Tapices de Miró, joyas ‘déco’ y lámparas posmodernas de LED: así es la mejor feria de anticuarios de Europa
PAD París regresa del 5 al 10 de abril a los jardines de Las Tullerías. Hablamos con Horacio Portuondo, único español presente en esta gran cita junto con sus primos Hugo y Diego Portuondo
Mucho trasiego en el Jardín de las Tullerías. Tras dos días de montaje intenso, PAD París, la feria de anticuarios creada por Patrick Perrin vuelve con sus tiendas cargadas de maravillas en su edición 24. Sin rebuscar mucho encontramos una cómoda ilustrada por Pierre Le Tan, una pieza única que el artista, autor de míticas portadas de The New Yorker, hizo para un coleccionista americano de la mano de la galería Pierre Passebon, un cabinet donde se unieron dos grandes como Gio Ponti y Piero Fornasetti de Achille Salvagni o un tapiz de Miró fabricado en las manufacturas de Aubusson en Patrick Fourtin.
“Es la mejor feria de Europa, tanto por nivel de clientes como de piezas. Es la única en la que participamos, junto con su edición en Reino Unido, PAD London”, afirma rotundo Horacio Portuondo, descendiente de una saga de anticuarios, su padre Ramón y su tío Jorge, cuya galería en París lleva el conocido apellido. Él, junto a su mujer Julia Muñoz, y sus primos Hugo y Diego, con local en Londres, son los únicos españoles presentes en esta gran cita. “Nos vinieron a buscar para que participásemos hace ya cuatro años. Es una manera de llegar a otro tipo de público, de la zona de Dubái y Arabia Saudí, muchos decoradores americanos y europeos de primera fila y particulares franceses. Curiosamente, algunos de estos últimos solo vienen a PAD, por lo que les vemos de año en año”.
Este año, Horacio ha formado parte del comité de selección que ha dado entrada a 18 nuevos nombres con todo tipo de orientación estética y especialización. Desde la vanguardista Maniera, que trabaja solo piezas de hoy diseñadas por arquitectos, a la joyera Neha Dani o Willy Rizzo Studio, que vende ediciones autorizadas de las sofisticadas mesas que creó este fotógrafo del gran mundo en los años setenta. Entre recién llegados y habituales, 69. “Hay un cupo determinado que se ha llenado. Tras dos años sin poder celebrarse, queremos que se desarrolle con total normalidad. Los expositores estamos muy motivados. Nosotros venimos con un montaje en el que está muy marcada nuestra línea años setenta. La pieza más importante es un escritorio de laca verde y cuero habana anónimo y un óleo de Julio Le Parc, ambos de esta década”, explica el anticuario madrileño. Otros platos fuertes de su montaje son también obras de los artistas Jean Frédéric Bourdier, Frederik Smits y Clotilde Ancarani y la colección de joyas de su mujer, Julia Muñoz, de bronce y piedras semipreciosas.
En PAD cabe casi todo, el único requisito imprescindible es la calidad, siempre superior. Arte tribal africano, joyas déco, pintura y escultura, antigüedades del siglo XX… marquetería años veinte junto a lámparas posmodernas de LED. Jacques Grange, unos de los grandes de la decoración francesa, ejerce la presidencia este año, a la cabeza de un jurado que tendrá que elegir el mejor stand (el set y no sólo las piezas cuenta), la mejor pieza contemporánea y la mejor del siglo XX. Entre los jueces se encuentran, entre otros, Laura González, Olivier Marty de Studio KO, Joseph Dirand o Isabelle Stanislas, su relevo generacional, cuya implicación en el evento demuestra lo procedente de estas ferias.
El estudio portugués Oitoemponto ha sido el encargado de crear la escenografía que recibirá en la entrada a los visitantes, una sala de estar que roza el maximalismo y que quiere ser un homenaje a las películas francesas de los años setenta (década que prodomina en esta feria de antigüedades). El estudio francés Sandra Benhamou se ha encargado del restaurante, un invernadero con trazas de brasserie pero en colores más neutros con tapicerías de Dedar.
Del 5 al 10 de abril el gran público puede disfrutar de esta feria de las maravillas, aunque comprar sea algo más restringido.
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