Las televisiones, contra Bush y Kerry
Las grandes cadenas se niegan a aceptar algunos de los puntos pactados por los candidatos para su debate de mañana
Tras arduas negociaciones los equipos del demócrata John F. Kerry y de George W. Bush han firmado un acuerdo de 32 páginas en el que detallan con precisión las condiciones en las que se desarrollará mañana su primer debate televisado. Pero un tercer invitado, al menos tan importante, se ha rebelado contra los corsés pactados por los candidatos demócrata y republicano: las televisiones.
El acuerdo es una delirante enumeración de los extremos más extravagantes y contempla el lanzamiento de monedas al aire para decidir casi todo, desde la colocación de los candidatos hasta quién debe iniciar el debate y concluirlo. Se precisa, por ejemplo, la temperatura que debe haber en la sala, la composición ideológica del público asistente, o que Kerry y Bush no puedan introducir apuntes en la sala pero sí tomar notas en papeles y con lápices o bolígrafos que los organizadores colocarán previamente sobre sus estrados. Y también -aquí viene la polémica- condiciona el trabajo de los informadores al prohibir por ejemplo que cuando un candidato esté respondiendo a una pregunta las cámaras no puedan enfocar al otro.
"Nuestro trabajo se rige por reglas periodísticas y no estamos dispuestos a trabajar con esas restricciones", ha protestado Paul Schur, portavoz de la cadena Fox News. Matthew Furman, representante de CNN, también ha alzado su voz contra el acuerdo: "Nos reservamos el derecho a tomar nuestras propias decisiones sobre la cobertura del debate, tal y como hemos hecho siempre". En similares términos se han expresado también responsables de la CBS, la ABC o la NBC.
Problemas con los organizadores
El problema con las televisiones puede no ser el único. Los candidatos han pactado además que la mitad de los asistentes al debate sean partidarios declarados de Bush y la otra mitad seguidores de Kerry. Sin embargo la comisión independiente que organiza el evento pretende que el público esté constituido por votantes indecisos. Este escollo podría salvarse si demócratas y republicanos acordaran buscar otro patrocinador, pero nada apunta a que vayan a tomar esta decisión.
Problemas internos aparte el debate debiera servir para que el candidato demócrata remontara las encuestas, que en este momento le son desfavorables, o para que el republicano asestara un mazazo definitivo contra las aspiraciones de su rival. Según la encuesta de Gallup publicada por CNN y USA Today, Bush aventaja en ocho puntos a Kerry entre los votantes potenciales y once entre los registrados. Según el sondeo difundido ayer por The Washington Post la diferencia es de seis puntos, siempre a favor del republicano.
Los duelos oratorios en televisión marcan un hito importante en las campañas presidenciales de EE UU desde que 1960 el candidato demócrata John F. Kennedy, y su rival republicano, Richard Nixon, aceptaron debatir frente a las cámaras. Kennedy derrotó a Nixon en esos comicios y los analistas aseguraron que la imagen proyectada por el demócrata en el debate y los errores de Nixon tuvieron gran influencia en la decisión de los electores.
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