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El comisionista Medina, a Luceño entre risas: “Me cruzo con un par de municipales... ¡y van con nuestras mascarillas ya!”

La Audiencia de Madrid acoge esta semana el juicio a los empresarios por la presunta estafa millonaria al Consistorio de Madrid en la pandemia

El comisionista Luis Medina, ante los juzgados de Plaza de Castilla de Madrid, en 2022.
El comisionista Luis Medina, ante los juzgados de Plaza de Castilla de Madrid, en 2022.Luca Piergiovanni (EFE)
J. J. Gálvez

En abril de 2020, cuando millones de españoles vivían encerrados en sus casas aterrorizados por un coronavirus que mataba a miles de personas, el empresario Luis Medina envió un audio de WhatsApp a su socio Alberto Luceño: “Oye, que me ha hecho gracia. Que voy por la calle, me cruzo con un par de municipales... ¡y van con nuestras máscaras ya! jejejeje”, se reía el hijo del fallecido decimonoveno duque de Feria y de la modelo Naty Abascal. Para entonces, los dos se habían embolsado seis millones de euros en comisiones en solo 24 días por intermediar en una operación de compraventa de material sanitario del Ayuntamiento de Madrid. Un lucrativo negocio que se gestó tras inflar los precios de los productos y engañar al Consistorio de la capital, al que ocultaron que iban a cobrar una parte, según el sumario que sienta a ambos en el banquillo de los acusados a partir de esta semana.

Desde este martes, la Audiencia Provincial de Madrid acoge el juicio contra Medina y Luceño. Comienza casi tres años después de estallar el escándalo en 2022, cuando salieron a la luz los oscuros tejemanejes de los comisionistas, y casi dos años después de que el juez instructor Adolfo Carretero —el mismo que dirige la causa contra Íñigo Errejón, exportavoz parlamentario de Sumar, por la denuncia de Elisa Mouliaá por agresión sexual— diera por finalizada las pesquisas contra ellos. El tribunal ha reservado siete días para celebrar la vista, que prevé finalizar el próximo 26 de febrero. La Fiscalía Anticorrupción reclama nueve años de cárcel para Medina por estafa y falsedad documental; y 15 años para Luceño, al que también atribuye un delito fiscal.

A lo largo de las siete sesiones programadas, las acusaciones desplegarán una intensa ofensiva para probar su tesis, que se apoya en la ingente documentación que se intervino durante la instrucción y en las declaraciones de quienes tuvieron contacto con los empresarios durante aquellos intensos días de la pandemia. Así, entre los testigos que desfilarán ante los magistrados, se encuentra Elena Collado, la alto cargo del Consistorio que detectó las primeras irregularidades, cuando aún no sabía que los comisionistas se estaban llevando una suculenta parte del pastel y cuando pensaba que ambos ayudaban al Ayuntamiento de forma “altruista”. “Nos han estafado seguro”, escribió Collado a Luceño el 8 de abril de 2020 en referencia a los proveedores asiáticos, al ver que en un supermercado se vendían más baratos los mismos guantes que habían comprado a través de los dos acusados: “Por favor, llámame. Esto es lo peor que me ha pasado en la vida”, le insistió.

Alberto Luceño, ante los juzgados de Plaza de Castilla, en febrero de 2023.
Alberto Luceño, ante los juzgados de Plaza de Castilla, en febrero de 2023.Europa Press News (Europa Press via Getty Images)

Al acabar su investigación, el juez Adolfo Carretero situó el origen de esta trama el 20 de marzo de 2020, solo seis días después de que el Gobierno declarase el estado de alarma por la crisis sanitaria del covid. “En el peor momento de la pandemia y con miles de muertos por su causa en España, sin que se hubiesen descubierto las vacunas contra esta enfermedad, como sucedió más tarde por fortuna, [...] Medina y Luceño urdieron un plan para obtener el mayor beneficio económico posible a costa del erario municipal”, destacó el magistrado.

Según el instructor, los empresarios contactaron con la Administración local (desesperada entonces ante la “imperiosa necesidad” que tenía de obtener un material sanitario que escaseaba) y le hicieron creer que la ayudarían de forma desinteresada. Para adentrarse en el corazón del Ayuntamiento, Luis Medina movió sus hilos y, “valiéndose de su condición de personaje público y famoso”, obtuvo el teléfono de Carlos Martínez-Almeida, primo del alcalde José Luis Martínez-Almeida, quien le facilitó los datos de contacto para llegar hasta “la persona encargada de la compra del material sanitario”, Elena Collado, a la que presuntamente engañaron después. Las pesquisas determinaron que, además de no revelar que ellos se llevarían una comisión, inflaron los precios: el de las mascarillas, un 60%; el de los guantes de nitrilo, un 81%; y el de los tests, un 71%. “Pa la saca”, festejó Luceño en un email.

El tribunal ha previsto que Carlos Martínez-Almeida también declare como testigo en el juicio, al igual que San Chin Choon, el empresario malasio y director ejecutivo de la compañía Leno Sdn Bhd, que suministró los productos.

Las dos fotos del supuesto San Chin Choon que Luceño envió a la responsable de Compras del Ayuntamiento de Madrid, según consta en el sumario.
Las dos fotos del supuesto San Chin Choon que Luceño envió a la responsable de Compras del Ayuntamiento de Madrid, según consta en el sumario.

Durante la instrucción, el magistrado descartó que el Ayuntamiento estuviera implicado en la red corrupta, y presentó al Consistorio como víctima. En esa línea, repetida por el Gobierno de Martínez-Almeida, el alcalde ya admitió hace tres años que habló en 2020 con Luis Medina para agradecerle que además, según decía, iban a donar cientos de miles de mascarillas a la Administración local.

Una operación de 12 millones

El juez Carretero sostiene que, para lograr ejecutar su plan, Luceño “fingió tener experiencia en el negocio sanitario, fábricas en China y ser agente exclusivo para Europa de Leno, lo que no era cierto”. Y, gracias a esa confianza que generaron, cerraron contratos con el Ayuntamiento por casi 12 millones de dólares (más de 11,5 millones de euros). De ese dinero, ellos se llevaron seis millones, pero no se repartieron a partes iguales: Medina se quedó un millón; y Luceño, cinco millones (los investigadores sospechan que engañó a su propio socio).

Ambos se gastaron rápido esa fortuna en artículos de lujo. Por ejemplo, el hijo del duque de Feria, un habitual de la prensa del corazón, se compró un yate que registró en Gibraltar y al que llamó Feria. Su compañero de banquillo adquirió una casa, así como coches y relojes de alta gama. Para más inri, Luceño urdió una trama societaria adicional para no pagar impuestos por el cobro de esa enorme cantidad de dinero.

Durante el juicio se espera que la defensa de Luceño trate de demostrar que el empresario no desplegó ningún engaño y que ya tenía “experiencia internacional” en el mercado de las importaciones. Para ello, su abogado ya destacó varios audios de WhatsApp que se cruzó con Medina durante los días anteriores a cerrar los negocios con el Consistorio, donde ambos conversan sobre la compraventa de “soja”, “vacuno” o “azúcar”.

Por su parte, el hijo del duque de Feria ha defendido siempre su inocencia. Incluso, a las pocas semanas de estallar el escándalo, Medina lucía en su foto de WhatsApp una imagen del actor Daniel Day-Lewis en la película En el nombre del padre, en la que el intérprete encarna a un irlandés injustamente acusado de participar en un atentado. “No hay estafa ninguna, solamente existe en la imaginación de la Fiscalía”, manifestó entonces a la prensa.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.
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