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Los disturbios bloquean la frontera entre Venezuela y Colombia

Comerciantes y taxistas protestan por el aumento de los controles aduaneros

La frontera entre Colombia y Venezuela se ha abierto y cerrado intermitentemente desde hace tres días debido a los disturbios ocurridos la semana pasada entre taxistas colombianos y miembros de la Guardia Nacional venezolana. El miércoles y el jueves, los colombianos protestaron contra el endurecimiento de los controles aduaneros del Gobierno de Hugo Chávez y fueron repelidos con gases lacrimógenos. Además, el martes fueron decenas de indígenas venezolanos los que bloquearon el tráfico entre los países para manifestarse en contra del decomiso de sus mercancías por parte de las autoridades colombianas.

Desde que el Gobierno de Venezuela decidió congelar sus relaciones comerciales y diplomáticas con Colombia en agosto pasado, la vida no ha sido la misma para quienes habitan en la franja de más de 2.200 kilómetros que une a los dos países. "No nos quieren dejar trabajar, no nos quieren dejar sacar nada, no quieren dejar entrar gente ni allá ni acá", declaró el jueves a la cadena de televisión Caracol uno de los manifestantes colombianos, que llevaba el rostro oculto tras un pasamontañas y se identificó como un mototaxista.

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Precisamente un "gremio" de motociclistas, que agrupa a unos 300 conductores que transportan pasajeros de un lado a otro de la frontera, fue el que cerró durante dos días el puente internacional Simón Bolívar, que comunica al Estado venezolano de Táchira con el departamento colombiano de Norte de Santander, en protesta por las requisas a las que los someten las autoridades venezolanas. La queja de los indígenas venezolanos tiene una raíz similar: protestan de que la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN) no les permite ingresar sus mercancías y víveres desde Venezuela.

En el caso de los mototaxistas, la Guardia Nacional venezolana alega que los conductores se dedican, en realidad, al contrabando. Las autoridades venezolanas les acusan de cruzar la frontera hasta 20 veces por día para comprar gasolina y alimentos baratos en Venezuela y después venderlos al triple de su precio en Colombia. El tráfico de mercancías, en especial de gasolina, siempre ha sido un negocio lucrativo en los Estados fronterizos con Colombia. Pero lo es aún más desde que el Gobierno de Hugo Chávez prohibió la importación de combustible a precios regulados hacia el departamento de Norte de Santander, y desde que el tipo de cambio favorece al peso colombiano frente al bolívar fuerte venezolano. El mismo galón de gasolina que en las estaciones internacionales de servicio de Venezuela cuesta sólo siete centavos de dólar, se vende por dos dólares en Colombia. Además, a consecuencia de las férreas restricciones en la cotización de la divisa venezolana impuestas por Chávez desde 2003, el peso colombiano se cotiza tres veces por encima del bolívar fuerte en el mercado negro; de allí que las compras de alimentos en Venezuela resulten más baratas a los colombianos.

Desde que Caracas congeló sus relaciones con Bogotá en agosto pasado, los controles de la Guardia Nacional venezolana para evitar el tráfico de combustibles y de alimentos se han vuelto más estrictos. El Gobierno venezolano atribuye a este "contrabando de extracción" los largos periodos de desabastecimientos de productos como café, leche, azúcar y arroz que ha atravesado el país en los últimos años.

Un manifestante se enfrenta con piedras a la Guardia Nacional de Venezuela en Cúcuta.
Un manifestante se enfrenta con piedras a la Guardia Nacional de Venezuela en Cúcuta.REUTERS

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