Sergei Tigipko: otro rostro de la política ucraniana
Ucrania debe practicar su propia política internacional pragmática al servicio de la economía nacional y no dejarse llevar ciegamente por los intereses de Rusia, la Unión Europea o EE UU. Esta es en esencia la propuesta de Leonid Tigipko, el candidato presidencial que, por su creciente popularidad, podría sorprender a quienes dan por sentado que sólo Víctor Yanukóvich, representante de los sectores industriales del Este, y la populista Yulia Timoshenko, tienen posibilidades de disputarse la presidencia del Estado en segunda vuelta este domingo.
Sea cual sea el resultado de la primera vuelta, Tigipko, de 49 años, se ha distinguido ya por ofrecer un rostro relativamente nuevo y un mensaje político más lacónico y preciso que el de los favoritos en el elenco de 18 candidatos. Este banquero de profesión, que nació y se graduó como ingeniero metalúrgico en la ciudad de Dnepropetrovsk, dirigió la campaña electoral de Yanukóvich en 2004, pero le abandonó tras la segunda vuelta "porque no era nada fácil convencer a la gente para que votara por un candidato que había sido juzgado", según dice en una entrevista con El PAIS. Cinco años permaneció Tigipko fuera de la política, dedicado a los negocios que lo convirtieron en uno de los hombres más ricos del país, antes de reaparecer en esta campaña, en la que dice haberse gastado 90 millones de grivnias de sus propios recursos.
Tigipko tiene experiencia de gobierno por haber sido viceprimer ministro, ministro de economía y jefe del banco nacional. Si llegara a desbancar a Timoshenko como finalista, sería un formidable competidor de Yanukóvich, cuyas debilidades conoce muy bien. Si se situara segundo, podría permutar su capital político por una posición de influencia en el equipo ganador o bien fortalecer al partido que está formando y con el que podría entrar en el parlamento el año próximo.
Tigipko no trata de dorarle la píldora ni a Rusia -"que siempre intentará dominar y afirmar al máximo sus intereses en la región"- ni a Occidente. Aspira a una Ucrania soberana que tome sus propias decisiones en función de sus intereses sin plegarse ante Moscú, a la que acusa de torpedear los intereses políticos y económicos de Kiev en el extranjero, ni ante Occidente. Tras el fracaso del rumbo de Yúshenko orientado al ingreso en la OTAN, Tigipko cree que hay que revisar la doctrina militar de Ucrania "hacia la neutralidad" , sin abandonar por ello la colaboración con la Alianza ni la campaña informativa que ilustre sobre esta organización a una población que "en un 70% está en contra". La UE sigue siendo una prioridad, pero dado que Ucrania tendrá que "esperar 15 años" como mínimo para ingresar, el candidato aboga por medidas de presión sobre Bruselas, tales como reforzar el control sobre los viajes de los ciudadanos de la Unión Europea que ahora van sin visado a Ucrania.
No es partidario Tigipko de que el ruso sea segunda lengua oficial del Estado porque "provocaría conflictos innecesarios", pero si que sea lengua de uso en la administración y en la vida pública en las zonas de residencia compacta de rusoparlantes, de acuerdo con las directrices del Consejo de Europa. El político insta a Rusia a hacer propuestas sobre el futuro de la flota del Mar Negro para 2017 cuando concluye su plazo de estancia en Crimea, donde, dice, hay que atajar las actividades de los "agentes rusos" en nombre de la integridad territorial de Ucrania. A Moscú le exige además que respete los derechos culturales y lingüísticos de los tres millones de ucranianos residentes en Rusia
El candidato quiere rescatar dos concepciones de época de Leonid Kuchma, a saber la de Ucrania como "líder regional" y la de "centro de atracción alternativo" a Rusia en la comunidad de países postsoviéticos. También quiere activar los esfuerzos reguladores de Kiev en el conflicto del Transdniéster y no cumplir "ciegamente las directrices de la UE" en esa región separatista de Moldavia, donde vive un importante contingente de ucranianos.
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