María Patiño, presentadora: “Cuando cancelaron ‘Sálvame’, enfermé y tuve que pedir ayuda”
No hay día en el que las intervenciones de la conductora de ‘Ni que fuéramos’ y sus colaboradores no se hagan virales en las redes sociales. “Lo que hacemos los payasos de la tele, con todos mis respetos a los payasos, no es telebasura”, dice
Hace un año, María Patiño (Ferrol, A Coruña, 52 años) se quedaba sin pantalla de forma abrupta tras nueve años en Sálvame. A las pocas semanas de la cancelación del popular programa, Telecinco también la apartó de Socialité. “Desde que terminé de estudiar, nunca había parado”, recuerda la presentadora. “De repente, el teléfono dejó de sonar, algunas personas dejaron de acercarse a mí por miedo… lo pasé muy mal. Por suerte, tenía ahorros y pasé poco tiempo en paro. Soy una privilegiada”. En noviembre, Patiño y sus compañeros de Sálvame —Belén Esteban, Kiko Matamoros, Chelo García Cortés…— reaparecieron en un reality de Netflix y en mayo de este año volvieron con Ni que fuéramos, una versión más gamberra, descacharrante y surrealista —si cabe— que el Sálvame original. El experimento comenzó en plataformas digitales como YouTube y Twitch y ahora se emite simultáneamente en el canal lineal Ten. También está disponible en formato podcast en Spotify y Amazon Music. No hay día en el que las intervenciones de Patiño, al mando del programa, y sus colaboradores no se hagan virales en las redes sociales.
Pregunta. Hace unos días escribió en la red social X: “Los vetos se convierten en éxitos”. ¿A qué se refería?
Respuesta. Hombre, mis compañeros de Sálvame y yo hemos vivido un aislamiento. Todavía hoy hay agencias de noticias que se hacen eco de las informaciones que damos en Ni que fuéramos y no mencionan al programa. Al principio fue un choque con la realidad. Cuando cancelaron Sálvame, lo pasé muy mal. Enfermé y tuve que pedir ayuda.
P. ¿A qué cree que se debió ese veto?
R. La verdad es que le he dado mil vueltas y me han dado mil explicaciones distintas. Pero le he dado la vuelta a la tortilla por una cuestión de supervivencia. De ese veto ha nacido algo revolucionario: un programa que partió de las redes sociales como YouTube y Twitch y que hoy cuenta con el soporte de una cadena de televisión como es Ten. Ha sido algo mágico. Hace unos años habrían podido con nosotros, porque había menos margen de actuación. Pero con las nuevas plataformas y las redes hemos salido adelante. A mí solo me va a retirar un problema de salud o el público. De momento estoy sana y el público está ahí.
P. Ahora, la hora final de su programa, la happy hour de Ni que fuéramos, ya supera en audiencia a su competidor en Cuatro. ¿Qué se siente?
R. Siento satisfacción, no revancha o rencor. Que a otros les vaya mal no me hace ganadora. Vamos poco a poco. Cuando hagamos un 4% de share, seguiré siendo la misma [risa].
P. ¿Por qué no la querían en Telecinco?
R. No lo sé. Pero el parón me vino bien porque me di cuenta de que veía muy poco a mi familia, que compartía poco tiempo con mis amigos, y que mi hijo ya tenía 23 años. Mi obsesión por el trabajo no era sana. Mis padres fallecieron y creo que no tuve ni tiempo de reflexionar y hacer el duelo. Soy muy competitiva, pero no quiero que se me vaya la vida en el trabajo. Yo he estado enferma y no quiero volver a pagar el peaje que he pagado, no quiero volver a sentir que si no trabajo no soy nadie.
