Rita Payés: “Me dicen que soy un poco vieja”
Saltó a la fama apareciendo con C. Tangana en los Goya y ahora, con 22 años, esta trombonista y cantante recorre Europa con ‘Como la piel’, un disco de fados, ‘bossa’ y boleros compuestos por ella
Rita Payés (Vilassar de Mar, Barcelona; 22 años) apareció en la gala de los Goya 2022 cantando Te venero con C. Tangana, y la pregunta “¿quién es esa chica?” se hizo viral. Ahora ya conocemos la respuesta: Payés es una joven compositora, trombonista y cantante que ama los boleros, el fado, la bossa y otros géneros añejos, que en estos momentos combina la exitosa gira europea de su disco Como la piel (2021) con un puesto precisamente en la banda de C. Tangana. Este sábado, 14 de mayo, Payés actúa en la Plaza Mayor de Madrid, dentro de la programación de San Isidro; y el 16 de julio en el festival La Mar de Músicas de Cartagena.
Pregunta. Usted ha dicho que a veces siente que las canciones están ya escritas y solo hay que encontrarlas.
Respuesta. En ocasiones pasa que quieres escribir una canción y no puedes. Pero en otras son melodías que parece que ya existieran de toda vida. Y piensas: “Esto ya estaba hecho”. Componer de la nada es un fenómeno rarísimo.
P. Su madre, Elisabeth Roma, es guitarrista clásica y toca en su grupo. ¿Era inevitable que usted se dedicara a la música?
R. Creo que sí. Mi hermano es trompetista, mi papá también es guitarrista clásico y se dedica a la enseñanza, como mi madre. En casa, todo el mundo estaba tocando todo el rato.
P. Y al final, pasó.
R. Sí, yo nunca lo decidí. Siempre estuvo ahí. Recuerdo la sensación de decir: “Si no hago música, qué hago”. No se me ocurría otra cosa.
P. Para los que la conocimos en los Goya, es vocalista. Por eso extraña que usted diga que todavía se siente rara cuando canta.
R. Ahora ya no sé qué me considero. No tengo ni idea. Antes me consideraba trombonista de jazz, porque era lo que estudiaba por las mañanas. La voz estaba presente, pero he tardado en darme cuenta de que es lo que me da de comer. Y de que la gente me conoce de eso.
P. En los Goya salió sin trombón...
R. Ya, eso fue muy raro, porque siempre está presente. Creo que fue la primera vez que lo hacía y espero que la última.
P. ¿Conocía a C. Tangana cuando contactó con usted para ser parte de su grupo?
R. La verdad es que no. Compartió hace año y medio una historia de Instagram en la que yo tocaba con mi madre. Me llamaban amigos para contármelo como si fuera una cosa muy importante; y yo pensaba: “¿Quién es este hombre?”. No escuchaba ese tipo de música. Ahora ya lo sé.
P. Fado, bossa, boleros... lo que usted compone no es lo más habitual en alguien de 22 años. En géneros con tanta historia, ¿cómo se hace para aportar algo propio?
R. Se supone que es lo que hago, pero no lo sé. Siempre pienso que ya está todo hecho, me veo componiendo y pienso: “¿Por qué lo haces? Coge una de las que ya hay, que son la mar de bonitas”. A veces es como si no hiciera falta. Pero nace de una necesidad. De, humildemente, aportar mi parte.
P. ¿Qué estilos contemporáneos escucha?
R. La verdad es que suelo escuchar músicas de antes. Ahora mismo son canciones para niños, porque tengo una hija pequeña. Me dicen que soy un poco vieja.
P. ¿Del reguetón qué opina?
R. Creo que no opino. Porque ni lo escucho ni voy a discotecas. Creo que es un ritmo estupendo para bailar. Del resto, no sé.
P. Ha sido madre muy joven para los estándares actuales. ¿Cómo lo lleva?
R. Pues con cuidado. Nos llevamos a la niña a todas partes y estamos estirando la cuerda hasta lo que se pueda. Hacer el Tetris posible para que esté cómoda.
P. Creo que es el primer caso que conozco de alguien que va de gira con su madre, su pareja y su hija.
R. Ya. Es un poco raro, ¿no? No podemos dejar a la niña con su abuela, porque está tocando. Mi madre me acompaña últimamente a todas partes; y de Pol, mi pareja, yo digo que es guitarrista invitado, pero en realidad está en todos los conciertos. Así que…
P. ¿Se ve siendo una estrella como Tangana?
R. No, no. En ningún caso iría a buscarlo. Si es una consecuencia de lo que hago, ya veremos, pero no voy a ir a por ello.
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