El confinamiento solidario y solitario de Antonio Banderas
El actor, en su tierra y lejos de su pareja, Nicole Kimpel, ha donado material sanitario a los hospitales malagueños a través de la fundación Lágrimas y Favores, que él preside
La Fundación Lágrimas y Favores, impulsada por Antonio Banderas, ha comenzado ya el reparto de material de seguridad en distintos hospitales de Málaga. Las decenas de cajas para el reparto han sido denominadas por el actor como “un trono más grande” que pesaba menos porque es portado “entre todos”. Sin Semana Santa y confinado en solitario en Málaga, Banderas muestra su lado más solidario mientras reflexiona sobre el golpe que la crisis sanitaria ha supuesto para sus proyectos profesionales. Si 2019 fue para él un año inolvidable lleno de alegrías que se extendía incluso a los primeros meses de 2020, el coronavirus ha cambiado radicalmente la situación. A quién no.
El acto solidario ha sido la respuesta personal a una reivindicación que él mismo hacía días atrás. Entonces, solicitaba “materiales y equipos adecuados para los trabajadores de la sanidad” a través de sus redes sociales, en las que también ha insistido en diversas ocasiones de la importancia de ayudar a los demás y quedarse en casa. “El coronavirus no conoce raza, género, credo, fe o fronteras. Todos estamos juntos en esto y más que nunca necesitamos solidaridad. Protégete, infórmate y sé amable”, escribía el pasado miércoles. Este viernes 3 de abril era el turno de la cena solidaria que cada año celebra con la fundación, cancelada por el coronavirus. Como la Semana Santa, lo que le impedirá sacar este año el trono con la imagen de María Santísima de Lágrimas y Favores de las Reales Cofradías Fusionadas.
Banderas se encuentra en su tierra, pero alejado de los suyos. Su pareja, Nicole Kimpel, está a 1.400 kilómetros de distancia. Concretamente en Ginebra (Suiza) junto a su padre y su hermana Bárbara, quien tiene en la ciudad helvética su residencia habitual. La crisis les sorprendió allí y allí han tenido que quedarse. Su hija, Stella del Carmen, está en Estados Unidos. También su exesposa, Melanie Griffith. Mantienen una estupenda relación y ambos se encargan de recordarlo de vez en cuando. La última, el 16 de marzo. El actor subía entonces un vídeo a Instagram con una rutina física que había realizado para mantenerse activo y la actriz norteamericana le respondía en confianza: “¡Hola, guapo! Buen trabajo. El dormitorio es aún el mismo”. Griffith fue una asidua a la Costa del Sol en sus casi dos décadas de matrimonio y aún recuerda bien La Gaviota, la residencia de Banderas en Marbella.
El malagueño también mantiene contacto fluido con su equipo de A Chorus Line, que ha sido su gran familia desde que a finales del pasado verano comenzaran los ensayos. A diario quedan para realizar de manera conjunta —videollamada mediante— el calentamiento previo que suelen realizar antes de cada representación. El proyecto teatral ha sido su obsesión desde que sufrió un infarto en enero de 2017. Sin duda, el más personal. Y para el que ha tenido que realizar un gran esfuerzo profesional y económico. Su crecimiento, sin embargo, se ha detenido de golpe por la crisis sanitaria. Como la gira del propio musical, que suspendió sus pases en Barcelona el 11 de marzo —estaba en cartel hasta el 29— y la siguiente parada, Madrid, también se canceló. El sueño final de Banderas, llevar la obra al lugar en el que nació hace casi medio siglo, Broadway, parece hoy más difícil que nunca. El cierre de fronteras va a ser un escollo a largo plazo, al igual que los datos poco esperanzadores de Nueva York, una de las ciudades más azotadas por el coronavirus en Estados Unidos. Hoy es inviable pensar que el espectáculo cumpla el sueño americano. Aunque no hay que descartar nada: adelantándose a posibles escenarios consecuencias del virus, Banderas trabaja con su equipo del Teatro del Soho, donde lo consideran una de las personas “más optimistas del planeta”, para barajar posibilidades.
Meses después de estar centrado únicamente en su teatro, rechazando papeles como el que le situaban en la tercera temporada de la serie de HBO Westworld, Banderas volvía a ponerse a las órdenes de un director de cine el pasado 26 de febrero. En este caso dos, Gastón Duprat y Mariano Cohn, que dirigen Competencia Oficial, cuyo rodaje comenzó el 26 de febrero con la participación de Penélope Cruz, Óscar Martínez, Irene Escolar y Pilar Castro, entre otros. Apenas dos semanas después de empezar a grabar y ante el inminente anuncio del estado de alarma, las cámaras se apagaron. La nueva película era el primer trabajo en la gran pantalla tras recibir el Goya en Málaga a finales de enero y la nominación a los Oscar. “Estar nominado es para mí ya el premio”, decía Banderas en las actividades previas a gala organizada por la Academia del Cine en la capital malagueña. Ambos reconocimientos se sumaban al de mejor actor europeo y del Festival de Cannes, así como a un largo listado de galardones recibidos en 2019 por su papel como Salvador Mallo en Dolor y Gloria, dirigida por Pedro Almodóvar.
La próxima aparición en la gran pantalla será en El Otro Guardaespaldas 2, protagonizada por Ryan Reinolds, Samuel L. Jackson y Morgan Freeman que, de momento, mantiene su fecha de estreno para el próximo mes de agosto. Mientras, Banderas sigue contando los días desde su casa junto al Mediterráneo y lanzando mensajes positivos. “A este virus le vencemos juntos”, aseguraba hace unos días mientras insistía en la importancia de la solidaridad. Y no solo ayudando a los demás, también mediante una petición que él mismo hacía en un vídeo que la Junta de Andalucía ha distribuido estos días: “Lo mejor es que te quedes en casa”.
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