De ‘Cole, cole, que te como’ a ‘Con canas y a lo loco’: El viejo arte español de traducir títulos de películas
Una comedia llamada originalmente ‘Mack & Rita’ es el último ejemplo de una forma discutible de titular películas en España que se remonta casi a los orígenes del mismo cine
Cerca de lo que ahora es el Marble Arch, junto a Oxford Street, en el Londres del siglo XVIII, estaba Tyburn, lugar que concentraba los cadalsos donde se ahorcaba a los condenados a pena de muerte. Los ciudadanos, que acudían a ver las ejecuciones como quien hoy en día se pone Netflix, tenían una expresión para aquellos que tardaban más en morir: “To die hard” (algo así como morir con resistencia, pelearse contra la muerte). Ese mismo término se utilizaría un siglo después en la Guerra de la Independencia española, concretamente en una cruenta batalla librada en Albuera, un pueblo de Badajoz. El comandante británico William Inglis, gravemente herido, se negó a ser trasladado a la retaguardia y lideró a su regimiento, el 57º, exclamando por todo el campo de batalla el cántico “Die hard 57th, die hard!” (en este caso, era una orden: peléense contra la muerte).
En 1988, Bruce Willis protagonizó una película de acción sobre un hombre, John McClane, que también se resiste a morir, en su caso mientras se enfrenta en solitario a un grupo de terroristas que ha secuestrado un edificio en el centro de Los Ángeles. Una hazaña casi imposible que se resumía en el título: Die Hard. Otra hazaña casi imposible era traducir esa expresión a los mercados no angloparlantes: ni es del todo correcta gramaticalmente, ni su significado, pelear cara a cara contra la muerte, con las uñas y los dientes, se entiende en otras culturas. Y por eso, esa película se conoce en España como La jungla de cristal. “A menudo te encuentras expresiones que no se pueden traducir porque pierdes la imagen, el juego de palabras o el doble sentido. Entonces se opta por soluciones más creativas”, explica Isabel Negro, profesora de Estudios Ingleses: Lingüística y Literatura en la Universidad Complutense de Madrid, que publicó un estudio en 2015 en el que exploraba las operaciones cognitivas detrás de las traducciones de títulos de 100 películas al español y el francés.
En Finlandia, Die Hard se llamó “Por encima de mi cadáver” (Vain kuolleen ruumiini yli), y en los países latinoamericanos optaron por un más fiel y efectivo Duro de matar. En Francia e Italia se tituló “Trampa de cristal” (Piège de cristal y Trappola di cristallo, respectivamente), un giro para centrarse en lo que según los ejecutivos de Fox es el otro protagonista de la película: el Nakatomi Plaza, edificio donde McClane lleva a cabo su epopeya. El ya icónico título que se le puso en España juega también con ese concepto. “En castellano, la palabra ‘cristal’ te lleva a un edificio y la ‘jungla’ conlleva ciertas connotaciones violentas”, según Negro.
Si traducir títulos de películas fuera un arte, en España vamos a la vanguardia de la creatividad. Este fin de semana, DeAPlaneta estrena lo que en Estados Unidos se conoce como Mack & Rita, una comedia protagonizada por Diane Keaton, con un título en castellano muy distinto: Con canas y a lo loco. Es el último ejemplo de un hábito por el que han caído títulos como Fast & Furious, que no es “Rápidos y furiosos”, sino A todo gas; The Parent Trap, que lejos de llamarse “La trampa para padres”, se llama Tú a Boston y yo a California o Tú a Londres y yo a California, dependiendo de si uno ve la versión de 1961 o la de 1998. The Astronaut’s Wife, en vez de traducirse como “La esposa del astronauta”, se tituló La cara del terror. Get Him To the Greek (“Llévenlo al Teatro Griego” [de Los Ángeles]) es Todo sobre mi desmadre; Harold & Kumar Go to White Castle (“Harold y Kumar van a White Castle”) es 2 colgaos muy fumaos. Y nos podemos remontar a clásicos como Con la muerte en los talones (en realidad North by Northwest, “Norte por Noroeste”) y Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, “A algunos les va lo fuerte”). Internet está lleno de artículos recopilatorios e hilos de Twitter con los casos más absurdos e incomprensibles. Los hay inexplicables, como Le llaman Bodhi (Point Break, el romper de una ola), o directamente racistas, como el título en castellano de una comedia hongkonesa sobre zombis de 1980: Cole, cole, que te como.
Hay lógica detrás de cada título loco, y su acuñación es el resultado de un proceso en el que meten mano muchas personas de departamentos distintos dentro de una distribuidora de cine. En Disney, por ejemplo, se decide “prácticamente entre todos los departamentos, los equipos de Marketing & Comunicación, Distribución y el departamento de Operaciones, que son los encargados del doblaje y el subtitulado de las películas”, según explica la casa en un comunicado.
Ellos fueron los creadores del que probablemente es el caso más recordado: Soñando, soñando… triunfé patinando. El título original era Ice Princess, “Princesa de hielo”, pero un brainstorming entre todos los equipos llevó a esa pintoresca elección. “El reparto no era muy conocido, y nos pareció buena idea poner un título que de puro surrealista fuera recordado por la gente, y así fue”, justifica la casa.
Para Negro hay dos motivaciones que pueden explicar muchas de las traducciones más libres: “Por un lado se intenta captar la atención del lector, y por otro se da información acerca de la trama de la película o el género. Ice Princess podría ser el título de unos dibujos animados sobre una princesa… la traducción da muchas más pistas sobre el contenido. En España hay una tendencia a concretar, que el título tenga más precisión sobre el contenido de la película”. Además de eliminar los nombres propios, que se suelen evitar en las traducciones de títulos al castellano, Con canas y a lo loco nos lleva directamente a la comedia de Billy Wilder, una de las más clásicas y canónicas de la historia del cine.
Así se puede justificar en parte otro de los títulos españoles más criticados: ¡Olvídate de mí!, que en el original es Eternal Sunshine of the Spotless Mind (algo así como “El eterno amanecer de la mente inmaculada”). “Con ese giro se está subrayando que es una comedia”, explica Negro. Cabe preguntarse si la película de Michel Gondry es realmente una comedia, o si con esa traducción el departamento de marketing estaba intentando vender una película distinta, aprovechando que el protagonista era Jim Carrey.
Incluso en una compañía relativamente más pequeña como Avalon, especializada en películas de autor y festivales y cine europeo como 120 pulsaciones por minuto o El hijo de Saúl, elegir un título para España es clave para atraer al público a las salas. “Normalmente hacemos un brainstorming muy loco”, asegura Marcos Colorado, product manager. “El tráiler y el póster son las dos grandes herramientas de venta, y el título forma una gran parte de eso. Si tienes a Mario Casas da igual que el título sea una puta mierda, pero en el cine independiente es muy importante que el título tenga gancho, o que por lo menos el público lo sepa pronunciar a la hora de comprar la entrada. No quieres que tu espectador se plante en la cola intentando comprar entrada para ‘la del póster que tiene dos chinos que no sé quiénes son…”.
Y a veces simplemente da igual el título, siempre que la gente esté interesada en la película. En Disney recuerdan que cuando decidieron dejar Big Hero 6 en inglés, una práctica cada vez más común, algunos espectadores hacían “su propia versión. Un cine nos dijo que la gente le pedía entradas para ‘Granjero 6”.
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