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EL FUTURO DE EUROPA | El nuevo Ejecutivo de la UE

Barroso no logra recabar el apoyo de la mayoría del Parlamento europeo para la nueva Comisión

El presidente electo no convence a socialistas y liberales al mantener su equipo sin cambios, y a Buttiglione al frente de Justicia, Libertad y Seguridad

La Alianza de Liberales y Demócratas Europeos (ALDE) han dado portazo hoy al presidente electo del Ejecutivo de la Unión Europea, José Manuel Durão Barroso, una decisión que aboca a una crisis sin precedentes en las instituciones europeas: el Parlamento debe refrendar o rechazar mañana al portugués —elegido por los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros— y a su equipo de 24 comisarios, y la mayoría se inclina hoy por tumbar la nueva Comisión.

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Barroso ha negociado esta tarde con las habas contadas y un ojo en el reloj el apoyo de los liberales a su equipo, rechazado con contundencia por el ala izquierda del Parlamento europeo. Sin embargo, a última hora de la tarde este grupo ha decidido que mañana rechazará la Comisión, tras someterlo a una votación en la que han salido 50 votos a favor de esta decisión, 23 en contra y cinco abstenciones.

El Parlamento europeo tiene 722 escaños; Barroso precisa mayoría simple (362) para sacar adelante a su Comisión, que debería tomar el relevo al frente del Ejecutivo europeo el 1 de noviembre. Barroso sólo cuenta con el apoyo de dos grandes grupos, el Popular Europeo (PPE, suma 268 escaños) y los ultraconservadores de la Unión de Europa de las Naciones (UEN); podría arañar más apoyos de los pequeños partidos agrupados bajo el epígrafe de Otros, pero al no existir disciplina de voto, no es descartable que miembros del PPE o de UEN no le refrenden —y lo mismo podría ocurrir entre las filas de los que no le apoyan, claro—.

Entre los contrarios al equipo de Barroso se cuentan el Partido Socialista Europeo (PSE, suma 200 escaños), Los Verdes (42 escaños) e Izquierda Unitaria (41). En total, estos grupos de izquierda suman 283 votos, mientras que los de derechas que apoyan a Barroso cuentan con 332. Y eso sí se suman los euroescépticos de Independencia / Democracia, que dejaron de respaldarle después de que decidiese mantener al italiano Rocco Buttiglione como comisario de Justicia, Libertad y Seguridad, pero tutelando él personalmente algunas competencias.

La balanza la inclinaban así de uno u otro lado los Liberales (88 escaños), hasta hoy decididos a rechazar a Barroso, pero cada vez más indecisos según pasaban las horas; tanto era así que su líder, el británico Graham Watson, aseguró esta tarde que su grupo podría dividirse en la votación. Barroso se ha reunido esta tarde con Watson para ganarse su apoyo y con él la carta verde parlamentaria, por lo que se ve sin mucho éxito.

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Pese a que entre los 24 comisarios hay bastantes que suscitan recelos entre los parlamentarios, el germen de la discordia lo personifica el citado Buttiglione. Sus declaraciones homófobas y sexistas, cuando no directamente racistas e impresentables, han empezado por irritar a gran parte de la Cámara para terminar desesperándola a medida que iba añadiendo perlas a su colección, exacerbando el rechazo hacia su persona, máxime cuando la cartera que debe asumir tiene competencias en la lucha por la igualdad de hombres y mujeres, y de homosexuales y heterosexuales, y los temas de inmigración.

Buttiglione considera que la homosexualidad es pecado y debe ser considerada una "señal de desorden moral". "Hay muchas cosas que pueden ser consideradas inmorales que no tienen que estar prohibidas. [...] Puedo pensar que la homosexualidad es un pecado y que ello no afecte a la política, salvo que yo afirmara que la homosexualidad es un crimen", ha asegurado. Respecto al matrimonio y a las mujeres, el italiano ha dicho: "La palabra matrimonio viene del latín y significa protección de la madre, y por tanto la familia existe para permitir a la madre tener hijos y tener la protección de un varón que cuide de ellos".

Pero Barroso ha decidido mantener su apuesta, y hoy ha presentado en Estrasburgo a su equipo de 24 comisarios con sus carteras y competencias intactas. Durante días se ha especulado con un posible cambio en la de Buttiglione, que le dejara al frente de un ministerio de Interior y Justicia sin poderes sobre temas de igualdad. Esa salida habría abierto la puerta al apoyo de los socialistas.

Barroso ha afirmado esta mañana: "Mi equipo de comisarios es muy completo, cuenta con más mujeres que nunca, abarca a las diferentes corrientes políticas y a personalidades con gran experiencia". Sin embargo, ha reconocido que el Parlamento le ha solicitado "aclaraciones" sobre algunas carteras, en concreto la de Competencia (dirigida por Neelie Kroes), Energía (Laszlo Kovacs), Fiscalidad (Ingrida Udre) y, en especial, la de Buttiglione. Sobre éste último ha puntualizado: "Me dijo que lamentaba sus declaraciones, que ponían en duda el principio de no discriminación".

Pero a Barroso no le ha temblado el pulso: "Cambiar las carteras a estas alturas crearía más problemas políticos e institucionales de los que solucionaría. [...] ¿Hay algún equipo de gobierno en los países miembros que se considere perfecto?". Así, con un "llamamiento a la responsabilidad" para que los parlamentarios acepten a su equipo y eviten un vacío de poder, ha dejado el balón en el tejado de la Cámara y se ha ido corriendo a negociar con los liberales para no perder un partido con consecuencias imprevisibles para el futuro de la Unión Europea.

En la imagen, el polémico Rocco Buttiglione, que se ha convertido en el centro de atención en Estrasburgo.
En la imagen, el polémico Rocco Buttiglione, que se ha convertido en el centro de atención en Estrasburgo.REUTERS

El 'problema Buttiglione'

Consciente de los temores que han despertado las declaraciones discriminatorias del que será nombrado comisario de Justicia e Igualdad, Durão Barroso ha tratado de quitar importancia a la cuestión afirmando que "ha salido algo bueno de este incidente poco feliz". Y es que el futuro presidente de la Unión ha presentado como contrapartida a la inquietud de los parlamentarios una batería de tres medidas para luchar contra la discriminación: crear una Agencia Europea sobre los Derechos Fundamentales, impulsar una directiva marco que cubra todas las formas de discriminación, y lanzar un programa y plan de acción para luchar contra discriminaciones específicas, como el antisemitismo, el racismo y la xenofobia.

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