Menú para hoy: una ensalada para reconciliarse con la col
Sea por su olor o por las consecuencias de su sobrecocción, las coles no gozan de buena fama. Aquí te proponemos un entrante muy sencillo de preparar para que les des esa segunda oportunidad que merecen.
De todas las verduras que sufren con la sobrecocción, seguramente la col y sus familiares son las más vilipendiadas. La judía verde se pone blandurria y de color uniforme militar y las espinacas se quedan pochas, sosas y poco atractivas, pero las verduras del género Brassica tienen, además, la desagradable particularidad de desprender un olor gaseoso cuando te pasas hirviéndolas que ha traumatizado a varias generaciones. Si eres uno de los afectados, esta receta te servirá para reconciliarte con esta verdura; si ya te gusta, aprenderás una nueva manera de disfrutarla.
Ingredientes
Para 4 personas
- ½ col lombarda, repollo o cualquier otra variedad que se pueda comer cruda (unos 400 g)
- Cebolla al gusto (yo uso una entera, dulce de Fuentes de Ebro)
- Un puñado de aceitunas
- Ajo al gusto (yo uso unos 4-6 dientes)
- Aceite de oliva al gusto (yo uso unas 6 cucharadas de virgen extra)
- Vinagre al gusto (yo uso unas 6 cucharadas)
- Pimentón al gusto (yo uso una cucharadita, ahumado)
- Sal
Instrucciones
¿Puedo añadirle alguna cosa más?
Claro. Los encurtidos como pepinillos, alcaparras, o cebollitas le van estupendamente, igual que el toque picantito de las piparras o guindillas. Una manzana Granny Smith le dará aún más frescura, y una naranja en gajos también aporta sabor y textura interesantes (ambas añadidas unos minutos antes de servir, dando unas vueltas para que empapen en el aliño pero no se pongan blandas).
Un huevo duro -o un poco menos que duro, cocinado unos siete minutos y medio-, un queso cremoso como la burrata o el requesón o unas lascas de uno curado tipo manchego o parmesano le quedarán estupendamente. El tofu en cualquier versión que esté buena a temperatura ambiente -para mí, el seda o el de dureza media son los mejor funcionan en estos menesteres- será una buena opción si queremos añadir proteína vegana, igual que cualquier legumbre cocida (la preparo mucho con garbanzos). También triunfarán unos daditos de jamón o lacón, o pollo asado o cocido, bonito o sardinas en aceite -sin el aceite, para que no quede demasiado grasiento- o filetes de anchoa.
Si te ronda por la cabeza la posibilidad de ponerle bacon o panceta, hazlo de la siguiente manera: ponlo, cortado en dados, en la sartén a fuego medio-bajo y deja que suelte toda su grasa sin añadirle nada. Cuando ya lo haya soltado todo y empiece a ponerse crujiente, retira la grasa y resérvala para otros usos lúdico-festivos, añade aceite y sigue con el proceso. ¿Por qué este cambiazo, que puede parecer innecesario? Porque si no, al enfriarse la grasa del bacon se solidificará, y quedará con una textura bastante poco apetitosa.
¿Y cambiar el aliño?
Prescindir del ajo y el aceite no es recomendable -a no ser que se cambie el ajo por ajos tiernos, por ejemplo-, pero todo lo demás se puede adaptar. Si no te gusta el vinagre pero sí el zumo de limón o lima, cámbialo: en cuanto se caliente, retíralo del fuego porque si hierve puede amargar. Si te gusta el vinagre, pero te parece demasiada cantidad, puedes poner menos; yo le pongo bastante porque a mí personalmente me parece que este plato pide mano alegre con el ácido.
Respecto a las especias, puedes jugar con ellas como te salga de la col de Bruselas: solo con los diferentes tipos de pimentón que existen -ahumado, dulce, picante, etc- ya tienes para entretenerte un buen rato, además de que existe la posibilidad de usar más de uno (picante y ahumado es un combo ganador). Además puedes cambiar el pimentón por curry o ras el hanout si quieres darle un toque que la acerque a Oriente, ponerle soja y unos cacahuetes -cilantro opcional, pero recomendable- si quieres que viaje a China o añadirle un poco de mostaza y un toque dulce a la manera de una vinagreta francesa.
Me gustaría que fuera un plato único
Sin problema: a cualquiera de las opciones proteicas que mencionábamos antes puedes añadirle algún hidrato -idealmente complejo- y ya tendrás un plato único. Arroz cocido blanco o integral, fideos de arroz, alguna pasta corta, bulgur o cuscús, trigo sarraceno, quinua, cebada o trigo. ¿Mi favorita? Sin duda con garbanzos y huevo cocido siete minutos: un aliño potente, una yema cuajada-pero-no, la col crujiente y los garbanzos cremosos. Fiesta.
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¿QUÉ COMEMOS HOY?
COMIDA
Ensalada de col
Albóndigas como tú quieras con arroz, patatas, etc
Fresas
CENA
Crema de verduras
Tortilla de pisto
Yogur natural
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