pablopablo: “Quizás mi privilegio más grande es tener una familia a la que no tengo que explicarle que quiero ser músico”
pablopablo es el alias con el que el primogénito de Jorge Drexler y Ana Laan debuta con temas propios. Algo para lo que estaba destinado casi desde su nacimiento. O al menos, eso opina él
Se cuenta por madrid que ya de niño, Pablo, el primogénito de Jorge Drexler y Ana Laan, apuntaba formas de músico. Él lo confirma: nunca jamás se planteó un destino distinto a vivir de la música. “Yo creo que lo pensé por primera vez cuando empecé a tener ídolos. De niño estaba obsesionado con McCartney y Lennon. Mi primer amor fueron los Beatles. Después, Green Day, Kurt Cobain, Eminem… En realidad no me acuerdo del momento en que decidí dedicarme a esto, pero seguro que cuando los descubrí pensé: ‘Quiero ser cantante’. Además mis padres cantan y era muy fácil para mí aceptar que era una opción viable. Quizás mi privilegio más grande es tener una familia a la que no tengo que explicarle que quiero ser músico. Un padre normal te dice: ‘Estudia una carrera, asegúrate algo’. Yo tengo muchos colegas muy talentosos que sus padres no lo entienden y me da mucha rabia. Para los míos nunca ha sido un problema”.
Está en Madrid de vacaciones. Un descanso, tras meses recorriendo el mundo como parte de la troupe de C. Tangana. Ese batiburrillo en el que caben desde flamencos veteranos hasta francotiradores debutantes, como él o Rita Payés, a los que Pucho ha echado el ojo. “Tuve la oportunidad loquísima de currar con Pucho, porque mi viejo hizo un tema con él, y me dijo: ‘Oye, vente a poner micros’, porque era en pandemia y no podía llevar a nadie. Y yo, que soy un poco pillo, en una que salió Pucho a fumar un piti fuera, me puse a tocar el piano para que me oyese. Acabamos haciendo una canción que no salió. La siguiente sesión grabaron Tocarte, y yo como que me había ganado el derecho a estar allí involucrado. La hicimos en mi ordenador. Yo hice el beat y la armonía con Víctor [Martínez, la mano derecha en lo musical de C Tangana]. Después pasaron unos meses en los que le mandaba cosas y no me contestaba nunca. Se la sudaba. Lo entiendo, su whatsapp tiene que ser un infierno. Pero al final me llamó para que le ayudara a modernizar el show. Empecé como asesor creativo. Produciendo cosas que están el disco que quería que fueran distintas en directo”.
Y ahí está, con 24 años, siendo una pieza indispensable de una de las grandes giras del año— “es una locura”, resume—. Pero mientras tanto le ha dado tiempo a grabar su primer disco, que se publica este mes, y ha bautizado con su nombre artístico: pablopablo, “todo junto y en minúsculas”, insiste. Un álbum personal y valiente — “para hacer lo que todo el mundo, mejor no hacer nada”, dice— en el que se nota su admiración por los caminos abiertos por James Blake, uno de los músicos más influyentes de la última década. Esa electrónica reposada que es a un tiempo experimental y melódica. “Sí, claro que me encanta James Blake, Me parece un artista fundamental”, reconoce y, no se sabe muy bien cómo, pasamos unos minutos hablando de su vida milagros, como dos fans. Y de los últimos discos de Kanye West, otra de sus debilidades. Y de Rosalía, “para mi generación es importantísima”.
La influencia del padre es también innegable. “¿Se nota, verdad?”, pregunta. “Estoy de acuerdo, claro. Sobre todo en las letras”. No solo ahí, se aprecia un tono Drexler en la forma de cantar. Esa melancolía dulce que en el padre es casi un tópico atribuir a su origen uruguayo, algo que Pablo debe de haber heredado de forma genética porque él es de Madrid. “Bueno, soy de San Lorenzo del Escorial, no de Madrid”, matiza. “Vivía y estudiaba allí. En mi pueblo hay un colegio público con conservatorio. Era la hostia. Hacías tu clase de lengua, ibas a tu taquilla, cogías tu guitarra, ibas a clase de guitarra y luego volvías a otra clase de una asignatura común. Hice los típicos 10 años de conservatorio y también el grado superior”.
Allí se convirtió en un músico todorreno. “Toco guitarra, piano, bajo, percusión y lo que me pongan, menos cosas de viento. A mí me gusta todo. La verdad es que lo que yo he estudiado es guitarra y lo que más uso ahora es el piano, aunque es lo que peor se me da”. Se le nota orgulloso de su pueblo. En el penúltimo tema del disco, San Lorenzo, se escucha a unas mujeres hablan sobre zapaterías, o la ausencia de ellas, en El Escorial. “Lo grabé en el autobús que cogía para volver a casa. Solía estar lleno de gente mayor y me gustaba escuchar sus conversaciones. Un día grabé a aquellas señoras hablando”.
Ahora vive fuera. “Entre Londres y Madrid. Estudié en Londres, en Guildhall School of Music & Drama. La carrera se llama Composición y Música Electrónica, que era la hostia. Nos enseñaban a componer para danza contemporánea o para instalaciones. Era muy, muy práctica. El segundo año, un trimestre consistía en escribir 15 canciones de 15 estilos de música dance. Eran igual de metódicos con el house que con Steve Reich. La verdad es que fue una formación que me lo ha dado todo”, dice. ¿Le gustaría que su carrera fuera internacional?. “Mi padre es uruguayo. Mi madre, sueca... yo creo que internacional”, concluye con naturalidad.
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