Kerry acusa a Bush de preparar trampas para anular el voto negro
El candidato demócrata intensifica sus ataques
John Kerry, que necesita rápidamente mejorar en los sondeos porque quedan sólo siete semanas para las elecciones, sigue el consejo de los que creen que debe aumentar el nivel de agresividad de su campaña. El candidato demócrata dijo el sábado por la noche que no iba a permitir "que de nuevo haya un millón de votos afroamericanos que no se cuenten en unas elecciones". Kerry añadió desafiante que no permitirá que se repita lo de Florida hace cuatro años.
Por si había dudas y metiéndose en un terreno resbaladizo, Kerry añadió: "Algunos dicen que están planeando hacer este año en ciertos Estados clave lo que hicieron en Florida en el 2000; nosotros lucharemos con uñas y dientes para garantizar que esta vez cada voto es contado y cada voto cuenta".
El Tribunal Supremo dio la victoria definitiva a George W. Bush hace cuatro años al decidir, 36 días después de celebradas las elecciones, que no se podían recontar los votos dudosos en Florida. El porcentaje era más elevado en las zonas con predominio del electorado negro, que vota casi exclusivamente a los candidatos demócratas.
La acusación de Kerry -que dijo que su partido tiene "miles de abogados en todo el país preparados para controlar el proceso electoral"- tuvo lugar en una reunión con la asamblea de congresistas negros en Washington en la que acusó a Bush de intentar "enturbiar las aguas" de la campaña con "las viejas y cansinas políticas negativas del pasado". Kerry dijo también que Bush "tiene miedo" de reunirse con los negros, que ha fallado "la prueba del Buen Samaritano, porque no ayuda a los que lo necesitan" y que ha causado "un lío catastrófico en Irak".
Movilizar el voto
Aunque la consejera de Seguridad Nacional de Bush, Condoleeza Rice, y dos de sus ministros son negros, Kerry añadió que "ha colgado una señal de prohibida la entrada a los afroamericanos en la Casa Blanca", la misma acusación que recibió él antes del verano sobre su equipo de campaña y que desde entonces ha tratado de enmendar incorporando a representantes de minorías.
Los demócratas no necesitan hacer campaña en un sector de la población que les apoya al 90%, pero sí tienen que movilizar todos los votos posibles y combatir la abstención en unas elecciones que dependen en buena medida de la participación de simpatizantes.
Una de las teorías más desarrolladas por los observadores es que, en palabras de P. J. Crowley, del Centro Americano para el Progreso, "la mayoría ya ha tomado una decisión y hay pocos indecisos, con lo que se trata de dar energía, ilusión y motivación a las bases para que el día de las elecciones acudan como un ejército a las urnas; la participación es, esta vez, un factor decisivo".
Los resultados se van a decidir en una docena de Estados, menos de los que creían los demócratas. El salto adelante de Bush en los sondeos tras la convención -esta semana se comprobará si resiste o no esa ventaja- "deja a Kerry con menos margen de maniobra", señala The Washington Post, que indica que el equipo demócrata "tiene que tomar a corto plazo decisiones difíciles sobre dónde concentrar millones de dólares en campañas televisivas", decidir qué Estados da por perdidos y en cuáles va a presentar batalla a fondo.
En la semana que se abre, las aguas electorales se enturbiarán más con la polémica abierta sobre la autenticidad de los documentos de la mili de Bush, con el libro sobre la alocada juventud del presidente, que se pone a la venta el martes, y con la película sobre Kerry y Vietnam, que se estrena también el martes en el Festival de Cine de Toronto.
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