Nadie quiere ligar en una ciudad fantasma. Por qué las aplicaciones emergentes dependen de las grandes tecnológicas
Muchas plataformas rompedoras se encuentran a merced de las ‘big tech’ por una sencilla razón: necesitan sus datos para funcionar
Durante años, Tinder, la aplicación de citas, ofreció la opción de integración con Facebook. Esta desapareció del todo en abril de 2018, y los usuarios dejaron de poder ver si tenían amigos en común con una posible pareja. Solo un mes después, Facebook puso en marcha su propia aplicación de citas.
Esta estrategia parece extenderse en las redes sociales. Es un cuento con moraleja que podríamos titular “La externalización de los skunkworks”. Un skunkwork es un grupo interno, como Microsoft Research, que se dedica a productos no necesariamente dirigidos al consumo público, pero útiles para determinar la dirección futura de los productos y la estrategia empresarial. Mantener un departamento de I+D es caro y arriesgado, porque muchos programas nunca llegan a ver la luz del día. Pero se beneficia del acceso interno a los macrodatos. Por ejemplo, cuando yo trabajaba en Microsoft Research en 2005 tenía acceso a un volumen considerable de datos internos a los que de otro modo no habría tenido acceso. En el caso que nos ocupa, Facebook comprendió que podía crear una aplicación de citas usando su inmenso gráfico social en lugar de prestárselo a una empresa de fuera. En otras ocasiones, las empresas se limitan a comprar al rival.
Para empresas pequeñas y emergentes esta es una estrategia llena de peligros. Pueden aprovechar esos enormes almacenes de datos para entrenar sus algoritmos o reutilizarlos a través de interfaces nuevas, lo cual atenúa los costes iniciales. Pero dependen del acceso permanente a la plataforma. Parece que abrir las API (tecnología empleada para enlazar datos entre unas empresas y otras) a compañías más pequeñas significa que estas absorben el riesgo de fracasar, mientras que las grandes esperan a ver quién gana y cierran las API tras designar al vencedor.
Por el camino quedan clientes fallidos y proyectos abandonados. ¿Por qué se molestan las empresas, entonces? No es solo la perspectiva a largo plazo de triunfar. Muchas, sencillamente, necesitan un enorme volumen de datos para que un producto sea viable. Sin acceso a esos datos, no pueden demostrar su eficacia ni su rentabilidad. Peor aún, hoy las pequeñas empresas pueden no ser ni siquiera capaces de entrenarse con datos a una escala suficiente como para que sus algoritmos puedan operar. Nadie quiere ligar en una ciudad fantasma. Así que las empresas pequeñas se aferran a las grandes para tener acceso a sus datos o integrar su aplicación. La recompensa no suele ser la capacidad de competir con grandes plataformas, sino que las compren. A cambio, enfrentan el peligro de que su producto deje de existir de repente.
Quizá haya que actualizar el dicho: “Si el usuario no paga por un servicio, él es el producto”: si una empresa no controla los datos que usa su aplicación, está haciendo gratis de equipo de investigación y desarrollo para otra empresa.
Bernie Hogan [@blurky] es doctor en Filosofía e investigador titular del Instituto de internet en la Universidad de Oxford. Está especializado en recogida de datos en las redes sociales, identidad social y análisis de las redes sociales. Ha publicado trabajos con todas las garantías de evaluación a partir de datos de Facebook, Reddit, Twitter y muchas otras plataformas. En la actualidad es director del máster en Ciencia de los datos sociales de Oxford y está escribiendo un libro sobre el tema para Sage
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
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