_
_
_
_
_

Muslitos de pollo con champiñones y fino

Esta receta lo tiene todo: pocos ingredientes, menos trabajo y un resultado espectacular con una carne tierna y salsa melosa que pide pan, patatas o arroz para untar.

Y que no falte el arroz
Y que no falte el arrozMÒNICA ESCUDERO

Pocos bocados me recuerdan más a la infancia que el de muslitos de pollo: aunque normalmente en El Comidista somos más de contramuslo, descubrí sus bondades cuando ya era un poco más mayor -igual que las alitas-, y de pequeños ese tamborcillo era el objeto de deseo de los asados dominicales que mi madre repartía salomónicamente entre mi hermano y yo (mientras los guisos eran a veces solamente de muslitos y te tocaban dos, lo que me hacía sentir muy afortunada).

Inserto aquí una cuña de agradecimiento y un beso a las madres que tantas veces renunciaron por nosotros a esos cortes que claramente también les gustaban -especialmente a la mía: un besito, te quiero mucho, te llamo más tarde-, me seco una lagrimita y seguimos al lío. La receta de hoy, no puede ser más sencilla: pollo, setas, sofrito, vino blanco y un rato de chup-chup. Usé el fino de Jerez Jarana de Lustau -su manzanilla Papirusa también es una delicia-, que además de para tomar solo me encanta con un buen zumo de tomate o para aromatizar escabeches, guisos y demás (que me perdonen los puristas, pero yo he venido aquí a divertirme).

Por supuesto, se puede usar cualquier otro, pero personalmente prefiero no cocinar con vinos que no me bebería, porque lo que hacemos es añadir su sabor a la receta (y queremos que esté buena). Lo mezclaremos con agua para conseguir que el pollo quede bien cocido y el sabor de la salsa no sea excesivo, así que tampoco necesitamos una gran cantidad. ¿No tienes fino a mano? Usa cualquier otro vino blanco (y, si quieres, añade unas gotas de vinagre de Jerez). ¿Tampoco tienes vino? Usa caldo o agua.

Este guiso no tiene más complicación que conseguir que la salsa quede tan ligada como nos gusta, algo que conseguiremos manteniendo la cazuela tapada o destapada durante parte de la cocción. Si no hemos calculado bien del todo y al final nos queda un poco más líquido de lo que nos gustaría, siempre podemos añadir una puntita de maicena diluida en una cucharada de agua.

Dificultad: Tener paciencia para aguantar lo bien que huelen hasta que estén cocinados.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 8 muslitos de pollo
  • 16 champiñones (más si son pequeños, menos si son grandes)
  • 1 cebolla grande
  • 4 dientes de ajo
  • ½ puerro (la parte blanca)
  • 200 ml de vino de Jerez
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta
  • Tomillo
  • Romero
  • Perejil (opcional)
  • Arroz, pan, puré de patata o patatas fritas para mojar

Instrucciones

1.
Quitar las plumas que les puedan quedar a los muslitos de pollo y salpimentarlos. Dorarlos en una cazuela -con un chorrito de aceite- por todas partes y reservar.
2.
En la misma cazuela, dorar la cebolla pelada y picada o en tiras (al gusto) y el ajo entero con piel y aplastado.
3.
Cuando empiece a tener color, añadir los champiñones en cuartos y hierbas al gusto. Cuando los champiñones hayan perdido un poco de agua y cogido color, devolver los muslitos con el jugo que quede en la fuente y el Jerez con un poco de agua, hasta casi cubrirlos.
4.
Dejar cocinar unos 20 minutos con el fuego al mínimo y la cazuela tapada, darles la vuelta y dejarlos 10 minutos más.
5.
Pasado este tiempo, controlar la cantidad de líquido que hay y continuar cocinando tapado o destapado unos 15 minutos más. Si se quiere, al final retirar los muslos, pelar los ajos y pasar la salsa por un pasapurés.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_