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Un magnate cuarentón que dice tener el pene de un veinteañero: el capricho de millonario que no convence a los expertos

Bryan Johnson, el hombre que se ha hecho famoso por su lucha contra los efectos del envejecimiento, ha hecho públicos sus intentos por demostrar que el pene y su funcionamiento también se pueden “rejuvenecer”

¿Existe la edad biológica del pene? Según el millonario Bryan Johnson, sí.
¿Existe la edad biológica del pene? Según el millonario Bryan Johnson, sí.Getty Images
Marita Alonso

La siguiente frase no es ni del guion de una película para adultos ni de una comedia gruesa heredera de John Waters: “Estos son los datos de las erecciones nocturnas de mi hijo, de 19 años, y los míos. Su duración es dos minutos superior a la mía. Eduquemos a los niños para que se mantengan erguidos, firmes y erguidos”. La publicó en su perfil de X el magnate tecnológico Bryan Johnson, de 47 años, conocido por su incesante lucha por alcanzar la inmortalidad. Los comentarios de otros usuarios en el propio mensaje y bastantes medios de comunicación se echaron las manos de la cabeza. En Vice se publicó un artículo titulado “El fanático antiedad Bryan Johnson no deja de comparar su pene con el de su hijo adolescente”. Sin embargo Talmage, que es cómo se llama el vástago, compartió con orgullo la publicación de su padre. “Estoy agradecido por la forma en la que mi progenitor me ha educado”, aclaró.

Esta es la parte extraña, incómoda y, para quien así lo perciba, con cierto fondo cómico de la historia. A continuación llega la más interesante.

El reloj epigenético es una prueba que analiza los compuestos químicos en muestras de sangre para analizar modificaciones en el ADN asociadas al envejecimiento. Entre sus utilidades, hasta ahora, ha estado analizar si el omega 3 realmente puede ralentizar los síntomas de la edad o medir la forma en que envejecen diferentes animales y compararlas con la forma de envejecer de los humanos. En su batalla contra el paso del tiempo, Johnson asegura haber logrado un rejuvenecimiento epigenético de cinco años en siete meses. El biohacker, además de tomar 111 pastillas al día, recolecta sus propias muestras de heces, monitoriza la calidad de sus horas de sueño y duerme con un dispositivo adherido al pene con el que controla sus erecciones nocturnas. Johnson ha llevado el reloj epigenético a la zona más comentada, temida, envidiada, retratada y simbólica del cuerpo masculino. A la suya, en concreto.

El monitor que emplea se llama Adam Sensor. Y en realidad, lo puede comprar cualquiera. O casi. Hoy, a causa del interés despertado por el magnate por el aparato (que cuesta 149 libras, unos 175 euros), cuenta con una lista de espera de entre siete y ocho semanas. Este sensor realiza un seguimiento de las erecciones nocturnas mediante el control de los cambios en el tamaño del pene a lo largo de la noche. A medida que el pene se pone erecto, el sensor detecta las modificaciones de tamaño y registra la frecuencia, la duración y el alcance de estos cambios. Johnson aparece en numerosos vídeos de las redes sociales del dispositivo, en las que no solo se habla de las erecciones como de un biomarcador de la salud, sino como de un elemento esencial en la oficina. “Los directores ejecutivos saben que el alto rendimiento comienza con las métricas correctas. ¿Y qué es más importante que la resistencia?”.

“Presentamos nuestro nuevo título: Director de erecciones”, reza el copy de un vídeo en el que el propio Bryan Johnson asegura, tirando de la tóxica cultura de gym bro que tanto está influyendo en la política estadounidense (y mundial), que “la flacidez es un símbolo de debilidad”. “Si no se te pone dura, ¿cómo puedo esperar que seas duro en el trabajo? Si el equipo de marketing es incapaz de tener erecciones nocturnas soy incapaz de esperar que haga un trabajo maravilloso”, dice su interlocutor.

Johnson explicó a MailOnline que ni siquiera él estaba al comienzo convencido de lo que estaba haciendo. “Cuando empecé a medir mis erecciones nocturnas, no sabía si era una buena idea, pero resulta que las erecciones nocturnas de un hombre y la congestión del clítoris de una mujer son uno de los biomarcadores más importantes”, señaló.

El urólogo Eduard García Cruz está de acuerdo. “La disfunción eréctil multiplica un mayor riesgo de diabetes, de hipertensión, de sufrir un infarto… Indudablemente, es un marcador de la salud. He trabajado con diferentes dispositivos y he de decir que aportan datos muy intuitivos. Sin embargo, el diagnóstico es más complicado de afinar, pero es cierto que con el número de erecciones nocturnas e información acerca de la rigidez de las mismas, cuando se hace el seguimiento durante un tiempo, estos sensores pueden dar una idea bastante acertada de cómo funciona un pene”, asegura a ICON.

