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Djokovic, desde su aislamiento en Marbella: “Estoy aprendiendo mucho estos días”

El tenista serbio participa en numerosas iniciativas solidarias mientras pasa el confinamiento junto a su familia en la Costa del Sol, donde planea instalarse definitivamente

Novak Djokovic junto a su hermano menor (Marko) tras un entrenamiento en Marbella en 2019.
Novak Djokovic junto a su hermano menor (Marko) tras un entrenamiento en Marbella en 2019.@Novak Djokovic

Sol, mar, una ciudad cosmopolita y buenas pistas de tenis. Son algunos de los muchos factores que han hecho que uno de los mejores tenistas de la historia y actual número 1 de la ATP, Novak Djokovic, haya elegido Marbella como lugar al que regresar cada año durante pequeñas estancias. Ahora vive allí el confinamiento en compañía de su familia. Entre reuniones virtuales con otros jugadores, iniciativas solidarias, sus hijos y los directos en las redes sociales, a Djokovic le falta tiempo. Pero cada día que pasa en esta localidad malagueña, el serbio lo tiene más claro. “Creo que en el futuro vendremos aquí para vivir”, aseguraba la semana pasada en la radio.

En los últimos 15 años, Nole jamás había pasado dos meses seguidos en el mismo sitio. Que haya elegido Marbella no es casualidad. Allí reside su hermano Marko, al que visita con frecuencia desde hace casi una década. El verano pasado se le vio disfrutar de las playas de la ciudad junto a Jelena Djokovic -con quien se casó en 2014 y reside habitualmente en Montecarlo- igual que anteriormente fue fotografiado practicando yoga, corriendo por el paseo marítimo o subido a un kayak. Adaptarse a la Costa del Sol es fácil y, para él, que habla serbio, inglés, italiano, francés, alemán, estudia ruso y chapurrea bien el español, aún más. También es un lugar que disfrutan sus pareja y sus hijos: Stefan de 6 años y Tara, de 3. Él reconoce que ambos son sus prioridades número 1 desde que nacieron. Ahora se esmera en hacer los deberes con ellos y ejercer de padre divertido disfrazándose y prestándose a jugar durante horas.

En su casa familiar de Marbella, Djokovic ha cambiado las raquetas por las sartenes. Hace unos días subía a sus redes sociales un vídeo jugando al tenis con ellas en pleno salón con varios muebles ejerciendo de red. Otras muchas fotos tienen que ver con sus pequeños. “Estoy aprendiendo mucho estos días. Me estoy conociendo como padre y marido a un nivel que no había tenido oportunidad durante los últimos años”, explicaba en una conversación en Instagram con el escocés Andy Murray al que reconocía lo difícil que es parar a reflexionar durante la temporada y que, por eso, está sacando algo positivo “en esta situación tan terrible”.

Novac Djokovic y su mujer, Jelena Djokovic, el verano pasado en Marbella.
Novac Djokovic y su mujer, Jelena Djokovic, el verano pasado en Marbella.KMJ/KMA (GTRES)

En sus charlas con otros profesionales a través de las redes sociales ha tenido tiempo para hablar de rivalidades, vino italiano, lesiones, libros, anécdotas o el futuro de su deporte. Su opinión es importante. Muy respetado en su profesión, el serbio ejerce desde hace años de representante de los tenistas en el Consejo de Jugadores y ahora es uno de los impulsores de la creación de un fondo económico para los tenistas más perjudicados por el parón del circuito. “Muchos de ellos están considerando dejar el tenis profesional porque simplemente no pueden sobrevivir financieramente”, aseguraba en una carta dirigida al resto de compañeros.

Su mejor inicio de temporada

Muy cerca de donde pasa el confinamiento se encuentra uno de sus lugares favoritos de Marbella, el club de tenis Puente Romano, en cuyas pistas se mantiene en forma con duros entrenamientos durante sus estancias marbellíes. Allí comenzó su relación con Pepe Imaz, al que llegó a integrar en su equipo de trabajo, aunque actualmente solo les une la amistad. “No conozco a todos los jugadores del circuito ni a todas las grandes estrellas, pero no es común ese equilibrio que Novak tiene entre su lado profesional y competidor y su gran humanidad”, cuenta Imaz, que destaca la capacidad del tenista para sacar gran rendimiento a las 24 horas del día. Es la única manera de mantener su compromiso familiar al tiempo que lidera la clasificación mundial de jugadores.

Su 2020 arrancó con fuerza. Este ha año ha ganado todos los partidos individuales que ha jugado -sus 18 victorias son su mejor inicio de temporada- que le han valido para obtener tres títulos en la primera fase de la temporada. Primero, la ATP Cup con su selección, derrotando en la final a la España de Rafael Nadal. Después, con su octavo título en el Open de Australia. Finalmente, levantó el titulo en Dubai el 29 de febrero, apenas dos semanas antes de que el circuito se paralizara a causa de la crisis sanitaria. Sus próximos destinos eran Indian Wells y Miami, pero los ha tenido que cambiar por su confinamiento, sin tenis, en la Costa del Sol. Allí mantiene su dieta “basada en plantas” que él define más como un estilo de vida del que defiende por razones éticas debido al maltrato animal o el impacto al medio ambiente de las actividades ganaderas.

Nole compagina la vida familiar y el “tiempo de calidad” con su mujer e hijos con una intensa solidaridad. Quienes le conocen aseguran que su labor social es continua y que apenas sale a la luz una pequeña parte de lo que hace. En los últimos sí se ha conocido su donación de equipamiento sanitario para un hospital en Bérgamo (Italia), su participación en el proyecto Nuestra mejor victoria impulsado por Nada y Pau Gasol y a la iniciativa All in Challenge con el sorteo de una experiencia tenística junto a él en Nueva York. Además, ha aportado un millón de euros en material médico para su país a través de la Fundación Novak Djokovic. La organización, dirigida actualmente por su mujer, fue creada en 2007 para fomentar e impulsar la educación y ha ayudado a crear 43 escuelas y apoyado a más de 20.000 menores. El confinamiento ha sacado al Djokovic más humano.

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