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Más de un millón de jóvenes vuelven a exigir la retirada de la reforma laboral en Francia

La huelga contra el contrato basura para jóvenes causa problemas de transporte, en la enseñanza y los servicios

La cuarta jornada de manifestaciones contra el contrato de primer empleo (CPE), que se ha celebrado hoy en Francia, está cobrando un cariz histórico pues hay que remontarse a finales de 1995 para encontrar una movilización similar contra una reforma del Gobierno. París ha vuelto a acoger la mayor concentración, con 700.000 personas según los organizadores (90.000, según la policía), y el Ministerio del Interior ha contabilizado 878.000 personas fuera de la capital, cifra que para los sindicatos asciende a tres millones de personas. Aunque la huelga general no ha logrado paralizar el país, sí ha sido patente en sectores como la enseñanza, el transporte público y los servicios. El Gobierno, a pesar del éxito de la convocatoria, se ha negado una vez más a retirar la reforma laboral.

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Más ambiciosos han sido los sindicatos, que aseguran que más de dos millones y medio de personas han participado en las 135 manifestaciones convocadas en todo el país, 700.000 de ellas en París, la marcha más numerosa. En la cabecera de la protesta, el secretario del principal sindicato del país, la CGT, Bernard Thibault, ha asegurado que han movilizado a una "cifra histórica" contra el CPE, que permite el despido sin justificación de los menores de 26 años en los primeros 24 meses. "Somos más de tres millones hoy en las calles, esto es histórico y es impensable que el primer ministro [Dominique de Villepin] mantenga su posición", ha añadido. En todo caso, es la protesta más multitudinaria de Francia desde las protestas que en 1995 obligaron a Juppé a retirar su reforma de las pensiones.

La más importante, de nuevo, ha sido la de París, que ha arrancado a las 14.30 con la ciudad en estado de alerta. Interior ha movilizado unos 4.000 agentes para velar por la seguridad y evitar que se repitan los graves altercados del jueves, con cientos de detenidos y decenas de heridos, además de graves destrozos. Y lo ha conseguido, pues la mayor de las concentraciones convocadas en las últimas semanas ha sido, paradójicamente, la menos violenta. El ministro, Nicolas Sarkozy, ha pedido a las fuerzas del orden que detengan al máximo número posible de casseurs (reventadores) y que protejan a los manifestantes, en particular, a los más jóvenes. También les instó a mantener la "sangre fría". Por otro lado, la huelga que está perturbando de forma importante el tráfico en aviones, trenes, autobuses y metros y la enseñanza (de un 27,28 a un 42,72% de huelguistas, según las fuentes), entre otros sectores.

El "doble" que el jueves

Un tercio de los vuelos han sido cancelados y los trenes funcionan a medio gas. Funcionarios y comerciantes también han secundado la huelga. La afluencia a las marchas es mayor que la anterior jornada de marchas, la del 18 de marzo, cuando los convocantes reunieron a entre medio millón (según la policía) y millón y medio de personas (según los convocantes). Los organizadores aseguran que hoy son "el doble" de asistentes que el día 18. Por ejemplo, en Marsella (sureste), segunda ciudad del país, los sindicatos calculan en más de 200.000 los congregados en la calle, una cifra que la policía reduce a unas 20.000. También según la CGT, hubo 63.000 manifestantes en Grenoble, 50.000 en Saint-Etienne, 40.000 en Lyon (todas ellas en el sureste), 33.000 en Limoges (centro), 40.000 en Pau (suroeste), 25.000 en Lorient (oeste) y 12.000 en Bayona (País Vasco francés).

Según el Gobierno, el nuevo modelo de contrato contribuirá a reducir la tasa de paro juvenil, que ahora está en el 23%. Sin embargo, los sindicatos obreros y de estudiantes, juntos en las protestas hasta ahora, entienden que tal flexibilidad para el despido es intolerable. Según las encuestas, dos tercios de los franceses se oponen al CPE. El conservador Villepin, aspirante al puesto de presidente para las elecciones del año que viene, ha renovado a primera hora de la tarde su "mano tendida" a los sindicatos para retomar mañana el diálogo, pero se ha mantenido firme en mantener su reforma laboral. En una intervención ante la Asamblea Nacional (cámara de diputados), entre constantes abucheos de la oposición, Villepin ha criticado a los sindicatos por haber rechazado la invitación que les cursó ayer por escrito para que fueran mañana a Matignon (sede del Gobierno). Los estudiantes aún no le han contestado.

Por si fuera poco para Villepin, que se juega su futuro político con el CPE, su gran rival dentro de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, el partido del Gobierno), el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, ha abogado hoy por una suspensión en la aplicación del CPE. Ambos han coincidido esta mañana en una reunión de diputados del partido y mientras Villepin ha reiterado que no piensa retirar el contrato, aunque está abierto a "modificaciones", Sarkozy ha propuesto una "suspensión en la aplicación" del contrato hasta que se alcance un compromiso con obreros y estudiantes. Unidas sin fisuras, las 12 organizaciones sindicales y estudiantiles que se expresan desde hace dos meses al unísono en el frente contra el CPE están marcando hoy un tanto decisivo en su pulso con el Gobierno conservador de Villepin.

Estudiantes y trabajadores durante la protesta contra el contrato basura para jóvenes realizada en Marsella.
Estudiantes y trabajadores durante la protesta contra el contrato basura para jóvenes realizada en Marsella.AP

400 detenidos en todo el país

Las manifestaciones no han estado exentas de actos violentos, aunque los altercados han sido menos numerosos que en los días anteriores. No obstante, hasta 400 personas han sido detenidas por la policía en todo el país. La mayoría de las detenciones se han registrado en la capital. La Policía ha destacado los destrozos ocasionados por grupos de violentos tanto al principio como al final de la marcha, lo que ha obligado a intervenir a los antidisturbios con gases lacrimógenos. En ciudades como Grenoble, Lille, Rennes o algunas localidades de las afueras de París también los antidisturbios han tenido que intervenir.

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