En Gaza el fracaso es internacional
Resulta fácil condenar el ataque de Israel a la flotilla humanitaria con rumbo a Gaza tildándolo de innecesario, insensato y desproporcionado. Lo que es más difícil, e indispensable a la vez, es darse cuenta de que este incidente pone en tela de juicio una política mucho más amplia en torno a Gaza de la cual la comunidad internacional es responsable.
Durante años, muchos países han sido cómplices de una línea de actuación casi tan equivocada como lo fue el ataque del lunes: el tratar de aislar a Gaza con la esperanza de debilitar a Hamás. El espectacular fracaso de esta medida es sólo correspondido por la sorprendente tenacidad con la que algunos continúan defendiéndola.
La franja de Gaza padece de latente desempleo y pobreza, así como de falta de medicinas, combustible, electricidad, comida y otros productos esenciales. A pesar de que Israel tiene una legítima preocupación por su seguridad, ya que Hamás desvía material importado para uso militar, esto no justifica un bloqueo que sirve de poco más que de castigo colectivo para la población y que, probablemente, sólo tiene como resultado que se radicalice aún más.
Muchos países en el mundo, que han condenado justamente el ataque en el Mediterráneo, juegan un papel fundamental en el trato deplorable que recibe Gaza, telón de fondo de lo acaecido el lunes. La política de aislamiento de esta zona, un intento de poner a la población en contra de Hamás y de apoyar el enfoque de "Cisjordania primero", no era exclusivamente israelí. Si ahora nos centramos únicamente en la reciente tragedia, perderemos lecciones políticas mucho más amplias y trascendentales.
Abrir la vía humanitaria sería un paso importante, pero no una respuesta suficiente a una línea de actuación cuya premisa fundamental es insensible y políticamente contraproducente.
Lo esencial del desafío no es humanitario, sino que es, y lo ha sido siempre, político. Serán decisiones políticas las que tendrán que tomarse sobre cómo manejar la situación de Gaza, Hamás y la posibilidad de un nuevo gobierno palestino. El intento de desgastar a Hamás desde que ganó las elecciones en 2006 claramente no ha funcionado y, hacerlo a costa del pueblo, está mal. La política internacional en torno a Gaza necesita un replanteamiento minucioso.
El objetivo debería ser el de restablecer el tráfico normal en la zona a la vez que se pone fin al contrabando de armas o al uso de bienes para fines ilícitos, a través de un seguimiento de la utilización final llevado a cabo por un organismo independiente compuesto por miembros internacionales. Más aún, es hora de promover una política que involucre a Hamás en vez de ignorarlo.
Esta semana, hemos sido testigos del triste fruto de un fallido y peligroso enfoque político, esgrimido por Israel, pero por muchos otros gobiernos también. Esperemos que esta crisis nos proporcione una oportunidad para corregir el rumbo, si es que algo positivo puede salir de ella.
Louise Arbour es la presidenta de International Crisis Group, antigua Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y antigua fiscal general del Tribunal Penal Internacional para ex Yugoslavia y Ruanda.
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