Aitor Ocio: “Mantengo relación con el fútbol por mi hija, que juega y le gusta mucho”
El empresario, que se cansó del deporte rey después de una dedicación exclusiva durante su carrera como profesional, triunfa ahora como emprendedor en áreas tan diversas como la estética, las conservas o la inmobiliaria
El exfutbolista Aitor Ocio (Vitoria, 47 años) lleva ya tiempo distanciado del deporte que le dio a conocer. Al menos, profesionalmente. “He estado toda mi vida pegado a un balón, desde que tengo uso de razón”, afirma por teléfono. “No jugaba con ordenadores y cumplí el sueño de jugar en Primera División, y con mi equipo de la infancia, el Athletic de Bilbao. He tenido la suerte de hacer una trayectoria bonita y celebrar títulos, pero consideré que esa etapa había terminado, no quería alargarla más”. Solo una circunstancia personal le mantiene ligado al deporte rey: su hija. “Yo quise que probara varios deportes para que pudiera elegir con cuál disfrutaba, y por mi parte probó de todo menos fútbol. Pero, con ocho años, me pidió jugar a fútbol y siempre la he apoyado en todo. Mi relación actual con este deporte es por mi hija, que juega al fútbol, le encanta y lo quiero compartir con ella”.
Precisamente el nacimiento de la pequeña, en 2006, supuso el punto de inflexión en la carrera de Ocio. “Yo tenía 30 años, y empecé a pensar en mi retirada como deportista. Tenía claro que no quería continuar vinculado al fútbol profesional, como hacen otros compañeros que se dedican a entrenar, por ejemplo”. Él había compaginado su trabajo con estudios en Humanidades y Empresa. “Tenía una inquietud o espíritu empresarial que estaba esperando su momento, y sabía que quería empezar una etapa completamente nueva”. Cuando llegó el momento, en 2012, ya había decidido que optaría por el emprendimiento. Eran tiempos difíciles, después de la crisis de 2008 que había golpeado a tantos sectores. Pero Ocio, ávido lector de prensa económica o de la revista Emprendedores, tenía claras sus opciones. “Todo lo que leía o escuchaba en foros económicos señalaba dos sectores que podían resistir o crecer pese a la crisis: uno era el de la reproducción asistida, que efectivamente hemos visto cómo ha proliferado; y otro era la estética”. Así nació la clínica de belleza Henao Wellness.
El enfoque de la clínica, en un primer momento, era más estético, donde se enfocaba el sector en esos años. Pero tardó poco en darle una vuelta al concepto. “Yo no tenía formación ni experiencia, pero según me fui involucrando, fui aprendiendo y estuve más atento a nuevas posibilidades”. Empezó con unas socias, pero no le gustó la deriva de la empresa y decidió tomar las riendas. “Mi propio convencimiento, al venir del deporte, sobre la importancia de los hábitos saludables me llevó a orientar el modelo de negocio a algo más amplio que solo la medicina estética. En Henao Wellness entendemos la estética desde la salud: cuanto mejor estemos por dentro, mejor se verán la piel o el cabello”, defiende el empresario. “Los tratamientos médico-estéticos pueden ayudar, pero primero hay que hacer las cosas bien para conseguir vitalidad y salud, lo más importante”.
Este convencimiento le empujó también a abrir el spa balinés S’Thai, en el centro de Bilbao, que sigue una filosofía similar (y que cuenta que quiere expandir este año más allá de la ciudad vasca), o los centros de entrenamiento TheFit, en Vitoria y en Bilbao. ¿Nunca le dio vértigo que este enfoque, ahora tan en boga, pero entonces desconocido, no funcionase? “Tenía claro que mi etapa en los negocios no nacía de la necesidad, sino del deseo de disfrutar de lo que hacía, quería estar convencido, no buscaba modelos de rentabilidad, quería estar alineado con el negocio”, justifica. “Es algo que necesito con todas las empresas o proyectos en los que me involucro, también las marcas con las que acuerdo patrocinios”.
¿Cómo se cuida entonces Aitor Ocio? “Tengo una mentalidad un poco estoica, soy disciplinado, que no estricto, soy bastante metódico, mis amigos lo saben bien. Sigo una rutina que el equipo médico de mi clínica ha considerado que conviene a mi piel, con mi ritual de mañana y noche con una limpieza de rostro seguida por las cremas”, desvela sobre su rutina cosmética. “En el día a día para mí es fundamental la actividad, hago ejercicios de fuerza cinco veces a la semana. Juego a tenis, que es el deporte como hobby con el que disfruto. Practico yoga tres días a la semana, sabía que debía hacerlo y no me animé hasta el año pasado, pero estoy encantado”. También confiesa que cuida minuciosamente su alimentación e incluye suplementos en su dieta (el año pasado amplió su participación en Longevitas Lab, de la que fue embajador y ahora socio capitalista). “La tercera pata sería el descanso, lo que los profesionales llaman el entrenamiento invisible, para que haya esa regeneración a nivel muscular y de los órganos”.
También le va bien en el sector inmobiliario: es socio de Jesús Vera en el Grupo Abu. “Vera es un experto inmobiliario que lleva muchos años en el sector y empezó a plantear un nuevo modelo de negocio tras haber vivido las diferentes crisis. Confié en él tanto personal como profesionalmente. A partir de ahí hemos ido creciendo, y el grupo tiene mucha presencia, sobre todo en el sur de España, pero también en Madrid y el norte del país”. Y, en otro giro inesperado de su carrera como empresario, el año pasado lanzó Roi&Co, una marca de conservas gallegas gourmet. “Llevamos dos años y medio trabajando en ella, vimos que este sector tiene mucha conserva que aparece como gallega y no lo es, hemos querido garantizar que es de las Rías. Hemos convertido el mundo de la conserva en toda una experiencia, que puede regalarse”, explica con orgullo de su último proyecto hasta la fecha.
¿Por qué se lanza con propuestas tan diversas? “Después de muchos años en los que solo jugaba fútbol, veía fútbol, leía sobre fútbol o hablaba sobre fútbol, tenía claro que no quería centrarme en una única actividad en mi etapa empresarial”, cuenta el emprendedor. “El fútbol lo cogí con mucha ilusión, como todos los niños, y vas pasando un proceso y la curva empezó a decaer. Lo sentí en los últimos años, había perdido la ilusión del principio, aunque siempre rendía al máximo como profesional. Quería aprender en distintas áreas de la inversión, me resulta muy apasionante. Este tiempo que llevo desde que dejé el fútbol está siendo apasionante, cada semana para mí es ilusionante, muy motivadora”.
Messi con MiM, Cristiano con Pestana, Lopetegui con Aura... ¿Tendrá Aitor Ocio también su hotel? Ríe antes de responder: “No, no tengo hoteles”. A la pregunta sobre si considerará invertir en el fútbol, la respuesta también es negativa. Pero guarda un bonito recuerdo del deporte, y ha aplicado todo lo que ha aprendido gracias a él en su carrera actual. “En el fútbol hay muchos valores que he ido adquiriendo sin darme cuenta. En mis primeros años en mi etapa empresarial llegó el término coaching, con las jornadas de trabajo en equipo. Me costaba entender que se tuviese que dedicar un día a eso porque, como futbolista, formo parte de un equipo desde los seis años y para mí era lógico el trabajo en equipo, pero hay quienes viven de una manera más individual, y les cuesta”, plantea Ocio. “A la hora de gestionar mis equipos transmito precisamente eso: no importa el resultado individual, sino cómo cada uno puede contribuir al funcionamiento global, que sigue un mismo objetivo”.
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