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El cazador de nazis con yerno gallego: la extraordinaria vida de Christopher Lee más allá de Drácula

El documental ‘Vida y muertes de Christopher Lee’ repasa la biografía de una leyenda disgustada con muchas de sus películas y cuyas vivencias fuera de plató eran, a veces, igual o más emocionantes que en el cine

Christopher Lee en un retrato promocional de 'Los pequeños extraterrestres' (1977).
Christopher Lee en un retrato promocional de 'Los pequeños extraterrestres' (1977).Michael Ochs Archives (Getty Images)

Cuando Christopher Lee (Londres, 1922-2015) fue nombrado caballero por la reina Isabel II en 2009, el intérprete dejó claro cómo le gustaría que se le recordase. Y, sobre todo, cómo no le gustaría. Preguntado por una reportera sobre los papeles de los que estaba más orgulloso, Lee mencionó al conde Dooku de Star Wars: El ataque de los clones (2002) antes que al conde Drácula, al que interpretó oficialmente en diez películas. También aludió al drama Mohammed Ali Jinnah (1998), donde encarnó al fundador de Pakistán, al villano Scaramanga de la entrega de 007 El hombre de la pistola de oro (1974) y al personaje de Saruman en El Señor de los Anillos (2001-03), y se felicitaba por ser popular entre diferentes generaciones.

Tras sus palabras, la periodista le dio las gracias refiriéndose a él como “Christopher Lee, el rey del terror”, expresión que hizo mutar súbitamente el gesto al aludido: “¿El rey de qué? No soy el rey del terror. No he hecho una película de terror en 34 años. Por favor, no te refieras a mí como el rey del terror”.

Las imágenes de la entrevista han sido rescatadas en el documental Vida y muertes de Christopher Lee, dirigido por Jon Spira, que acaba de estrenarse a través de Movistar Plus+. El largometraje no puede evitar traicionar el deseo del actor de no ser asociado directamente al género: con una siniestra marioneta representándole e ingente material de archivo de la cantidad de películas de terror que hizo (por mucho que, en otra entrevista para Photoplay, enervase a los aficionados al lanzar la boutade de que su única película de terror era La maldición de Frankenstein, de 1957), Spira se aproxima a Lee como el rostro por excelencia de los monstruos de la productora británica Hammer, personajes por los que, con o contra su voluntad, se hizo un hueco y permeó en la historia del cine. Fue Drácula, fue la momia, fue la criatura de Frankenstein y, al margen de Hammer, también fue cinco veces Fu Manchú, sin que ello tuviera por qué opacar sus éxitos tardíos ni viceversa.

Christopher Lee in 'Dracula' (1958).
Christopher Lee en 'Dracula' (1958).Silver Screen Collection (Getty Images)
Christopher Lee as Frankenstein's monster in 1957.
Christopher Lee como la criatura de Frankenstein en 1957.Silver Screen Collection (Getty Images)
Peter Cushing and Christopher Lee in 'The Mummy' (1959).
Peter Cushing intenta a matar a Christopher Lee en 'La momia' (1959).Universal Pictures (Getty Images)

La biografía de Lee, sin embargo, es lo suficientemente intensa para justificar que sus estrambóticos personajes de ficción no le impresionaran. El documental Vida y muertes de Christopher Lee está narrado por el cómico Peter Serafinowicz, que imita su voz mientras recita extractos de sus memorias. Hijo de una condesa y un teniente coronel, su familia por parte de madre, los Carandini, supuestamente descendían de Carlomagno. Cuando se divorciaron, ella se casó con un banquero emparentado lejanamente al confederado general Lee y tío de Ian Fleming, el creador de James Bond.

De pequeño, por las relaciones de su familia, conoció en Inglaterra a los asesinos de Rasputín (a quien interpretaría en la película homónima de 1966) y presenció en Francia la ejecución de Eugen Weidmann, última persona guillotinada en público. También se cruzó con J.R.R. Tolkien. Aunque el elemento que siempre ha suscitado más morbo es su rol en la Segunda Guerra Mundial, del que él apenas contó nada, amparándose en el acta de secretos oficiales que firmó.

Luchó en la RAF, la fuerza aérea británica, y colaboró también con los partisanos italianos (entre los que se encontraba su tío segundo, Nicolò Carandini), nexo por el que se ha llegado a decir que hizo migas con Josip Broz Tito, más tarde dirigente de Yugoslavia. Y ayudó a dar caza a criminales nazis en operaciones especiales, tema sobre el que no arrojó luz. “Participó en numerosos sabotajes y trabajó con partisanos detrás de las líneas enemigas, así como en asesinatos selectivos”, llega a afirmar en el documental su amigo John Landis, que le dirigió en La familia Stupid (1996) y Burke & Hare (2010), si bien el cineasta admite que ni emborrachándole logró que le revelase nada de su experiencia como cazanazis.

