Tregua en la 'guerra del papel' entre Argentina y Uruguay
Kirchner y Vázquez tratarán hoy de desbloquear definitivamente el conflicto, tras la decisión adoptada por dos empresas de paralizar la construcción de sus fábricas en la frontera
El conflicto entre Argentina y Uruguay por la construcción de dos fábricas de pasta de celulosa en la orilla uruguaya de la frontera fluvial entre ambos países entró ayer en vías de solución después de que la empresa española Ence, propietaria de una de las plantas, anunciara la paralización de las obras de construcción por 90 días. Previamente lo hizo la finlandesa Botnia. Los presidentes de ambos países, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, respectivamente, tienen previsto reunirse hoy para dar por terminada la guerra del papel.
El desbloqueo final de una situación de tensión creciente que se ha prolongado durante un año —incluyendo corte de fronteras por parte argentina, acusaciones de soborno al mandatario uruguayo y llamada a consultas de los embajadores respectivos— se produjo en las últimas 48 horas, cuando las dos empresas implicadas —la finlandesa, el lunes y la española, ayer— anunciaron que acataban la petición de Kirchner y Tabaré para paralizar temporalmente las obras a la espera de estudios técnicos sobre impacto ambiental.
Diversas organizaciones ecologistas y el Gobierno argentino sostienen que la instalación de las fábricas de pasta de celulosa en la localidad uruguaya de Frai Bentos dañarían de forma irreversible al río Uruguay y al estuario del Río de la Plata, mientras que el Gobierno uruguayo, para quien la construcción de las plantas supone una inversión de 1.200 millones de dólares y la creación de miles de puestos de trabajo directos e indirectos, alega que ambas empresas han presentado garantías de que no suponen un riesgo ni para el medioambiente ni para la salud.
Kirchner y Vázquez acordarán hoy en la localidad uruguaya de Colonia la creación de una comisión de "monitoreo conjunto", una victoria para el presidente argentino que ha logrado imponer la tesis de que, aunque las empresas estén en territorio uruguayo, sus consecuencias pueden afectar a los ciudadanos argentinos. Por su parte, Vázquez ha visto cómo después de un mes se han desbloqueado los pasos fronterizos cerrados por piqueteros ambientalistas argentinos sin que el Gobierno de Buenos Aires tomara medida alguna contra ellos.
Ambos mandatarios ya desayunaron juntos el pasado 11 de marzo en Santiago de Chile, donde se encontraban con motivo de la toma de posesión de Michelle Bachelet. En la capital chilena acordaron una moratoria de 90 días en la construcción de las fábricas, aunque Vázquez explicó a su homólogo argentino que eran las empresas las que tenían que tomar la decisión, cosa que finalmente han hecho.
En un comunicado emitido ayer, Ence se muestra dispuesta a colaborar a que "las autoridades uruguayas puedan ofrecer, a los ciudadanos y Gobierno argentino, las evidencias técnicas de seguridad medioambiental que éstos solicitan", aunque señala que la cifra de 90 días es un "máximo" y que la paralización de las obras no afecta a "obras vinculadas al movimiento de tierras, trabajos de acondicionamiento ambiental y caminería".
Por su parte, los trabajos en la planta de la finlandesa Botnia continuaban, aunque la empresa explicó que es debido a que la paralización no puede hacerse de manera inmediata sino gradual.
El acuerdo ha generado críticas en Uruguay contra Vázquez, muy respaldado durante toda la crisis y al que diversos sectores acusan de haber cedido ante la presión del corte de fronteras. En el lado argentino, Kirchner tendrá ahora que lidiar con esos mismos ambientalistas que reclaman directamente no la paralización temporal de las obras, sino que las fábricas de pasta de celulosa nunca entren en funcionamiento. Anoche estaba previsto que la ciudad argentina de Gualeguaychú, en cuyas cercanías está previsto que se levanten las fábricas, fuese el escenario una manifestación y un apagón de 10 minutos, organizados por ecologistas que ya han advertido que continúan "en alerta".
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