Kerry y Bush sacan la artillería pesada al comenzar la recta final de la campaña
El demócrata descalifica a su oponente para recuperar el terreno perdido en las encuestas
A siete semanas de las elecciones presidenciales del 2 de noviembre, George W. Bush y John Kerry sacan la artillería pesada. El presidente trata de erosionar al senador pintándole como voluble y poco de fiar; el demócrata contesta con una batería de descalificaciones que alcanzan desde Irak y Corea del Norte hasta el control de armas. Los dos quieren llegar al primer debate presidencial, dentro de dos semanas, en la mejor situación posible. Para Bush, eso supone consolidar la ventaja que tiene; para Kerry, se trata de recuperar el terreno perdido y enderezar sus sondeos en la fase final de la campaña.
Ayer expiró la prohibición que durante diez años se había mantenido -con muchos agujeros, pero prohibición al fin- de la venta de armas de asalto. Kerry, que hasta ahora no había hecho mucho ruido para no enfrentarse con los cazadores y que defiende el derecho constitucional a llevar armas, censuró a Bush en Washington por haber elegido "a sus poderosos y bien conectados amigos" y la alianza entre estos y el grupo de presión de los fabricantes de armas: "Cuando le pidieron que bajara los impuestos, el presidente lo hizo quitando el dinero de los programas de refuerzo policial y de prevención de bandas criminales". Con lo cual, añadió, "Bush ha elegido facilitar el trabajo de los terroristas y dificultar la tarea de los agentes de la policía".
Para la Casa Blanca, que dijo que Bush quería prorrogar la prohibición pero que el Congreso lo ha impedido, se trató de "otro falso ataque del senador Kerry". "Los demócratas quieren destrozar al presidente con viejos ataques reciclados, porque están cayendo en las encuestas, y por eso nos tiran el agua sucia a la cara. Sospecho que esto es sólo el principio", dijo el portavoz, Scott McClellan.
Horas antes, el demócrata había culpado al presidente del desarrollo del programa nuclear de Corea del Norte, calificando su política al respecto de "fracaso masivo de seguridad nacional": lo que está ocurriendo con Corea del Norte "es exactamente el tipo de desastre que un presidente tiene que evitar". El secretario de Estado, Colin Powell, dijo el domingo que EE UU "no va a caer en ninguna provocación de Corea del Norte" y que la negociación actual para contener a Pyongyang en la que participan Rusia, China y Japón "se encuentra en una fase muy intensa" que producirá resultados.
Por su parte, Bush defiende con uñas y dientes el impulso que consiguió hace dos semanas en la Convención de Nueva York. Según dos sondeos hechos durante el pasado fin de semana -el de la conmemoración del 11-S, territorio en el que se mueve mejor que su adversario- lo está consiguiendo, aunque el paisaje se mueve: la encuesta de Time le sigue dando 11 puntos de ventaja (52 contra 41) y la de Newsweek reduce esa distancia a seis puntos (49 contra 43).
Como Bush sabe que pisa un terreno más firme en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo que cuando se plantean asuntos económicos y sociales, ayer atacó las propuestas demócratas sobre sanidad: "Tenemos opiniones diferentes. Mi adversario tiene un programa amplio y complicado para que sea la Administración la que tome las decisiones en el seguro médico. No sólo es un plan para aumentar el poder de los burócratas en nuestras vidas, sino que, además, la única manera de pagarlo sería aumentando los impuestos. ¡Qué se puede esperar de un senador de Massachusetts!".
El ex presidente Clinton aconsejó a Kerry que se centrará en la campaña. Por el momento, el demócrata mantiene abierto el abanico, se ha lanzado con toda agresividad a la reconquista de los sondeos y asegura -en declaraciones a la revista Time- que está preparado para pelear a fondo las próximas siete semanas y que no está preocupado por la situación en la que le colocan las encuestas ni por las campañas de publicidad negativa: "He estado en peores situaciones en mi vida. Los ataques tratan de distraer a la gente de los problemas reales". Kerry menciona la falta de seguridad, la caída de los ingresos, los problemas de seguro médico, el déficit presupuestario y el deterioro de las relaciones diplomáticas con los aliados: "Bush ha tomado decisiones equivocadas y está dirigiendo al país en la dirección equivocada".
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