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Un asunto marginal
Columna
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Cosecha roja

El PP madrileño, habituado a mantener el poder por lo civil o por lo criminal, ofrece una historia de odios y puñaladas

PP Madrid Ayuso Casado
Teodoro García Egea, José Luis Martínez Almeida y Pablo Casado celebran la victoria en las elecciones de Madrid de Isabel Díaz Ayuso en la sede del PP, en mayo de 2021.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP via Getty Images)
Enric González

Tzvetan Todorov (1939-2017), nacido en Bulgaria y refugiado en Francia a los 24 años, fue un tipo bastante extraordinario: lingüista, historiador, semiólogo, crítico y filósofo. A menudo insistía en que el neoliberalismo formaba parte de las ideologías basadas en el fanatismo, igual que el fascismo y que el comunismo que había sufrido durante su juventud.

Todorov viene al caso porque Pierre Lemaitre le cita en su Diccionario apasionado de la novela negra, recién publicado en España. Lemaitre se refiere a las Nuevas investigaciones sobre el relato, uno de los numerosísimos ensayos de Todorov, para establecer las diferencias entre el relato detectivesco clásico (whodunit) y lo que solemos llamar novela negra (hard boiled). Según el polígrafo búlgaro, dice Lemaitre, “el primero excita la curiosidad yendo del efecto a la causa, mientras que el segundo crea suspense yendo de la causa al efecto”.

En el relato detectivesco clásico se parte de un crimen (el efecto) para encontrar al culpable (la causa). En la novela negra, el crimen inicial, si lo hay, no es más que el punto de partida para el descubrimiento de otros crímenes mucho más graves (la causa) cuyos responsables son poderosos y a menudo impunes (el efecto, en general desolador).

Ahora pensemos. ¿Cuál sería la fórmula apropiada para relatar lo que ocurre en el Partido Popular? Cuando se escriben estas líneas parece existir un caso de corrupción. No hay de momento cadáveres políticos, aunque puede haberlos: uno (el de Isabel Díaz Ayuso o el de Pablo Casado), dos (ambos), tres (los ya señalados más Teodoro García Egea) o incluso más de tres (a saber quiénes son los tontos útiles que pringan al final). También es posible que no haya cadáveres. Puestos en el misterio, ni siquiera estamos segurísimos del caso de corrupción.

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Todorov subrayaba que el relato detectivesco se basa en la deducción y, por tanto, en los hechos indiscutibles. Pero en el PP no hay hechos indiscutibles. Pese a las sentencias judiciales, pese a lo que damos por seguro, intuimos que tras las sombras hay algo más. Algo probablemente peor y estrictamente humano. El PP madrileño, habituado a mantener el poder por lo civil o por lo criminal, ofrece una maravillosa historia de odios y puñaladas por la espalda en la que nunca llega el desenlace completo porque los acontecimientos se suceden una y otra vez a gran velocidad. La Federación Socialista Madrileña tiene una historia similar, menos interesante, sin embargo, porque sus esfuerzos, a diferencia de los del PP, se concentran en no mandar jamás.

El PP madrileño se parece mucho a Poisonville, la ciudad a la que acude el agente de la Continental para investigar un asesinato. Al agente, un detective del que no sabemos ni el nombre, el padre del asesinado le encarga que acabe con los supuestos asesinos, cuatro grandes delincuentes (entre los que figura el jefe de la policía) que dominan Poisonville. Resulta que ninguno de los cuatro es culpable. Da igual: los cuatro acaban destruyéndose entre sí por miedo, por ambición y por estupidez.

Se trata, no hay duda, de novela negra. La obra a la que nos referimos es Cosecha roja (1929), de Dashiell Hammett. Quien se interese por la política y no la haya leído debería correr a leerla.

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