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Jim Carrey ya no quiere ser caricaturista político tras la marcha de Trump

El actor, que difunde sus dibujos en su perfil de Twitter para sus 19 millones de seguidores, ha explicado que quiere tomarse una pausa

Jim Carrey en Beverly Hills, el 10 de febrero de 2020.
Jim Carrey en Beverly Hills, el 10 de febrero de 2020.Armando Gallo (Cordon)
El País

En los últimos años, más que en su faceta como actor, Jim Carrey ha estado centrado en la parte más política de su vida. Frontalmente opuesto a la administración de Donald Trump, el intérprete de La máscara o Dos tontos muy tontos ha sido un firme opositor del presidente que el 20 de enero abandonó la Casa Blanca. De hecho, Trump se convirtió en el blanco principal de las viñetas entre cómicas y críticas que Carrey dibujaba a mano y colgaba en su perfil de Twitter. Hasta ahora. El actor ha anunciado que quiere parar.

Ha sido también en su cuenta de Twitter, con casi 19 millones de seguidores, donde el actor ha explicado que se va a tomar un respiro. “Colegas... durante los últimos cuatro años, entre otros propósitos, he dedicado considerables esfuerzos a esta colección de viñetas de protesta política”, se lee en el texto que ha colgado con precisamente una viñeta de fondo. “De verdad, me siento como si vosotros y yo hubiéramos cruzado un océano de ira juntos, pero algo me dice que es hora de dejar descansar el martillo de las redes sociales y de reclamar un poquito más de banda ancha neurológica”.

Después, Carrey pide unas pequeñas disculpas a sus seguidores. “Si ha podido parecer que ignoraba a mis seguidores de Twitter, aquí o más allá de EE UU y Canadá en mi cruzada para liberar a nuestra democracia del Julio César Naranja y su Imperio de Mentiras, no ha sido mi intención. Simplemente he asumido que un EE UU radicalizado es una amenaza para todos nosotros. Cuando un tipo loco agarra el volante de un autobús cargado de pasajeros inocentes y amenaza con despeñarse por un acantilado, tiende a captar la atención por encima de todo lo demás”.

Las viñetas de Carrey retratando a Donald Trump se han hecho muy populares en la red. Tanto es así que el propio actor le ofreció al Museo Smithsonian de Washington una de esas viñetas para que la convirtieran en el retrato oficial que la galería posee de cada uno de los presidentes. “Querida Smithsonian National Portrait Gallery, sé que es pronto, pero me gustaría presentar esto como el retrato oficial de nuestro 45 presidente”, bromeaba cuando hizo, hace tres años, un dibujo donde se veía a Trump con la boca abierta, a pecho descubierto y listo para comerse un gran helado, y que se titulaba Tú gritas, yo grito. ¿Alguna vez dejaremos de gritar?

Las viñetas de Carrey son críticas contra Donald Trump —a quien retrata como un vampiro, un hombre lobo, el Joker...— y contra todo el universo que gira a su alrededor, desde sus consejeros hasta la cadena Fox o incluso a los asaltantes del Capitolio del pasado mes de enero. Hasta ahora solía publicar varias viñetas cada semana, pero por ahora parece que dedicará sus esfuerzos a otros menesteres.

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De hecho, hace pocos meses Carrey volvió por la puerta grande a la interpretación también desde una faceta política. Desde el verano de 2020, se ha incorporado al elenco habitual del programa de humor Saturday Night Live, donde da vida al entonces candidato y hoy presidente de EE UU Joe Biden. Suele encararse en la ficción a Alec Baldwin, que da vida a su oponente Donald Trump. Sus imitaciones están siendo todo un éxito.

Carrey se centró en el arte plástico para buscar una salida a ese Hollywood que le asfixió durante años y del que decidió huir. Hace unos meses lo contó en su libro autobiográfico, llamado Recuerdos y desinformación, pero también lleva siendo franco respecto al tema en algunas entrevistas durante los últimos años. “No me gustaba lo que estaba pasando”, relató sobre el ambiente tóxico de Hollywood del que decidió huir. “Las corporaciones haciéndose con todo y demás. Quizá fue porque me sentí atraído por una salida creativa diferente y me gustaba de verdad el control que me permitía tener la pintura, el no tener a un comité de por medio diciéndome a qué idea debía aspirar para ser atractivo”.

Ahora que parece que ha regresado, según él tampoco lo ha hecho como solía hacerlo: “No he vuelto de la misma manera. Ya no creo que sea el pequeño Jim que trata de aguantar colgado de algún lugar en la estratosfera”. Ahora, de nuevo metido en la interpretación —aunque sin más proyectos anunciados aparte del programa de televisión en el que ya es estrella— y con la pintura como algo secundario, habrá que esperar para ver cuáles son sus próximos pasos.

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