Bush pide "duras sanciones" contra Corea del Norte y descarta el uso de la fuerza
El país asiático amenaza con otro ensayo nuclear mientras crecen las dudas sobre la veracidad del primero
El presidente de EE UU, George W. Bush, ha advertido esta tarde a Corea del Norte que deberá de hacer frente a "duras repercusiones" tras el anuncio del país asiático de que llevó a cabo una explosión nuclear subterránea el pasado lunes. Bush también ha insistido en que no contempla la vía militar para afrontar el desafío norcoreano. Anteriormente, Corea del Norte ha advertido de que la posibilidad de hacer una segunda prueba depende de la actitud de Estados Unidos. Dado el pequeño impacto sísmico, algunos expertos creen que, o bien fracasó la prueba, o bien no fue nuclear.
Bush ha afirmado que buscará con el resto de los países miembros del Consejo de Seguridad la aprobación de una resolución que obligue a Corea del Norte a "respetar sus compromisos internacionales contra la proliferación nuclear" y ha asegurado estar "comprometido con la vía diplomática". Bush ha descartado celebrar conversaciones bilaterales con Pyongyang, una estrategia, que según él, "no funciona".
El presidente ha insistido en que "no tiene intenciones de atacar" al régimen de Kim Jong-Il y que permanece "comprometido con la vía diplomática". Sin embargo, ha matizado, Washington también "se reserva todas las opciones para defender a nuestros amigos en la región" y ha prometido ampliar su cooperación militar con los aliados. Esta cooperación, ha explicado el presidente, incluye el refuerzo de las defensas contra misiles balísticos en la zona y una mayor presión para impedir que Corea del Norte pueda importar tecnología nuclear y de misiles.
La realización de futuros ensayos nucleares "está ligada a la política de Estados Unidos hacia nuestro país", ha asegurado el número dos del régimen norcoreano, Kim Yong-Nam, en declaraciones a la agencia nipona Kyodo. La vuelta de Corea del Norte al diálogo multipartito sobre sus programas nucleares dependerá también de la actitud de EE UU, según Kim Yong-Nam. Las conversaciones a seis bandas (Corea del Sur, EE UU, Japón, China y Rusia) se encuentran estancadas desde noviembre de 2005 por el boicot de Corea del Norte, que exige el fin de las sanciones económicas impuestas por la Casa Blanca hace un año.
Mientras, crecen las dudas sobre si la explosión del pasado lunes cerca de Gilju fue nuclear. Hubo una explosión subterránea que quedó registrada en los sismógrafos, como ocurre cuando hay un terremoto (se detectó un temblor de 4,2 grados en la escala Richter), pero no hay por ahora nada que garantice que su origen fuera nuclear. Algunos expertos creen que el impacto sísmico fue relativamente pequeño tratándose de un ensayo nuclear. "Puede haber sido el fracaso de una prueba más ambiciosa, puede haber sido una prueba con material altamente enriquecido, pero sin llegar a ser material nuclear", según Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. A eso se suma que tampoco se tiene la certeza de que Corea del Norte posea la tecnología capaz de construir una bomba atómica o colocar una cabeza nuclear en un misil.
Una fuente de inteligencia citada por The Washington Times cree que la magnitud de la explosión entra dentro de lo registrado en anteriores pruebas nucleares, "pero también se puede lograr a partir de la acumulación de una fuerte cantidad de explosivos". Es posible también que la baja intensidad registrada fuera el resultado de una detonación parcial, de un relativo fracaso. Esta es la tesis que defienden científicos consultados por The New York Times como Philip E. Coyle, que fue director de pruebas de armas en el Pentágono. "Si es una primera prueba, ha sido más pequeña y menos exitosa de las que hicieron otras potencias nucleares".
Así las cosas, la Casa Blanca ha preferido no aventurar: "Saber exactamente lo que ocurrió puede llevar un cierto tiempo a los científicos", dijo ayer el portavoz, Tony Snow, que aseguró que se harán públicos los resultados, aunque, por si acaso, se curó en salud diciendo que "existe la remota posibilidad de que nunca lleguemos a saber lo que realmente pasó".
El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que "actúe" para evitar que otros países piensen que la comunidad internacional no se toma en serio actos de esta naturaleza". Según Solana, la situación que se vive hoy es el reflejo de la pasividad internacional ante Pakistán cuando se hizo con el arma atómica.
Francia se suma a la incertidumbre
La ministra francesa de Defensa, Michele Alliot-Marie, también ha mostrado sus dudas sobre la veracidad del ensayo atómico. "Dada la débil potencia (de la deflagración) es difícil decir si se trata de una forma de explosión a partir de explosivos clásicos muy importantes o si se trata efectivamente de una explosión nuclear. Si fuera una explosión nuclear, fracasó", ha asegurado hoy Alliot-Marie en la radio Europe 1.
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