Christopher Lee and Ursula Andress in 1973.
Christopher Lee y Ursula Andress en 1973.STRINGER (AFP via Getty Images)
Paul McCartney with his children in London in 1973, with Christopher Lee in the background.
Paul McCartney con sus hijas en Londres en 1973. Al fondo, Christopher Lee.Ronald Dumont (Getty Images)

Estudiosos de la historia militar han cuestionado, no obstante, algunos relatos de Lee (que también aseguró haber luchado de voluntario en Finlandia contra la URSS siendo menor), acusándole de magnificar sus hazañas o dejar que otros lo hicieran al guardar un interesado silencio.

En el rodaje de la muerte de Saruman para El Señor de los Anillos: El retorno del rey (2003), su discusión con Peter Jackson acerca de cómo debía fallecer el personaje fue, en ese sentido, muy sonada. “Le dije a Peter, ‘¿Tienes idea de qué clase de sonido emite alguien cuando es apuñalado por la espalda? Porque yo sí lo sé’. No es un grito, el aliento sale del cuerpo”, explicaba Lee en una entrevista en los extras del DVD. “Empezó a hablarme de algo muy clandestino en la Segunda Guerra Mundial”, contaba Jackson por su parte. “Parecía tener un conocimiento bastante exacto de qué sonido hacer. Así que no insistí”.

Drácula nunca muere

La película de Spira se detiene también en la conflictiva relación del británico con su obra. Mientras Peter Cushing (eterno compañero de reparto, él como humano y Lee como monstruo) o su contemporáneo Vincent Price se encontraban cómodos y felices en su condición de estrellas del género, el hombre que tuvo en Drácula y Fu Manchú sus particulares trabajos de Sísifo no ocultaba el malestar que sentía con muchas de sus películas y envidiaba el aura de prestigio de Michael Caine.

Elizabeth II greets Catherine Deneuve in London in 1966. In the background, Christopher Lee, Ursula Andress, Woody Allen and Raquel Welch.
Isabel II saluda a Catherine Deneuve en Londres en 1966. Al fondo están Christopher Lee, Ursula Andress, Woody Allen y Raquel Welch.Hulton Archive (Getty Images)
Christopher Lee and Elizabeth II at Windsor Castle in 2013.
Christopher Lee y la reina Isabel II en el castillo de Windsor en 2013.WPA Pool (Getty Images)

“Le dije que había visto todas sus películas y respondió que sentía lástima de mí”, cuenta en otro momento el director Joe Dante, que trabajó con él en Gremlins 2: La nueva generación (1990). En 2007, por poner en perspectiva la determinación con la que Dante estudió a su ídolo, a Lee se le concedió el récord Guinness al actor con más papeles acreditados en pantalla, por los 244 que acumulaba en ese momento.

Las heridas de guerra de Christopher Lee iban más allá de sus cruzadas contra los nazis: lucía como reliquia una cicatriz de cuando Errol Flynn casi le cercenó un dedo de la mano derecha en el rodaje de El príncipe negro (1955). Experimentado en esgrima, en sus comienzos tuvo que bregar en el cine de aventuras con figuras como Flynn, Gregory Peck o Burt Lancaster, tan soberbias a la hora de dejarse aconsejar como faltas de pericia para representar peleas con espada.

Su participación en escenas de riesgo le dejó, durante toda su trayectoria, un reguero de secuelas físicas, por ejemplo a raíz de los explosivos y cristales del enfrentamiento con Peter Cushing en La momia (1959) o las espinas en las que tuvo que revolcarse en el desenlace de Los ritos satánicos de Drácula (1973).

Herve Villechaize and Christopher Lee in a promotional image for 'The Man with the Golden Gun' (1974).
Herve Villechaize y Christopher Lee en una imagen publicitaria de 'El hombre con la pistola de oro' (1974).Screen Archives (Getty Images)
Christopher Lee signing autographs at the Avoriaz Festival in 1993.
Christopher Lee firmando autógrafos en el Festival de Avoriaz en 1993.PASCAL GUYOT (AFP via Getty Images)

Lee, cuyo hartazgo y encasillamiento estuvo cerca de llevarle a una decadencia como la de su predecesor vampírico, Béla Lugosi (el austrohúngaro se pasó su carrera lamentando no recibir las oportunidades de su rival, Boris Karloff), fue un pilar de la Hammer a su pesar. La maldición de Frankenstein, primera película de terror de la productora en color, forjó un sello de identidad que combinaba espectaculares ambientaciones, violencia y una recuperación del gótico que terminaría de asentarse con Drácula (1958).

Sus actuaciones fueron determinantes para la conformación de la serie de películas y la evolución del género. “No se puede entender la edad de oro del cine de terror de los años sesenta sin la presencia de Lee”, dice a ICON Juan Manuel Corral, autor de Christopher Lee: Más allá del terror (2013, T&B Editores). “Fue pieza indispensable para transformar al monstruo clásico que décadas antes habían impuesto las películas en blanco y negro de la Universal, presentando criaturas más agresivas, sangrientas, sibilinas e incluso eróticas”.

Corral no cree que Lee, al margen de discusiones con la Hammer, renuncias a declamar diálogos indignos –como en Drácula, príncipe de las tinieblas (1966), donde no habla– o negativas a volver a interpretar al Conde (muchas veces, neutralizadas por la productora con el chantaje de recordarle cuánta gente se quedaría sin trabajo por su culpa), detestase el terror.

