Bush justifica la intervención en Irak y pide a la ONU ayuda para la posguerra
Annan asegura que la política de defensa preventiva es un peligro para la paz
Nueva York es hoy en la capital política de Irak. En la Asamblea General de Naciones Unidas, los principales actores de esta crisis, entre ellos el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, defienden sus posturas en público. Pero mientras los discursos duran apenas unos minutos, el futuro del país se decide entre bambalinas, con reuniones unilaterales para perfilar la resolución que marque la marcha de la posguerra en los próximos meses.
La reunión de los 191 miembros de la ONU ha comenzado esta tarde con un discurso de su secretario general, Kofi Annan, más duro de lo habitual y con una crítica acerada contra la política de defensa preventiva que esgrimió Washington para defender la intervención en Irak. Para Annan, esta línea de actuación aumenta la inseguridad y pone en peligro la paz mundial y los esfuerzos de la ONU por asegurarla.
Poco después ha intervenido Bush, que ha desgranado durante más de 20 minutos unos argumentos ya sobradamente conocidos. El Gobierno estadounidense se muestra ahora a favor de la intervención internacional con tropas (soldados que alivien la carga militar de sus militares, pero bajo su mando) y dinero (Washington calcula que necesita 50.000 millones de dólares adicionales de otros países) en Irak, y para ello negocia una nueva resolución que abra el camino para la colaboración de otros países en la posguerra.
Plan Marshall para Irak
Bush solicitó 87.000 millones de dólares más al Congreso para financiar la posguerra el pasado 14 de agosto, que se suman a los 79.000 que ya pidió en abril, a punto de concluir los combates. Estos fondos son "un plan Marshall como el que transformó Europa en una cuna de paz en sólo dos generaciones", según dijo entonces el administrador civil de Irak, Paul Bremer. Pero ante la dificultad para conseguir el dinero de las arcas propias, Bush busca ahora parte (50.000 millones) en el extranjero, apelando al mismo argumento del plan Marshall para Irak.
Respecto al acto anterior de la crisis, la guerra, poco ha añadido Bush que no se supiera. Ha vuelto a insistir en los beneficios que ha reportado para el pueblo iraquí, que "puede mirar de frente ahora a un futuro de libertad y democracia" y ha acabado con el régimen de Sadam Husein. Además, el líder estadounidense se ha reafirmado en su creencia de que las armas de destrucción masiva que justificaron la intervención militar existían y serán encontradas (sus tropas continúan buscándolas, ha admitido).
"Oriente Próximo es más seguro"
Bush ha atendido a argumentos familiares para justificar la guerra en Irak, país que ha hermanado con el Afganistán del régimen talibán. Ambos países eran culpables de apoyar el terrorismo en un mundo en el que "no cabe ser neutral" ante "aquellos que tratan de arrebatar la vida a hombres, mujeres y niños, sin piedad y sin vergüenza". Así, el derrocamiento de los talibanes en 2001 y de Sadam Husein en 2003 forma parte de una misma lucha contra el terror, con beneficios como los que según Bush se pueden ver ya en Irak, un país en el que "las cámaras de tortura y las tumbas colectivas" han dejado paso a un futuro "digno y libre".
Por si esto fuera poco, "pueblos de Oriente Próximo son más seguros ahora porque un aliado del terrorismo ha caído" y pueden mirarse en el espejo de la democracia iraquí. Mención aparte han merecido los palestinos, que, "traicionados por sus líderes", deben buscar ahora otros que luchen con ellos por la paz y por un Estado independiente, empeño en el que debe colaborar Israel. Bush ha agradecido a los países que le ayudaron en su lucha contra estos dos Gobiernos, y ha resaltado que, pese a que hubo otros que no lo hicieron, la ONU sigue unida en pos del avance de los derechos humanos ("un enorme trabajo en todo el mundo que debemos hacer juntos").
Sin someterse a otras partes
El líder estadounidense no ha defendido expresamente su política de defensa preventiva, pero sí ha asegurado que "las naciones del mundo deben controlar el peligro que suponen las armas de destrucción masiva antes de que se concreten", y ha justificado acciones "consistentes con la legalidad existente" para "mantener estas armas lejos de EE UU y de las manos del enemigo común". Bush ha instado además a la ONU a convertir en delito la proliferación de este tipo de armamento.
Respecto a la situación en Irak, el líder estadounidense ha resaltado que su Ejército sigue luchando contra la guerrilla, al tiempo que busca pruebas de la existencia de las armas de Sadam Husein y ayuda a mejorar la vida cotidiana de los iraquíes. Su objetivo es "instaurar un Gobierno democrático de una forma ordenada, sin prisa pero sin pausa, sin someterse a los designios de otras partes, un trabajo en el que la ONU puede y debe contribuir". Es para ello para lo que Washington ultima su resolución.
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