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Latinoamérica duplica su arsenal

Las tensiones regionales subyacen en el rearme de algunos países suramericanos que argumentan que se trata de una renovación del material

Javier Lafuente

Sesenta toneladas de peso, un cañón de 120 milímetros y un avanzado sistema electrónico son las principales características del Leopard 2, el tanque convencional más poderoso de América Latina. Chile, un país de unos 16 millones de personas, posee 300. ¿Los necesita? Una amenaza militar sobre Santiago parece una utopía. Sin embargo, las tensiones entre vecinos, unidas a un lustro de bonanza económica, han propiciado que América Latina, especialmente los países del sur, hayan reforzado su armamento.

El gasto en defensa de Latinoamérica y el Caribe aumentó un 91% entre 2003 y 2008, según las cifras publicadas recientemente por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, en sus siglas en inglés). En su informe Balance Militar 2009, el prestigioso centro de análisis de las relaciones internacionales señala que el gasto militar en la región el pasado año fue de 47.200 millones de dólares, frente a los 24.700 millones de 2003.

La excusa que durante este tiempo han dado los países era la necesidad de renovar un material militar obsoleto. El informe del IISS concuerda con esta apreciación al apuntar que "la mayoría de los equipos actualmente en servicio datan de los años cincuenta y sesenta, y muchos programas anunciados recientemente son, ante todo, modernizaciones y sustitución de vieja tecnología". "Es cierto que el armamento de algunos países no era moderno, pero eso no quita que el aumento del gasto se realice por la percepción de que existen amenazas a nivel regional, por los conflictos existentes o por las compras de armamento de los vecinos", explica el analista militar argentino Diego Fleitas, director de la Asociación de Políticas Públicas.

Conflicto entre Venezuela y Colombia

Uno de los focos de tensión más activos y que ilustra a la perfección el comentario de Fleitas es el conflicto que mantienen Venezuela y Colombia, especialmente desde la llegada de Hugo Chávez al poder, hace diez años. "Es llamativo que en los casi 200 años de independencia del país no se ha visto inmerso en ningún conflicto bélico internacional; sin embargo, ha estado a punto de entrar en guerra con Colombia en tres ocasiones", lamenta el experto venezolano en defensa Carlos Hernández.

En el último lustro, una de las adquisiciones venezolanas más incómoda fue la compra de 100.000 fusiles AK 103. La mera renovación del material no hubiese supuesto más problema de no ser porque el cambio de fusil se produjo por otro que era compatible con el utilizado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los movimientos en la frontera de ambos países del Ejército de Álvaro Uribe, que posee los obuses más modernos de la región, no han cesado, con o sin amenaza venezolana. El presupuesto colombiano de defensa el pasado año fue de 5.500 millones de dólares, un 13,5% mayor que el destinado en 2007.

En los últimos tres años, las compras del Gobierno de Chávez a Rusia, Bielorrusia, China y España han sobrepasado los 6.700 millones de dólares (unos 4.600 millones de euros). El embargo armamentístico que decretó Estados Unidos en los años noventa ha impulsado la relación entre Caracas y Moscú. Según el informe del IISS, Venezuela podría comprar a Rusia cazas Su-30, aviones de transporte Il-76, aeronaves cisterna Il-78, submarinos Kilo y helicópteros mi-28.

Por si cabe alguna duda de si existe o no un ánimo armamentista en la región, Diego Fleitas recuerda que el pasado mes de diciembre, Venezuela, Brasil y Argentina se negaron a firmar el acuerdo de prohibición de las bombas de racimo, que fue adoptado en la ciudad noruega de Oslo.

Carrera entre vecinos

Perú y Bolivia son vecinos incómodos para Chile. Cada vez que La Paz o sus aliados mueven ficha -por ejemplo, porque Hugo Chávez sueña con bañarse en una playa boliviana en el Pacífico, o porque Caracas aporta 10 millones de dólares para la Escuela Naval Boliviana, país sin costa-, las alarmas saltan en Santiago. Los analistas, sin embargo, no consideran que eso justifique que Chile cuente con el arsenal más moderno de la región, no precisamente por novedoso. "Exagerado" y "desproporcionado" son los términos más empleados. Su capacidad armamentista dista mucho de las amenazas que pueden tener.

El principal exportador de cobre del mundo se ha beneficiado estos años de la cotización internacional del metal, que ha estado por las nubes. Gracias a la Ley del Cobre, que destina el 10% de los beneficios por la venta del material al presupuesto de las Fuerzas Armadas, Chile ha conseguido renovarse y rearmarse como ningún otro país de la región.

El doble discurso de las Fuerzas Armadas -por un lado, aseguran que las tensiones vecinales son peligrosas, por tanto, hay que comprar armamento; por otro lado, aseguran que no hay carrera armamentista, así no se bloquean las compras de armas- ha calado en un país que ha mantenido contento a su Ejército mientras Pinochet seguía vivo. El caso antagónico es el de la vecina Argentina. Marcado por la dictadura militar (1976-1983), el país tiene una situación militar precaria.

Riesgos

Si bien puede ser legítimo que un país compre armas o aumente su gasto por su legítima defensa, ¿qué riesgos pueden conllevar dichas compras? "Pueden generar un efecto contrario al que busca; en vez de solucionar los problemas de la región, puede generarlos", alerta Fleitas. Más aún, el analista argentino considera que el gasto es innecesario y podría ser empleado en otras materias como la educación. "El gasto militar es un obstáculo. Los países, en vez de invertir en desarrollo en una región en la que más del 50% vive bajo el umbral de la pobreza, están invirtiendo en armas", critica Fleitas.

El lustro de bonanza económica se ha acabado. La región, inmersa en la crisis financiera internacional, afronta una época de vacas flacas. Con los precios de las materias primas por los suelos y, sobre todo, con el barril de crudo bajando cada día más, la incógnita se centra en ver si los países, especialmente Venezuela, agitador por excelencia, pueden hacer frente a las compras armamentistas realizadas estos cinco años.

REUTERS

Brasil, otra vez un paso por delante

El pasado mes de diciembre, mientras los gobernantes latinoamericanos se rompían la cabeza para ver cómo afrontaban una crisis que consideraban inmune y temían, en casos evidentes como el de Venezuela, si iban a poder afrontar las compras de armamento prometidas, Brasil, que también se está viendo afectado por las turbulencias financieras, daba un paso hacia adelante en su carrera militar. Un paso que iba más allá de reforzarse militarmente frente a las tensiones con los países vecinos. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, firmaban un acuerdo, que comprometía a Francia a ayudar a construir en suelo brasileño el primer submarino nuclear de la región.

Además de contrarrestar el creciente poder militar de Caracas, Brasilia se rearma para proteger su producción petrolera en mar adentro y consolidar así su liderazgo en la región, siempre con las miras puestas, según los analistas, en convertirse en una potencia mundial.

Desde 2005, el presupuesto de defensa brasileño ha crecido casi un 10% anual, y en 2008 alcanzó los 20.100 millones de dólares, un dato muy superior a los 9.600 millones de dólares de 2004.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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