“Las erecciones nocturnas están reguladas por el sistema nervioso autónomo y dependen de una buena salud vascular y neurológica”, añade el doctor Gabriel Bastidas, experto en medicina sexual y director de Androclinic. “En medicina sexual usamos pruebas como el Rigiscan, el primer dispositivo que permitió el registro automático y portátil de la tumescencia y la rigidez peneana. En ese sentido, monitorearlas puede ser útil, aunque no es un método infalible”.

Bryan Johnson durante una conferencia en Lisboa en 2017. Era todavía más joven que ahora.
Bryan Johnson durante una conferencia en Lisboa en 2017. Era todavía más joven que ahora.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP via Getty Images)

En el caso del sensor empleado por Johnson, el dispositivo envía los datos obtenidos a su aplicación, que analiza la información, aporta al usuario información y le indica las tendencias registradas a lo largo del tiempo. “Aunque si se usan con criterio médico estos dispositivos pueden ayudar a detectar problemas vasculares u hormonales antes de que se manifiesten clínicamente, su uso sin supervisión médica podría generar ansiedad innecesaria en personas sanas”, aclara Bastidas.

¿Es posible rejuvenecer el pene?

Esa es la pregunta que se repite en las redes sociales al conocer los experimentos puestos en marcha por Johnson. También diarios como The Guardian lo cuestionan. “El millonario tecnológico de 47 años asegura tener el pene de un hombre de 22. ¿Cómo lo sabe?”, se pregunta el artículo del periódico británico. Según la medición de las erecciones nocturnas, claro. Pero ¿cómo mantener esa salud del pene que provoca esas erecciones? La sexóloga Nayara Malnero asegura que una alimentación rica en frutas, verduras y antioxidantes, el ejercicio físico cardiovascular (para la mejora del riego sanguíneo) y de fuerza (para la mejora de la testosterona) junto al trabajo de suelo pélvico de forma equilibrada, pueden ayudar. Sin embargo, Eduard García Cruz añade un importante matiz: aunque cada uno puede poner en marcha una serie de hábitos, es imposible ir atrás en el tiempo y lograr eso tan literario de “el pene de un chico de 22 años”.

“En la web de Bryan Johnson se venden suplementos y dietas pero ¿realmente existen pastillas para rejuvenecer el pene?”, se pregunta García Cruz. “En todos los estudios llevados a cabo los resultados dan respuestas negativas a esta pregunta. Si alguien toma según qué suplementos, estos serán una ayudita, pero yo prefiero hablar de tratamientos”, asegura.

Aunque no se puede revertir por completo el envejecimiento celular, sí es posible optimizar la función y apariencia del pene, algo que, como dice el doctor Bastidas, repercute directamente en la calidad de desempeño sexual y grado de satisfacción del paciente: “Hábitos saludables, el uso de PRP (plasma rico en plaquetas) para mejorar la función eréctil, terapias de ondas de choque para estimular la regeneración vascular, terapias hormonales en casos de déficit de testosterona e implantes o rellenos para mejorar la estética o el grosor pueden mejorar la circulación, la función eréctil y la apariencia”, explica.

Precisamente de terapias de ondas de choque hablaba Bryan Johnson en una entrevista concedida al podcast Diary of a CEO (la constante relación entre el éxito laboral y las erecciones que rodea a este asunto darían para una tesis doctoral). El magnate tecnológico aseguró haberse sometido durante dos meses a un tratamiento experimental de ondas de choque con el que tiene la impresión de que su miembro es “15 años más joven”. Calificó el dolor de las descargas de siete sobre 10. Y de nueve sobre 10 cuando las descargas se aplican en el glande.

El Doctor Petar Bajic, director del centro de salud masculina del Instituto Glickman Urological & Kidney de la Cleveland Clinic, explicó en The Guardian que la investigación de estas terapias se encuentra aún en una etapa muy temprana, y uno de sus mayores problemas es la inexistencia de uniformidad en la forma de administrarlo. “Además, no es un tratamiento apto para todo el mundo”, advierte. “Para quien no sea adecuado, estará perdiendo el tiempo, y quien no forme parte de un ensayo clínico en el que reciba el tratamiento de forma gratuita, puede ser también una pérdida de dinero”.


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Marita Alonso
Redactora especializada en cultura pop y estilo de vida. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid. 
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