P. ¿Cómo se desenganchó de la adicción al trabajo?
R. Pedí ayuda psicológica. Pero esto es como con las drogas o con cualquier otra adicción: nunca estás curado del todo.
P. Desde que cancelaron Sálvame, las audiencias de Telecinco se han desplomado. ¿Qué análisis hace?
R. Creo que les hace falta autocrítica, algo que yo sí tengo. Ellos creen que están pagando un peaje por el pasado y no analizan el presente. Hace unos días escuché a José Coronado decir que iban a pasar por un desierto por culpa de un tipo de televisión que se había hecho en el pasado. Están insultando a los espectadores que han visto y que siguen viendo Telecinco. Creo que les falta autocrítica y personalidad. El espectador tiene que saber lo que le ofreces. La mezcla que hay ahora ha hecho que la cadena se haya despersonalizado. Yo no sé qué seré en el futuro, pero sé que nunca voy a despreciar mi pasado.
P. Fue reportera de calle durante muchos años y ha tratado con muchos famosos. ¿Quién ha sido el personaje más difícil?
R. Isabel Pantoja.
P. ¿Alguna vez un famoso le pidió una cita?
R. Sí, Andy García. Vino a presentar una película a Granada y su escolta me dijo si quería subir a su habitación. Subí, pero acompañada con una amiga de la revista Lecturas. Abrió la puerta, lo saludé y me fui corriendo. No sé lo que quería, pero me lo imaginaba. Estaba casado y yo en eso soy muy respetuosa.
P. ¿Y alguna vez alguien le ofreció dinero a cambio de no contar una noticia?
R. Julián Muñoz intentó llevarme al huerto invitándome a un apartamento en Marbella cuando era alcalde en funciones. Yo di voz a la oposición y entonces me llamó. Fue poco antes de que anunciara que estaba con Pantoja. Tengo la suerte de que vengo de una familia de clase media y sé lo que cuestan las cosas y empecé a echar cuentas. Nada más sentarme con él, vi el reloj y el chalé que tenía y me di cuenta de que había algo detrás. No necesitaba ni investigar.
P. Trabajó con Ana Rosa Quintana en Sabor a ti. ¿Qué opina de su posicionamiento ideológico tan marcado?
R. A mí me da muchísima pena, y lo digo desde el máximo respeto. Todos tenemos derecho a tener una opinión política, pero me da rabia que algunas personas sean más utilizadas de lo que ellas piensan. Antes los políticos dominaban las autonómicas, pero esto ya se ha ido de madre. Esto es malo para Ana Rosa y para todo el sector.
P. ¿Es más de David Broncano o de Pablo Motos?
R. Yo no era seguidora del programa de Broncano en Movistar, pero lo que ha pasado con él me ha llevado a posicionarme a su lado. Los seres humanos somos muy cabrones y basta que te digan “vete por aquí” para ir por el otro lado. A nosotros nos pasó lo mismo. Probablemente, éramos cabrones en Sálvame, pero nos convirtieron en víctimas. Cuando nos cancelaron, la gente nos abrazaba por la calle.
P. Su padre era militar. ¿Se crio en una familia conservadora?
R. Mi madre habría sido amiga íntima de Pablo Iglesias. Mi padre era un hombre conservador, pero me educó con mucha libertad. Solo le preocupaban las notas y que cumpliera con ciertos horarios. En cuanto a novios, formas de vestir y de pensar y amigos, no se metía en nada.
P. ¿La prensa rosa está en crisis?
R. Hay una crisis de personajes. Ya no se apuesta por personajes interesantes. El éxito de Broncano en su primer programa con el campeón de surf [Aitor Francesena, campeón del mundo de surf adaptado] me hace pensar que el éxito no se trata de grandes nombres, sino de contar grandes historias.
P. Jaime Peñafiel dice que vale más por lo que calla que por lo que dice. ¿Está de acuerdo?
R. Evidentemente nunca contamos todo lo que sabemos, pero yo valgo más por lo que digo que por lo que callo.
P. ¿Qué es telebasura para usted?
R. La manipulación de la realidad, tergiversar realidades jodidas como un atentado o intentar derribar gobiernos contando mentiras. Eso es basura, en mayúsculas. Lo que hacemos los payasos de la tele, con todos mis respetos a los payasos, no es telebasura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.