Salseología, la voz crítica de los ‘influencers’: “España es el país con mayor número de ellos por metro cuadrado”
La mente pensante detrás de este perfil de Instagram que aglutina más de 134.000 seguidores es Adrián, quien desvela por primera vez su rostro en esta entrevista. Formado en Filología Inglesa, busca despertar con humor e ironía el pensamiento crítico frente a esas publicaciones vacías de contenido
![Salseología](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VRQVBTXKW5FCNLHNNK7YELYNY4.jpg?auth=a6fc3f8a80ad4bb4624e43b2aeb75dd76c836b8fc8c9df13dea40bd07bcfe697&width=414)
![Elena Muñoz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fad8f4533-09f0-4891-9083-8afa76b92926.png?auth=9bd3b1df153f8dc760a0e8d5c64a3fc2c80c5ab97c2d89f33574df7e1f3c5930&width=100&height=100&smart=true)
Quién le iba a decir a Adrián (Santiago de Compostela, 30 años) —prefiere no dar su apellido— que aquella cuenta de Instagram que abrió en 2019 con un grupo de amigas sin ninguna pretensión más allá de divertirse se iba a convertir años después en una sólida comunidad de seguidores que le ha situado como una de las voces críticas contra el mundo influencer más escuchadas de internet. Él es la mente pensante detrás de Salseología, perfil donde aglutina a más de 134.000 seguidores, algunos de ellos creadores de contenido, un gremio que es el blanco de las críticas de este gallego formado en Filología Inglesa que busca despertar el pensamiento crítico y zarandear con humor e ironía a los consumidores pasivos de redes sociales. “España es el país con mayor número de influencers por metro cuadrado. Yo sí apoyo que alguien quiera ser influencer, pero ¿tienes algo que aportar nuevo? Aunque sea un mínimo. De acuerdo, quieres hacer contenido, todo el mundo puede hacerlo porque están democratizadas las redes, pero ¿quieres hacerlo porque te gusta o por qué crees que podrás vivir en un chalet?”, comenta a EL PAÍS.
La saturación del sector alimenta con facilidad sus publicaciones. “Si viviese en Suecia no podría estar haciendo esto, están las it girls suecas que no se les mueve un pelo, pero este caldo de influencers no lo hay en otra parte”, reconoce Adrián. En el perfil de Salseología señala conductas, hábitos o publicaciones vacías de contenido y deja ver cómo la nada más absoluta es la narrativa habitual de muchas cuentas con decenas de miles de seguidores. Ahora desvela por primera vez su rostro en esta entrevista, siempre había optado por permanecer en la sombra. Cuando se ha mostrado más allá de la pantalla, siempre ha sido con el rostro pixelado. El anonimato, explica, estuvo motivado en sus comienzos porque “la gente nos mandaba mensajes y siempre la gente agradece escribir como a un buzón de sugerencias”. “Y luego, poco a poco, sí que quise salir, pero siempre se me hizo bola”, aclara.
Para llevar a otra dimensión aquello por lo que es conocido en redes sociales, el pasado septiembre publicó Todo lo que hay detrás que no se ve (Ediciones B), un ensayo concebido para “desmitificar la visión perfecta de lo que hay en las redes sociales” y “una invitación a tener un pensamiento crítico, que es una base de mi vida”. El título hace alusión a la frase recurrente que los influencers llevan por bandera para justificar que su jornada de trabajo no es solo grabar un vídeo o hacerse una foto, según ellos hay mucho más detrás. Pero para él la pregunta no sería ¿qué más hay?, sino “¿realmente hay algo o estás haciendo el show para que la gente crea que hay algo?”, sentencia. Si por algo destacan las publicaciones de Salseología (el 100% de ellas stories, el formato preferido de la generación Z) es por no tener pelos en la lengua a la hora de intentar quitar la careta a quien pretende mostrar un estilo de vida que dista mucho de la realidad.
![Adrián, de Salseología, retratado con su libro 'Todo lo que hay detrás que no se ve', un ensayo concebido para “desmitificar la visión perfecta de lo que hay en las redes sociales”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4IKW3B43GRAUDBPCPDSKGBGNVI.jpg?auth=35febea947655c3012ad052f1b1540584723be03115f6c6e69ae16fd295fcd12&width=414)
Por eso, no es de extrañar que se haya granjeado alguna antipatía: “Enemigos como tal no tengo, pero sí que tuve problemas, entre comillas, con la gente de La isla de las tentaciones, que son los típicos que siempre dicen que trabajan mucho y que se lo curran mucho, y luego son los que acaban vendiendo estafas: los que te venden la crema anticelulítica, las proteínas, las mallas (…). Y la familia Matamoros no es muy afín a mí. Sobre todo los hijos, que creen que trabajan mucho y no hacen literalmente nada”, zanja. Con todo, en general, la relación que tiene con los influencers y creadores de contenido es buena. Algunos hasta le invitan a sus podcasts. Pero él deja claro que incluso cuando tiene una relación más estrecha con alguna celebridad de internet, eso no quita que la persona en cuestión pueda aparecer en Salseología. “Yo separo persona y personaje. Por ejemplo, ellos me pueden contar cosas que si me lo están contando a mí, yo no lo voy a contar. Si tú me quieres contar algo, me callo. Pero si está ahí, va para adelante”, señala.
