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Te quiero (hasta que te deje de querer): así es el amor de baja intensidad que no busca el “para siempre”

La generación Z apuesta cada vez más por vínculos donde prima la flexibilidad y en los que ambos miembros son conscientes de que el una relación es igual de válida y disfrutable si no es eterna

Marita Alonso
Imagen de una pareja anónima durante un picnic en la playa en los años sesenta.

“Probablemente cuando salga este documental ya no estemos juntos”, dice Aitana al que era su pareja Sebastián Yatra en una comentada secuencia de su docuserie para Netflix, Metamorfosis. Pero en las palabras de la cantante no hay atisbo alguno de tristeza, sino la calma de quien, como señala en otro momento de su documental, es consciente de que llega un punto en el que el amor, sencillamente, se acaba. Sus palabras refuerzan lo que bell hooks (así, en minúsculas) escritora afrofeminista, escribió en el ensayo Todo sobre el amor (Ediciones Paidós, 2021). “Los jóvenes de nuestra época se muestran escépticos ante el amor porque la inmensa mayoría tiene la sensación de que es imposible encontrarlo”.

Diversos estudios indican que la generación Z adopta un enfoque pragmático en el amor al no priorizar las relaciones románticas. Las etiquetas tampoco van con los más jóvenes. Como indica Mickey Langlais en la investigación Defining and Describing Situationships: An Exploratory Investigation (Definiendo y describiendo las ‘situationships’: una investigación exploratoria), mientras que según la teoría triangular del amor del psicólogo Robert Sternberg las experiencias de amor de compañía o amor consumado suelen ir precedidas del amor romántico, las denominadas situationships demuestran que las relaciones de pareja pueden ser experiencias de amor romántico sin compromiso. O sea, un amor romántico en el que ambas partes consiguen disfrutar del momento sin que se planteen que terminará en boda. Adios, pájaros en la cabeza y hola, pájaro en mano.

Ya en 2023 Tinder indicó en su estudio anual Year in Swype que en los perfiles de los usuarios hubo un aumento del 49% de menciones a este tipo de relaciones, asegurando uno de cada 10 de los jóvenes solteros encuestados que prefería apostar por una relación de amor verdadero, pero sin fuertes compromisos, para tener vínculos en los que la presión fuera menor. Ese fue precisamente el año en el que el diccionario Oxford incluyó entre las palabras más populares las situationships. “Se trata de un término popularizado por las redes sociales y los programas de citas modernos. Parece haber sido acuñado a finales de la década de 2000 o principios de la de 2010 y se refiere a una relación romántica o sexual que no se considera formal ni establecida y que a veces se encuentra fuera de las convenciones sociales”, aseguran. Indican, además, que la palabra refleja la incertidumbre y la falta de formalización que muchas personas sienten sobre sus relaciones. Que, probablemente, van de la mano de la incertidumbre vital que afecta a toda una generación que camina hacia la vida adulta al mismo tiempo que viven el auge del fascismo, el desastre climático y la crisis económica. En ese panorama, ¿quién piensa en el amor?

Aitana y Sebastián Yatra en un partido de los Lakers en Los Ángeles en 2024. Nótese la camiseta con el rostro del trovador del amor que lleva él.

Adrián Chico, autor de Tu camino hacia el amor: una guía para tener relaciones sanas sin perderte en el intento (Bruguera, 2025), explica a ICON que la flexibilización de los vínculos afectivos implica mayor probabilidad de éxito en el amor. “El hecho de que las relaciones se adapten más a las necesidades individuales de cada persona, en lugar de seguir un modelo rígido o tradicional por miedo a salirse del guion, permite que las personas tengan relaciones que van más en consonancia con sus propios deseos. Esto puede traducirse en una mayor sinceridad y una forma más sana de llevar los vínculos, porque van más alineados con lo que la persona es realmente capaz de dar”, asegura.

El amor no es para siempre. Mejor.

El psicólogo, sexólogo y terapeuta de parejas comenta además que saber que el amor no tiene por qué ser para siempre puede ser liberador porque permite vivir las relaciones con menos presión y más autenticidad, eligiendo estar con alguien por deseo y no por obligación. “Saber que puede haber más de un gran amor en la vida permite que las personas se den más oportunidades y tengan fe en recuperar su felicidad pasada e incluso mejorarla. Además, el hecho de saber que el amor puede no ser para siempre, no implica que no pueda serlo. Saberlo no perjudica nuestra manera de querer, solo nos protege ante un fracaso futuro, sin impedir que si la relación funciona pueda durar el tiempo que tenga que durar. Es posible que se genere una sensación de desesperanza y la persona pierda interés en las relaciones debido a esa creencia de que nada va a durar”, comenta antes de matizar que cree que la clave es equilibrar la libertad que hemos adquirido con la responsabilidad afectiva y las ganas de construir.

