_
_
_
_

El TLC embarranca en Costa Rica

El Gobierno pide más tiempo a Washington, ante la paralización en el Congreso de las reformas necesarias para que entre en vigor el acuerdo

Un derrumbe bloqueó el lunes la carretera que comunica el Caribe con la capital de Costa Rica, San José. Entre cientos de vehículos atrapados quedó el de un diputado aliado del Gobierno. Le fue imposible llegar a tiempo a una convocatoria parlamentaria. Su presencia impidió el quórum. Y la sesión legislativa se canceló. Fue otra jornada baldía en el debate sobre las leyes que a contrarreloj impulsa el Gobierno de Óscar Arias para intentar poner en vigor el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y otros cinco países de la región, ratificado ya en referéndum el pasado octubre. Un día después de la sesión frustrada, el presidente Arias terminó admitiendo que será imposible aprobar todo antes del 29 de febrero y anunció que pedirá una prórroga a Washington. Un punto a favor de la oposición.

Sólo si Estados Unidos concede más tiempo podrá Costa Rica mantenerse como socio probable del TLC, que ya ha reducido aranceles y flexibilizado las normas de inversión en el resto de Centroamérica. Según la interpretación jurídica con que el Gobierno ha intentado meter presión al Congreso, un plazo adicional no mayor a tres meses sería suficiente para tramitar las reformas legales, que van desde asuntos de propiedad intelectual hasta la ruptura del monopolio estatal en los suculentos negocios de seguros y telecomunicaciones.

Los bomberos, los teléfonos, las semillas de hortalizas, el mercado de las fotocopias, los derechos sobre canciones y los seguros bancarios serán otra cosa, si el paquete de leyes consigue superar el rígido reglamento legislativo y el complejo mapa político en un Congreso formado por nueve fuerzas de todo tamaño y color.

Los 57 diputados se han dividido en dos bandos, como el país antes del referéndum en el que el sí ganó con una ventaja del 3% del electorado. El Partido Acción Ciudadana (PAC) y dos parlamentarios más han logrado aprovecharse del reglamento para saturar la tolerancia de sus adversarios con discursos y mociones. Frente a estos 19 opositores, 38 diputados forman un bloque amasado con negociaciones que a veces parecen insuficientes y consumen los esfuerzos del ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias, hermano del presidente. A los 25 oficialistas del Partido Liberación Nacional (PLN) les apoyan 13 opositores, pero la participación en una comisión ajena al TLC, el rechazo a un proyecto de otro asunto y hasta un mal gesto pueden restar votos a esa alianza e imposibilitar el quórum o la votación mínima requerida. La coalición camina siempre sobre la línea fronteriza y todos sus miembros tienen el detonador en la mano.

Tampoco hay derecho a quedarse al otro lado del derrumbe, ni a enfermarse, ni a enfadarse por la falta de apoyo a proyectos alternativos. Ni se pueden plantear otros temas, ni se puede evitar ver a diputados reunidos un sábado hasta las 9 de la noche, en vaqueros y masticando hamburguesas, para tratar de llegar a una fecha que permita, a su vez, cumplir con el plazo del 29 de febrero, algo que finalmente será imposible. "El Congreso de Costa Rica merece, por derecho propio, el Nobel de la lentitud", se ha quejado Arias.

El PAC ha restado validez a los plazos del Gobierno y lo ha acusado de usar su interpretación jurídica sólo para presionar al Congreso con leyes que en ciertos casos sobrepasan los requerimientos del acuerdo comercial, como ha demostrado la prensa. "Deposite de inmediato el TLC [ante Estados Unidos] y termine con la campaña electorera", ha dicho en una carta a Arias el líder y ex candidato presidencial del PAC Ottón Solís, abanderado de un modelo de Estado protector y acérrimo enemigo de los acuerdos comerciales a la americana. De nada sirve presentar el TLC sin sus leyes de ejecución, ha respondido el mandatario.

Contactos previos permiten al Gobierno ser optimista acerca de la respuesta que dará Washington y de la aceptación de los socios restantes: Guatemala, Honduras, El Salvador, República Dominicana y la Nicaragua del antiimperialista Daniel Ortega, a quien algunos sectores costarricenses atribuyen la posibilidad de condicionar su decisión.

¿Qué procedimiento usará San José para plantear la prórroga? Se desconoce o se oculta. Costa Rica fue el primer país en llevar la aprobación de un acuerdo comercial a las urnas y será el primero en pedir más tiempo para ponerlo en práctica, ha dicho con algo de ironía Arias, que en mayo llegará a la mitad de su mandato flotando sobre un grado satisfactorio de aceptación popular.

Arias insiste en que el TLC aumentará la tasa de empleo, empujará el crecimiento de la economía y, por tanto, mejorará la recaudación fiscal, tres rubros en los que este Gobierno ha logrado mejorías significativas, lo cual también motiva a sectores reticentes a considerar innecesario el acuerdo, negociado en la Administración anterior.

Mientras, la actual recesión de la economía estadounidense ha servido al Ejecutivo para señalar la necesidad de las reglas fijas que se establecerían con el TLC, ya que la potencia del norte representa el destino de casi la mitad de las exportaciones costarricenses.

El presidente, Óscar Arias; el sacerdote Claudio Solano, y el ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias, celebran el resultado del referéndum del TLC, el pasado octubre.
El presidente, Óscar Arias; el sacerdote Claudio Solano, y el ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias, celebran el resultado del referéndum del TLC, el pasado octubre.EFE

Carretillas, conventos y ausencias

El debate legislativo en Costa Rica por las leyes vinculadas al tratado de libre comercio (TLC) con EE UU y Centroamérica ha llegado a extremos anecdóticos. Como el protagonizado por un grupo de diputados que llevó a la sala de sesiones una carretilla, la llenó de folios y se presentó en conferencia de prensa. "Vean, éstos son los recursos políticos con los que el PAC Partido Acción Ciudadana] nos ha bloqueado", dijeron los legisladores favorables al acuerdo comercial, mientras la prensa gráfica se relamía frente a la suculenta escena.

La carretilla azul fue cargada por una diputada que, como un albañil, cruzó el plenario con paso firme y mostrando copias de las 900 mociones de reiteración que los opositores han presentado en la discusión de un proyecto relacionado con el monopolio de las telecomunicaciones. Junto con otros dos proyectos, las enmiendas sumaron 5.000, cuya distribución entre los congresistas requirió más de 52.000 folios. "Basta ya", decía un gran rótulo sobre la carretilla.

El PAC contestó que la presentación de objeciones es el único camino que les ha quedado frente a la indisposición del Gobierno a negociar. Cada moción y cada discurso supone tiempo y actúa en contra de los intereses del Gobierno.

La responsabilidad de la lentitud legislativa, sin embargo, no sólo pesa sobre las espaldas de la oposición. El mismo diputado que quedó atrapado por un derrumbe en una carretera, José Luis Vásquez, provocó falta de quórum en otras sesiones porque viajó a Cuba para acompañar a una hija suya que ingresaba en un convento.

Otro compañero suyo de partido y de la coalición, Bienvenido Venegas, se ausentó del plenario toda una semana y frustró el quórum, después del desprecio del Gobierno a un proyecto que pretendía instaurar en el Poder Judicial reformas que beneficiarían al expresidente Rafael Ángel Calderón, acusado de corrupción e interesado en volver a la política en los comicios de 2010.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_