El jefe de los inspectores reconoce progresos, pero pide más cooperación y más tiempo
Blix asegura que no se han encontrado armas de destrucción masiva, pero no puede descartar que no las haya
El informe que el jefe de la misión de desarme de la ONU en Irak, el sueco Hans Blix, ha presentado ante el Consejo de Seguridad no contiene novedades sustanciales. Blix ha reiterado que los inspectores no han encontrado armas de destrucción masiva en Irak, pero que no pueden descartar que las haya, dado que no se les han facilitado pruebas de que hayan sido destruidas ni se les han puesto en las manos para su destrucción. Así, sigue pidiendo más tiempo para las inspecciones y más cooperación por parte de Irak, aunque reconoce que se ha avanzado en este aspecto.
EE UU, Reino Unido, España y Bulgaria | China, Rusia, Francia, Alemania y Siria | Chile, Angola, Guinea, Camerún, Pakistán y México |
En una declaración ambigua, Blix ha hablado de más de 1.000 toneladas de "material prohibido" (armas y sustancias químicas), del que se tenía conocimiento tras las inspecciones interrumpidas en 1998, que no ha sido declarado o cuya destrucción no ha sido acreditada. En este sentido ha reiterado que los inspectores no son detectives, por lo que ha pedido su localización o evidencias de su eliminación.
Uno de los asuntos tratados por Blix ha sido el de los programas de misiles que tiene en marcha Irak. En este sentido, ha confirmado que hay pruebas de que los misiles Al Samud 2 tienen un alcance superior al permitido por Naciones Unidas, lo que podría ser un "incumplimiento flagrante" de las resoluciones de Naciones Unidas. En cuanto a los proyectiles Al-Fatah, ha dicho que es necesario un examen más detallado. Este podría ser uno de los puntos a los que EE UU podría asirse para justificar el ataque.
Sin embargo, el jefe de la misión de la ONU (UNMOVIC) ha puesto en duda las pruebas presentadas por Powell el 5 de febrero en la ONU, diciendo que "los movimientos de munición prohibida declarados por el secretario de Estado de EE UU bien podrían ser movimientos rutinarios".
Por otro lado, tal como ya hiciera en su anterior informe ante la ONU, Blix ha dejado claro que Irak no pone ningún impedimento formal a las inspecciones, que colabora en lo material -incluso que la colaboración ha mejorado en estas 11 semanas- y que no ha tenido noticia de que Irak haya sabido de antemano alguno de los lugares en los que se iban a realizar las inspecciones. En este sentido ha destacado que Irak ha aceptado que un equipo de expertos sudafricanos le asesore para llevar a cabo el desarme como demanda la ONU -Sudáfrica tuvo que experimentar un proceso de desarme similar, que completó con éxito.
Después de Blix, le ha tocado el turno al director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed El Baradei, que ha declarado que "no hemos hallado pruebas de que se continúen actividades nucleares o relacionadas en Irak". No obstante, ha señalado que siguen existiendo "cuestiones que no han sido completamente clarificadas" y que están siendo examinadas por el organismo que dirige, con lo que dio a entender que necesitará más tiempo en su tarea.
Consejo dividido
Los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU han recibido el informe en medio de fuertes divergencias. EE UU, junto a su perenne aliado Reino Unido y, en menor medida, España y Bulgaria, esperan que las críticas por la falta de cooperación de los iraquíes para el cumplimiento de la Resolución 1.441 les ayuden a convencer a los otros 11 miembros del Consejo de la necesidad de respaldar la acción armada contra el régimen iraquí.
Sin embargo, de poco han servido hasta ahora los esfuerzos de EE UU para convencer a los más reticentes -Rusia, Francia, Alemania y con menos vehemencia, China- que siguen mostrándose a favor de continuar las inspecciones y de lograr el desarme de Irak de forma pacífica.
Hasta ahora, Bush cuenta en el Consejo de Seguridad con tres votos -uno de ellos de otro miembro permanente, Reino Unido, junto a los de España y Bulgaria- de los nueve necesarios para lograr que se apruebe una segunda resolución que autorice la guerra. Pero para ello, Washington debe lograr que ninguno de los otros miembros permanentes -China, Rusia y Francia- la veten. Estos tres últimos gobiernos serán los más difíciles de convencer, por lo que el gobierno de Bush trabaja para lograr, al menos, su abstención.
La guerra dejará sin comida y agua a la mitad de los iraquíes
Unos 16 millones de iraquíes -el 60% de la población- sufrirán de forma atroz las consecuencias de la guerra. Según un informe de la ONU, ese porcentaje de los ciudadanos de Irak se quedarían sin comida y agua durante una contienda bélica contra el país.
Ese 60% de la población de Irak depende de las ayudas del Gobierno de Bagdad para satisfacer sus necesidades más básicas, según asegura la cadena británica BBC, que calcula que medio millón de personas precisará atención médica en caso de un eventual ataque a Irak.
Naciones Unidas advierte que a esas personas les será muy difícil aguantar más de seis semanas sin suministro. Durante la presentación del informe, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, añadió que la comunidad internacional necesitará contribuir con unos 80 millones de dólares para paliar la crisis humanitaria que se avecina.
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