Morales quiere reconciliarse con Estados Unidos
Una comisión se encargará de negociar el acuerdo bilateral
Bolivia aspira a la reconciliación con Estados Unidos y trabaja en la creación de una comisión tripartita encargada de negociar, probablemente desde finales de mayo, un gran acuerdo bilateral que marque como punto de partida el pleno restablecimiento de relaciones diplomáticas, deterioradas por la expulsión de embajadores y de organismos estadounidenses que trabajaban en este país.
"Queremos una relación de respeto mutuo, no de intromisión; queremos cooperación que ayude a alcanzar los objetivos del plan nacional de desarrollo", afirmó el canciller, David Choquehuanca, al tiempo que confirmó en La Paz la creación de la comisión, integrada por representantes de los ministerios de Planificación, del Interior y de Asuntos Exteriores.
Además de la no intromisión, el canciller aclaró que la lucha contra el narcotráfico tendrá que ser bajo el mando boliviano. Del mismo modo, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) desplegará sus proyectos en coordinación con las autoridades del Gobierno.
"Nosotros queremos rayar la cancha [establecer las reglas], construir una relación positiva, constructiva, y no una relación de intromisión", declaró el ministro Choquehuanca el pasado abril, poco después de su regreso de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, donde se reunió con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton. Entonces anticipó el comienzo de una nueva etapa en las relaciones con Estados Unidos, a partir de finales de mayo.
Las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos registraron la mayor discrepancia en septiembre del pasado año, cuando el presidente Evo Morales —que reiteró muchas veces su sentimiento antiimperialista en actos de masas— decidió expulsar al embajador, Philip Goldberg, tras acusarlo de conspirar con la oposición política contra su Gobierno. Washington reaccionó con la misma medida: expulsó al embajador boliviano Gustavo Guzmán.
La declaración de persona non grata estuvo precedida por un sinnúmero de llamadas de atención al embajador Goldberg y un celoso y estrecho seguimiento a todas sus actividades en el país, algunas de las cuales fueron interpretadas como de conspiración y de apoyo a la derecha boliviana en supuestos actos subversivos.
Expulsión
El Gobierno boliviano dispuso también, además de la salida del país de la USAID, la de los funcionarios de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), y en enero pasado terminó expulsando al segundo secretario de la Embajada, Francisco Martínez, acusado de ser contacto de un supuesto agente de la CIA infiltrado en la empresa estatal del petróleo y presunto instigador de los actos de corrupción cometidos por el presidente de esa entidad y varios de sus colaboradores, actualmente bajo proceso judicial.
El cambio de Administración en Estados Unidos, de George Bush a Barack Obama, fue visto por el presidente Morales como la oportunidad para restablecer relaciones de cooperación y no de sumisión. La entrevista de Choquehuanca con la secretaria de Estado en Trinidad y Tobago, y la visita del ex presidente Jimmy Carter a Bolivia en las últimas semanas han estimulado la idea de la reconciliación.
El distanciamiento diplomático ha supuesto la pérdida de uno de los más importantes mercados para productos bolivianos no tradicionales bajo tratamiento preferencial de aranceles y el cierre de talleres artesanales que trabajaban para vender en Estados Unidos.
Aunque la policía boliviana antidroga muestra gran eficacia en su tarea, el descubrimiento de cada vez mayores fábricas de cocaína refinada —hasta de 50 kilos por día— refleja la urgente necesidad de reforzar la vigilancia en todo el país ante la casi innegable presencia de grupos extranjeros dedicados a esta actividad.
La secretaria Clinton mostró también una razón para que su Gobierno intente un nuevo acercamiento a los líderes latinoamericanos adversos a su país: la creciente presencia de China e Irán en proyectos económicos y la construcción de fuertes lazos políticos frente a un papel relegado de Estados Unidos en la región.
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