa Reding y sus alusiones a las deportaciones en tiempos de la II Guerra Mundial. No solo eso. Sarkozy dijo ante de sus senadores: "No tenemos nada que reprocharnos en este asunto, pero si quieren, que acojan a algunos gitanos también en Luxemburgo". Así lo contó a la salida de la comida el senador de la región de Haute-Marne, Brudo Sido.

El comentario de sobremesa de Sarkozy saltó con rapidez a todos los periódicos, incluidos los de Luxemburgo. La polémica que amenaza con acorralar diplomáticamente a Francia subió un grado. El ministro de Asuntos Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, calificó la frase de "malintencionada" y recordó que las advertencias de la comisaria Reding fueron proferidas en calidad de alta dirigente europea y no como ciudadana de un país de la UE.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, respaldó sin vacilar a la comisaria Reding aunque puntualizó que no estaba en su ánimo comparar las actuales deportaciones con las de la II Guerra Mundial.

La tensión entre París y la Comisión Europea crecía anoche cuando la comisaria Reding trasladó sus disculpas a Francia y lamentó las malas "interpretaciones" que se habían hecho de sus palabras del martes. Un lacónico comunicado del Elíseo se limitaba a "tomar nota" de las "excusas" presentadas por Reding tras "sus declaraciones excesivas sobre Francia".

El presidente francés no estará completamente solo en el Consejo Europeo de hoy en Bruselas. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ya emprendió hace dos años una campaña contra los gitanos en Italia, mostró ayer su apoyo a Sarkozy en una entrevista publicada en Le Figaro. "El problema de los gitanos no es exclusivamente francés. Afecta a todos los países de Europa. Hay que añadir este punto al orden del día [de la cumbre de hoy] para intentar hallar una posición común", proponía Berlusconi.

Antes que se pronunciara ayer Sarkozy, varios ministros y líderes políticos galos habían calificado de "inaceptable", de "patinazo" y de "escandaloso", entre otros adjetivos, el discurso de Reding. El ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Lelouche, aseguró ayer que las palabras de Reding eran "muy graves, porque Francia padeció una ocupación [alemana]".

Consciente de la gravedad del asunto y de la delicada situación de Francia frente a una Europa que la mira con desdén y bochorno, Lelouche dio su versión sobre la polémica en París en una comida con periodistas extranjeros: "Ante todo, hay que acabar con esta dinámica estéril de discursos y declaraciones y comenzar a trabajar por esa minoría [la de los gitanos rumanos]".

El ministro francés entiende que la comisaria Reding pudo sentirse engañada el lunes al conocer, por la prensa, el contenido de una explosiva circular, fechada el 5 de agosto, en la que el Ministerio del Interior francés ordenaba a los prefectos de policía del país actuar contra los campamentos irregulares de inmigrantes "tomando con prioridad los de los gitanos rumanos". Este escrito, según la comisaria, demostraba las intenciones cuasi racistas del Gobierno francés al actuar no contra "la inmigración irregular", como le habían explicado los dirigentes franceses semanas atrás, sino contra una etnia concreta en particular. "Yo no conocía esa circular", explicó Lelouche, "por eso no le hablé de ella a la comisaria. Es una circular interna, no normativa, que además ha sido ya retirada y reescrita".

Dicho esto, Lelouche dejó de excusarse: "La única diferencia entre lo que hace Francia y otros países con esos inmigrantes es que Francia, al menos, les paga. Hemos puesto el dedo en la llaga de un problema de todos, en el que hay mucha hipocresía". Pero en Francia la polémica por la expulsión de los gitanos rumanos también se ha encendido. La primera secretaria del Partido Socialista, Martine Aubry, considera el asunto "abominable", y el primer secretario del Partido Comunista, Pierre Laurent, lo califica de "vergüenza".

Una familia de gitanos rumanos expulsados de Francia llega a Bucarest desde Marsella.
Una familia de gitanos rumanos expulsados de Francia llega a Bucarest desde Marsella.REUTERS
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, charla con el presidente rumano, Trian Basescu, hoy en Bruselas.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, charla con el presidente rumano, Trian Basescu, hoy en Bruselas.AP
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Durao Barroso, Sarkozy y Merkel en BruselasREUTERS
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Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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