En su afán por activar el pensamiento crítico de sus seguidores, Salseología otorga cierta visibilidad a los mismos influencers que señala con el dedo y su página amplifica de algún modo estos perfiles de dudosa calidad, algo de lo que él es plenamente consciente: “Sí, realmente a veces digo: ‘Le estoy haciendo publi a esta persona’. Ahora evito perfiles pequeños porque son los que siempre se me rebotan, pero me ha pasado con perfiles que igual tenían 50.000 seguidores y de los que empecé a compartir cosas porque lo hacían muy mal y en meses tenían 300.000 seguidores. A ver, no es solo gracias a mí, pero al final sí que llegan a otro público. Con Hazme [Lorena Macías, de Hazme una foto así, otra cuenta que pone en el punto de mira a los influencers] lo he hablado a veces. Pienso que lo hacen aposta por la mención, porque mis historias a lo mejor tienen 100.000 visualizaciones”. La de influencer es la segunda profesión que mayor desconfianza genera en España, después de la de político —según el Índice de confiabilidad Global 2024 de Ipsos—, y aun así esta clase de perfiles está en crecimiento continuo, con amplias comunidades de seguidores. Bajo el punto de vista de Salseología, esto se explica por el fenómeno del “hate watching”: “Es decir, seguir a alguien por el ridículo que hacen. No te gusta lo que suben, pero lo ves. Porque al final te alimentan el ‘pues yo no lo hago tan mal’, ‘pues yo también podría hacerlo’, ‘yo lo podría hacer mejor que tú’...”.
![Antes de publicar el libro, Adrián ya había dado el salto fuera de las redes con el lanzamiento del 'podcast' 'Rajar x Rajar'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KYED2O5F6NFE3ALZ73CAUFW474.jpg?auth=827b5362d9aef3618d13858707b5bebda10a0fad7cc98a7dd3411a6e35487b4f&width=414)
¿Y qué hay de las nuevas generaciones de creadores de contenido? ¿Se muestra optimista con los jóvenes que ya despuntan en redes sociales o los recién llegados no aprenden de los errores de los veteranos? Para Adrián, lo más llamativo es la falta de intimidad de quienes han nacido en un mundo con la burbuja de las redes sociales en su máximo potencial. “Me pasa con Lola [Lola Lolita, una de las personas más seguidas de España, con cuatro millones de usuarios] y Sofía [Sofía Surferss, su hermana]. Lola es un amor y es genial, pero viven sin intimidad como desde los 14 años, cuando empezaron con esto. No saben lo que es tener intimidad, no conciben el ‘esto no lo cuento”.
Más allá de la pantalla móvil
Antes de publicar el libro, Adrián ya había dado el salto fuera de las redes con el lanzamiento del podcast Rajar x Rajar, un formato de entrevistas en el que tampoco mostraba su rostro y por el que pasaron personalidades destacadas del mundo virtual como Jedet o Inés Hernand. Tras tres temporadas, finalizó en octubre de 2023, pero entre los planes de futuro de Salseología está recuperarlo con otro formato y, esta vez sí, mostrar su cara. De momento, ha vuelto con otro podcast, Non vale enfadarse, creado en colaboración con el guionista Álex Novo. “Es en gallego, pero la gente me dice que se entiende muy bien. Aparte, Álex y yo no somos galego normativos, al final es un galego de casa. Si lo decimos mal está dicho, no pasa nada”. La desenvoltura delante del micrófono ya la tiene, quizá por eso Adrián ambiciona aterrizar en la pequeña pantalla: “Me encantaría llegar a la televisión”, confiesa, y menciona los casos de Lala Chus e Inés Hernand como el paradigma del creador de contenido reconvertido en personaje televisivo. “Ahora quiero dar esos pequeños pasos que son muy grandes. Creo que la televisión tiene que apostar por nuevos formatos y que Ana Rosa también tiene que jubilarse. En la tele falta mucho la crónica social de internet. Lo intentan, pero lo hacen un poco cutre”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.