Christopher Lee and his wife Birgit Lee in 1978.
Christopher y su esposa Birgit Lee en 1978.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)
Christopher Lee and his wife Birgit in Bangkok in 2006.
Christopher Lee y su esposa Brigitta en Bangkok en 2006.Patrick Riviere (Getty Images)

“En realidad, amaba el género y lo que despreciaba era la actitud de la prensa que insistía en encasillarlo. Liderar series B provocó que sufriera problemas económicos durante gran parte de su carrera, y, por eso, cuando se asentó en Hollywood y pudo disfrutar ya de una vida holgada, dio la espalda a aquellas cintas baratas para intentar trabajar en grandes producciones comerciales”, explica el escritor. “Era un excelente actor de aprendizaje teatral, capaz de explotar cualquier registro incluso solo con la mímica. Por ejemplo, sus caracterizaciones como la momia o Rasputín para la Hammer se apoyan únicamente en su inquietante movimiento de ojos”.

Lejos también de sentir perturbación por la temática de sus películas, exploró la obra del satanista Aleister Crowley y aseguró tener 12.000 libros de ocultismo. Igualmente admiraba el Drácula original, la novela de Bram Stoker de 1897, y viajó a España con el fin de rodar una adaptación verdaderamente canónica, El conde Drácula (1970), con el menos canónico de los cineastas, Jess Franco (una de sus siete colaboraciones).

Durante su exilio fiscal en Europa, rodó con directores de culto como él, el italiano Mario Bava o incluso Pere Portabella, gran exponente de la Escuela de Barcelona, con quien coincidió en la inclasificable Vampir Cuadecuc (1970) –una especie de making of experimental de El conde Drácula– y en Umbracle (1972). El cine de derribo y la vanguardia no estaban tan separados. Aunque quizá el trabajo más pintoresco que rodó en España fue El felino (1979), una película de kung fu que comenzaba con el Valle de los Caídos volando por los aires.

Christopher Lee, Samuel L. Jackson, George Lucas and Hayden Christensen at the premiere of 'Attack of the Clones' in London in 2002.
Christopher Lee, Samuel L. Jackson, George Lucas y Hayden Christensen en el estreno en Londres de 'El ataque de los clones' en 2002.UK Press (Getty Images)
Christopher Lee, Orlando Bloom and Billy Boyd, part of the cast of 'The Lord of the Rings,' in 2002.
Christopher Lee, Orlando Bloom y Billy Boyd, parte del reparto de 'El señor de los anillos', en 2022.Dave Benett (Getty Images)

Como productor, buscó actualizar la Hammer, y su valentía y ganas de ampliar los límites del género permitió que existiera una película insólita como El hombre de mimbre (1973), que consideraba su mejor trabajo de terror.

Un yerno gallego y éxito en el heavy metal

La recuperación de Christopher Lee en la etapa final de su carrera por directores que habían crecido admirando sus películas, como Tim Burton, Peter Jackson o George Lucas, le llevó a un estatus de reconocimiento inédito. No sería el único triunfo tardío: en 2013, con 91 años, se convirtió en la persona más anciana en entrar en las listas musicales de éxitos gracias a su villancico Jingle Hell, en clave de heavy metal. Tuvo gran responsabilidad el gallego Juan Aneiros, marido de su hija Christine y, también, manager, asistente personal y productor discográfico del actor en esos últimos tiempos.

En 2003, Lee había admitido su arrepentimiento por no haberse dedicado a la ópera, para la que sentía que había nacido (tuvo una bisabuela soprano), y pudo resarcirse cantando, entre otros, en el díptico de metal sinfónico Charlemagne (2010-13), consagrado a su presunto antepasado, o el EP Metal Knight (2014), sobre el Quijote.

Christopher Lee photographed in London in 2014, a year before his death.
Christopher Lee fotografiado en Londres en 2014, un año antes de su muerte.Mick Hutson (Redferns)
Christopher Lee signing 'Devils, Rogues & Other Villians' albums in California in 1998.
Christopher Lee y su faceta como cantante: posa con su álum 'Devils, Rogues & Other Villians' en California en 1998.Albert L. Ortega (WireImage)

Aneiros y su mujer cuentan en Vida y muertes de Christopher Lee que el intérprete entró en El Señor de los Anillos después de pedir al yerno, tras enterarse de que estaba en producción, que buscase a los responsables por internet para decirles que quería aparecer. Fanático de las novelas, que releía anualmente, la película que eligió ver la noche de su muerte en el hospital fue La comunidad del Anillo (2001). Aunque el británico quería interpretar a Gandalf, Saruman entró en el podio de sus personajes más queridos entre los más de 200 que interpretó. En el obituario que publicó EL PAÍS, el animador Raúl García, que trabajó con Lee en Extraordinary Tales (2015), contaba que el actor regalaba autógrafos con una selección de tres fotos, sus papeles en El Señor de los Anillos, Star Wars y El hombre de mimbre. Una ausencia le llamaba significativamente la atención: la del conde Drácula.

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