Somalia estará tres meses bajo la ley marcial
El primer ministro afirma que "la mayor parte de (las fuerzas) islamistas han sido destruidas"
El primer ministro de Somalia, Mohamed Ali Gedi, ha entrado hoy en Mogadiscio, un día después de que ingresaran fuerzas oficiales y tropas etíopes que participaban en una ofensiva con los combatientes islámicos. La ley marcial va a mantenerse en el territorio somalí durante tres meses con el fin de garantizar la seguridad tras la ofensiva que terminó con la retirada de las tropas de los islamistas. Sin embargo, el presidente de la Unión de Tribunales Islámicos de Somalia ha asegurado que no se rendirán jamás "ni huiremos de nuestros enemigos".
La llegada de Gedi ha sido recibida con gritos de alegría de los pobladores de Mogadiscio. Previamente, por sus calles habían desfilado camiones con altavoces haciendo llamamientos a la población para que dieran la bienvenida al primer ministro. Las aclamaciones a Gedi se han mezclado con los gritos de protesta de los residentes capitalinos contra la presencia de soldados etíopes, tanto en el norte de la urbe como en las inmediaciones del aeropuerto y del puerto. Gedi, presentará el jueves ante el Parlamento la propuesta del Ejecutivo, proposición que previsiblemente recibirá la aprobación del legislativo, controlado también por el Gobierno y los "señores de la guerra".
"La mayor parte de (las fuerzas) islamistas han sido destruidas por nuestras fuerzas, los tribunales islámicos ya no existen" ha afirmado Gedi tras entrar en Mogadiscio.
Las tropas del Gobierno y los soldados etíopes entraron ayer en Mogadiscio después de que la capital fuera abandonada por los combatientes islámicos, que habían mantenido controlada la ciudad desde comienzos de junio pasado. En las últimas horas, las fuerzas ocupantes han asegurado el control de las principales avenidas, del aeropuerto y del puerto de Mogadiscio, situada a orillas del océano Índico.
Doble sentimiento entre la población
La llegada de las tropas del Gobierno a Mogadiscio ha sido recibida por flores por muchos y con pedradas por otros, reflejando el doble sentimiento que tienen los habitantes de la capital. "Respiré a fondo cuando los islámicos abandonaron la ciudad, porque corría el riesgo de perder mi trabajo y mis ingresos, y ahora me siento más libre", dijo Isnino Hussien, de 23 años, dueña de un salón de belleza de Mogadiscio. "Creo que los etíopes son amigos del Gobierno y nos ayudarán a restaurar la ley y el orden en nuestro país", añadió.
Pero otra joven, Muhimo Salad, de 24 años, una estudiante de Mogadiscio, ha considerado la fecha de hoy como "un día negro en la historia del país". "Los soldados etíopes están en las calles de Mogadiscio", afirmó. "Estoy esperando la hora de que pueda matar a algún soldado etíope o a los traidores, si ese es el deseo de Dios", añadió.
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