Gritos de “Fra-Casado dimisión” y “Ayuso presidenta” en una concentración ante Génova
Un centenar de afines a Ayuso se rodean de mariachis, ‘flyers’ con la cara de la presidenta y bocinas de coches en apoyo a los concentrados
Un centenar de personas se ha agrupado la tarde de este jueves a la puertas de la sede del PP en la calle Génova de Madrid. La crisis desatada entre la cúpula nacional del Partido Popular y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, no ha pasado desapercibida para un grupo de seguidores de la líder regional. Son casi las ocho de la tarde y decenas de personas jalean a Ayuso como su “presidenta”, pero del Gobierno central. Entre los aglomerados hay personas de todas las edades. “Mejor me paso a Vox”, gritan los más jóvenes. “Ya aguantamos a un Rajoy, no vamos a aguantar a otro”, corean los más mayores. Ondean banderas de España, multitud de coches que pitan en apoyo a los concentrados y cinco furgones de la policía controlan que el tránsito peatonal no deje de funcionar. Cada dos minutos alguien vocea: “¡Fra-Casado dimisión!”, y todos se suman. Retumba el enfado porque el Partido Popular haya abierto un expediente a la presidenta por las acusaciones contra Casado de este jueves por la mañana.
“¡Qué tendrá Génova que estáis todo el día ahí! ¡Tenéis a la gente trabajando como a negreros!”, manifiesta una señora con la cara enrojecida. Ante el aumento de los presentes, los agentes desalojan la entrada de la sede del Partido Popular entre empujones. “No somos terroristas, somos ciudadanos”, les reprochan mientras unos mariachis irrumpen en la puerta de Génova 13 cantando Cielito Lindo. Los focos alumbran a los músicos y apenas se oye la música ante los abucheos de la multitud: creen que se trata de un dirigente popular, vuelven a chillar a favor de Ayuso y piden que los dirigentes del PP “den la cara”: “Sinvergüenzas”, “impresentables”, “no al machismo”, afirma uno de repente y se hace el silencio. “Lo digo porque son machistas”, se justifica el manifestante, y el silencio se convierte en aplausos a favor. Sin previo aviso, el género se convierte en el centro de las proclamas contra Casado y Teodoro García Egea, secretario general del PP: “¡No al acoso!”, “¡machistas!”, “¡Isabel III de España!” grita una anciana, “¡Isabel, monta tu propio partido!”, asevera otra.
Un chico asoma con una sudadera donde se lee “Ayuser” y comienza a repartir flyers. En ellos, un cuadro con la cara de la dirigente que reza: “¡Basta de camisetas del Che Guevara! Luce tus ideales”. En la contraportada de la tarjeta, se publicita una tienda en honor a Ayuso: “Ayushop”. “¡Viva Vox!”, se aventura uno: “¡Viva!”, contestan todos.
Entre los que menos ruido hacen la indignación es la misma. Un grupo de cuatro amigos —dos chicos y dos chicas— de entre 20 y 25 años creen que Pablo Casado “se siente amenazado” ante el tirón de la presidenta. En tono sereno uno de ellos critica: “No se puede permitir que una dirección vierta tanta basura sobre un capital político como Ayuso”. Otro de ellos arremete contra el reparto de los jueces. Todos votarían a Ayuso antes que a Casado, pero aseguran que se decantarán por Vox a partir de ahora si el actual presidente sigue al frente del partido. Los más mayores recuerdan viejos tiempos: “Aguirre era y sigue siendo muy buena”, aseguran en un círculo. También caen alabanzas a Alberto Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, pero advierten su táctica: “Es muy listo. Mejor que estar con Ayuso es seguir gobernando la Xunta”.
El ambiente merodea el centenar de personas y entra en juego la oposición: “¡Casado, a Galapagar!” se atreve a pronunciar uno, con la mala suerte de que una compañera de manifestación le contesta: “No, a Galapagar no, que ahí vivo yo y bastante he tenido con “el Coletas” —en referencia el exvicepresidente Pablo Iglesias—. “¿Quién dio el sí a la reforma laboral?”, argumenta una mujer con la firme creencia de que el diputado Alberto Casero votó en conciencia. De pronto la persiana mecánica de la sede del Partido Popular comienza a bajar para cerrar la sede ante las sonoras quejas de los presentes. De la muchedumbre se distingue el comentario de un joven: “Ahí lo tienes, macho. Es una metáfora de cómo está el PP”.
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