El grupo femenino Haim lanzó recientemente el tema Relationships, cuyo vídeo musical captura la naturaleza cíclica de las citas: salir, conocer a alguien, mudarse, romper y vuelta a empezar. “Creo que estoy enamorada, pero no aguanto las putas relaciones”, dice el pegadizo estribillo. El tema refleja que las relaciones son en muchas ocasiones emocionalmente agotadoras, y la letra del tema cuestiona si quienes se ven inmersos en esas relaciones que parecen no tener un brillante devenir están perdiendo el tiempo. Sonia Encinas, sexóloga y terapeuta especializada en parejas, cree que la idea de que hay relaciones que “no van a ninguna parte” es falsa, pues considera que ese pensamiento responde al mandato erróneo de que una relación o dura para siempre o no mereció la pena.

“Esa idea desemboca en mucha ansiedad, porque nos lleva muchas veces a iniciar relaciones necesitando confirmar su duración y si cumplirán los ítems que marca el guion aprendido: exclusividad, convivencia, hijos, hipoteca… Y tal vez no deseas cumplir todos esos mandatos. Entonces, ¿tu relación vale menos? ¡No! Lo mismo ocurre con el tiempo de duración. Una relación no solo es recibir, también es dar. Una relación es cuidar y saber acompañarse en momentos que, a veces, son difíciles. Pero son los dos extremos: ante la mínima dificultad irme o, por otro lado, quedarme para siempre en una relación que no me satisface. La relación está en los grises”, asegura. “Reconocer que una relación saludable y satisfactoria puede o no durar para siempre nos debería empujar a entender que, por lo menos, debemos cuidarla para que siga siendo así”, añade.

“El hecho de que las relaciones se adapten más a las necesidades individuales de cada persona, en lugar de seguir un modelo rígido o tradicional por miedo a salirse del guion, permite que las personas tengan relaciones que van más en consonancia con sus propios deseos”
Adrián Chico

Como demuestran relaciones boomerang como la de Aitana y Sebastián Yatra (un caso muy particular de dos artistas que viajan por todo el mundo y llevan vidas nada corrientes, pero que a la vez sirve de reflejo para miles de fans de ambos en todo el mundo), lo mejor cuando la relación no da más de sí es romper. “No sé si me volveré a enamorar, pero sí que me hace ilusión saber que me he enamorado. Eso me hace muy feliz”, afirma Aitana en el documental. Porque la felicidad para la generación Z no implica necesariamente estar en una relación, sino flexibilizar los vínculos y asumir que el fin del amor no es, ni mucho menos, un fracaso.

Como indica Chico, mientras que para algunos la ausencia de etiquetas es una forma de evitar presiones externas y disfrutar del vínculo sin expectativas impuestas, para otros, la ambigüedad prolongada puede generar confusión y desgaste emocional, especialmente si uno de los dos quiere mayor claridad. “Lo importante es que ambas partes se sientan bien con la dinámica y que haya una comunicación sincera sobre lo que esperan. Creo que es erróneo etiquetar un modelo de relación como mejor o peor”, asegura. La cultura pop continúa dando ejemplos de cómo las nuevas parejas abogan por relaciones de baja intensidad en las que priman los vínculos flexibles. Es el caso del romance entre Noah Centineo y Zoë Kravitz. “No quieren poner etiquetas al tipo de relación que tienen, pero pasan tiempo juntos y quieren mantener una intensidad moderada”, revelaba una fuente cercana a la pareja a la revista Life & Style.

Diana Ackerman afirma en Todo sobre el amor (Ediciones Paidós, 2021) que pese a que todo el mundo coincide en que el amor es maravilloso y necesario, nadie puede definir lo que es. “Usamos la palabra amor de un modo tan descuidado que puede no significar casi nada o absolutamente todo”, escribe. Y la generación Z demuestra que en la actualidad, el amor puede significar muchísimas cosas sin que ninguna de ellas sea necesariamente mejor que otra.

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Sobre la firma

Marita Alonso
Redactora especializada en cultura pop y estilo de vida. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid. 
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