¿Y si Lula se quedase?

El vicepresidente de la República, José Alencar, uno de los empresarios más importantes de Brasil, agitó el martes las aguas de la política volviendo a lanzar la posibilidad de un tercer mandato para el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, aunque para ello hubiese que cambiar la actual Constitución, que no permite más de dos mandatos seguidos de Gobierno.

Según Alencar, "Lula querría nombrar a un sucesor" para estar seguro de que va a continuar con las reformas por él comenzadas y aún no acabadas, sobre todo a favor de los más pobres, pero añadió que "sin embargo, lo que el pueblo quiere es que él continúe en el poder". Consciente de que había lanzado una bomba, el vicepresidente quiso puntualizar: "Que conste que yo soy un demócrata, pero lo que digo es que, si preguntásemos a los brasileños, lo que ellos desean es que él continúe durante más tiempo en el poder". Y citó el ejemplo de Franklin Roosevelt, que en Estados Unidos consiguió un tercer mandato y permaneció en el poder desde 1933 hasta 1945 atravesando el periodo de la II Guerra Mundial.

Bastaron las palabras por sorpresa de Alencar para que, inmediatamente, los que ya hacían hipótesis sobre la posibilidad de un cambio constitucional que permitiera a Lula continuar en el poder, desempolvaran las viejas propuestas de plebiscitos nacionales, uno de los cuales podría destinarse a saber si el pueblo quiere que Lula dispute un tercer mandato, sobre todo en este momento, en el que los sondeos le han otorgado un altísimo índice de popularidad, que alcanza un 73%.

El columnista del diario O Globo Merval Pereira, uno de los más escuchados en el mundillo político, recogió la provocación del vicepresidente de la República, y se preguntaba ayer: "¿Será sólo coincidencia que, paralelamente al maratón de inauguraciones y primeras piedras de las obras del PAC [Plan de Aceleración del Crecimiento] por todo el país, realizadas por Lula, el vicepresidente de la República, José Alencar, salga en público a defender un tercer mandato para él?".

Otros analistas recuerdan que Lula siempre ha dicho que quien le había elegido en los dos mandatos había sido "el pueblo" y no los poderes fácticos. Lula ha afirmado varias veces que se quedaría sólo si los brasileños se lo pidieran. ¿Cómo se lo pedirían? Sólo a través de un plebiscito, cuyas posibilidades jurídicas de celebrarse están estudiando entre bastidores algunos juristas cercanos al presidente.

Alencar ha querido también afirmar que "raramente se ha encontrado en la historia un ciudadano como Lula, tan capaz para dirigir el país". Elogiando la labor social realizada en estos seis años de Gobierno, Lula desempolvó días atrás el Evangelio, en el episodio de la multiplicación de los panes y los peces, que es lo que él dice estar haciendo con el programa Bolsa Familia, que ayuda ya a 12 millones de familias. Lula se enorgullece de que han comenzado a copiárselo hasta en Estados Unidos para paliar la crisis económica que zarandea a ese país.

A todo ello, hay que añadir que la considerada sucesora in péctore de Lula, la ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff, apodada por Lula madre del PAC, se ve en este momento involucrada en un escándalo, ya que presuntamente su primera asesora preparó un informe sobre los gastos personales del ex presidente Fernando Enrique Cardoso y su esposa Ruth Cardoso, parte del cual ha acabado publicado en la revista Veja de la semana pasada.

Los analistas políticos consideran que las grandes posibilidades que Rousseff tenía para ser la persona apuntada por Lula para sucederle en el poder se han evaporado en pocas horas, aunque la ex guerrillera ha recordado su pasado y ha desafiado a la oposición, diciéndoles que no se olviden que ella sigue siendo "una guerrillera", es decir, sin miedo a la lucha.