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Miriam Nogueras, la virreina de Puigdemont en Madrid

La portavoz de Junts en el Congreso se ha ganado la confianza plena del líder de la formación y ha escalado hasta los puestos de toma de decisiones

Míriam Nogueras
Luis Grañena
Marc Rovira

Miriam Nogueras (43 años) es futbolista en el equipo de veteranas de su pueblo, Cardedeu (Barcelona), donde lo mismo se desempeña como defensa que como delantera. También fuera del campo chuta contra todo lo que se le ponga por delante. Desde la tribuna del Congreso de los Diputados ha acusado a varios magistrados del Tribunal Supremo de ser “personajes indecentes” que, “en un país normal, serían cesados y juzgados de inmediato”. Ha señalado a periodistas y a medios de comunicación y no ve ningún inconveniente en identificar con “nombre y apellidos” a quienes cree que han contribuido a una “macrooperación contra el independentismo catalán”. Las principales asociaciones de jueces y fiscales la han acusado de hacer declaraciones “inasumibles en democracia”, y se han activado otro tipo de reacciones: “A mí me la sopla. Me da igual lo que diga esta señora”, replicó en directo la presentadora de televisión Ana Rosa Quintana. “Está haciendo de portavoz de su jefe”, razona la comunicadora de Mediaset.

“Su jefe” es Carles Puigdemont. El valedor político de Nogueras es uno de sus principales incondicionales dentro de un partido marcado por las rivalidades internas. En la previa de las elecciones del 23 de julio, el exconsejero de Economía de la Generalitat Jaume Giró trató de plantear batalla a Nogueras y decidir en unas primarias quién encabezaba la lista al Congreso. Bastó un mensaje de Puigdemont en Twitter para matar el debate. “¿Elecciones? Ningún problema, nosotros estamos preparados”, escribió el expresident, acompañando su bendición con una foto de Nogueras. Giró, figura de peso en el sector pragmático de Junts, avalado por una prestigiosa trayectoria en la empresa privada y por su paso por la Consejería de Economía, captó el aviso que llegaba desde Bélgica, adonde Puigdemont huyó en 2017 para evitar ser juzgado. “Abrir ahora unas primarias no es lo mejor, no es lo más oportuno en estos momentos”, manifestó el aspirante. Nogueras había ganado el partido sin necesidad de bajar del autocar, ayudada por un árbitro indiferente a la imparcialidad.

“Nogueras fue captada por Jordi Turull, pero está muy alineada políticamente con Carles Puigdemont”, manifiesta una fuente del partido. Esa condición de bisagra entre los dos máximos responsables de la formación ha impulsado a la portavoz en el Congreso hacia posiciones de máxima influencia. Integró el equipo negociador escogido por Puigdemont para tratar con el PSOE la investidura de Sánchez y, luego, ha formado parte de la reducida delegación de Junts que ha abordado, bajo estricto secreto, el tema del verificador internacional. “No es un mero altavoz en Madrid, tiene influencia en la toma de decisiones”, afirman desde el partido.

Su progresión la ha aupado hasta una teórica posición de número tres, arrebatando protagonismo a la presidenta de la formación, Laura Borràs. Los siete escaños obtenidos el 23-J situó a Junts en una posición privilegiada para decidir la gobernabilidad de España. “Pedro Sánchez no será presidente con los votos de Junts”, llegó a afirmar Puigdemont antes de la cita con las urnas. La jefa de Comunicación del expresidente catalán se encargó de asesorar a Nogueras durante la campaña electoral, cuando el eslogan era dejar claro que no había ninguna intención de facilitarle nada al PSOE: “Pedro Sánchez tiene muchos deberes pendientes con Cataluña, no le debemos nada”, dijo Nogueras. El pacto alcanzado por la investidura ha dejado en nada las rimbombantes promesas que precedieron al 23-J.

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La legislatura se anuncia como un terreno deslizante para Junts. Su condición de avalador de Sánchez obliga a administrar las ráfagas contra el Gobierno, al tiempo que tiene que esforzarse en aparecer como la opción más pura del independentismo, para no perder fuelle en la batalla doméstica contra Esquerra Republicana. Nogueras dispensa gesto cordial y sonrisa en la distancia corta, pero en público vive con el ceño permanente fruncido.

En una entrevista a EL PAÍS, Nogueras se sinceró: “Nada de lo que me ofrezca España me hará replantear la independencia de Cataluña”. En febrero, apartó una bandera española en la sala de prensa del Congreso alegando que estaba “demasiado pegada” al atril donde ella iba a intervenir. “Tiene que aprender a mejorar el trato, sobre todo con la prensa”, indica una persona que la conoce desde sus tiempos como candidata frustrada a la alcaldía de Mataró (renunció dos meses antes de las elecciones). Antes, en 2015, se había estrenado como concejala de Convergència i Unió en Cardedeu.

Madre de dos hijos, con estudios de marketing digital y comercio electrónico y con un ajetreado currículo laboral (desde carnicera hasta emprendedora en un negocio textil), hace ocho años fue captada para la lista al Congreso de uno de los experimentos posconvergentes: Democràcia i Llibertat. Luego, desde la vicepresidencia del PDeCAT, ayudó a desplazar a Marta Pascal, que estaba enfrentada con Puigdemont. Nogueras ha catapultado su proyección política y se ha especializado en fabricar consensos. Ejerce de líder incuestionable de Junts en el Congreso y actúa como emisaria de Puigdemont en Madrid, a la vez que concentra un caudal de críticas en su contra por la facilidad con la que vierte proclamaciones provocativas.

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